Residuos Agrícolas – Parte 1
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- El 6 junio, 2005
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Se incluye en este grupo los residuos de las actividades del llamado sector primario de la economía (agricultura, ganadería, pesca, actividad forestal y cinegética) y los producidos por industrias alimenticias, desde los mataderos y las empresas lácteas hasta las harineras y el tabaco, industrias vinícolas, etc.
Son todos aquellos residuos que se generan a partir de cultivos de leña o de hierba y los producidos en el desarrollo de actividades propias de estos sectores. Estos desechos se obtienen de los restos de cultivos o de limpiezas que se hacen del campo para evitar las plagas o los incendios y pueden aparecer en estado sólido, como la leña, o en estado líquido, como los purines u otros elementos residuales obtenidos en actividades agropecuarias. Los dos grupos de residuos se generan por necesidades forestales, no energéticas, y son materiales que no tienen calidad suficiente para otras aplicaciones que no sean las energéticas.
Los residuos de la agricultura también engloban envases y plásticos . Estos últimos son especialmente abundantes cuando se emplea el sistema invernadero, y suponen un grave problema por su difícil degradación en el medio ambiente. También hay que destacar la elevada concentración de productos químicos fitosanitarios, como venenos, plaguicidas y fungicidas, así como los envases de estos productos.
Estos materiales presentan un contenido hídrico muy variable (según el desarrollo ontogénico del cultivo en la época de recolección), y la mayoría son orgánicos: ramas, paja, restos de animales y plantas, etc. Muchos de ellos se quedan en el campo y no se pueden considerar residuos porque contribuyen de forma muy eficaz a mantener los nutrientes del suelo. En algunos bosques aumentan el riesgo de incendio, pero desde el punto de vista ecológico, retirar toda la materia orgánica disminuye la productividad y retrasa la maduración del ecosistema.
Los residuos ganaderos son los producidos por los propios animales al usar la biomasa vegetal como alimento. Este tipo de residuo se incluye dentro del grupo de la biomasa animal, y puede ser originada por un animal vivo o uno muerto. En el primer caso, dan lugar a los estiércoles, purines o camas, y en el segundo, a los residuos de matadero. La mayoría de las ocasiones se utilizan como abono agrícola, especialmente si el ganadero dispone de una base territorial suficiente (ganadería extensiva), con lo que estos residuos no suponen mayor problema. El aprovechamiento de estos residuos con fines energéticos necesita un tratamiento previo de descomposición de la materia orgánica en unas condiciones de operación específicas, y se obtiene lo que se conoce como biogás y que se utiliza como combustible. No obstante, las explotaciones ganaderas intensivas, fundamentalmente de cerdos, están orientadas hacia unidades con gran número de animales, careciendo de fosas de purines y sin terreno que permita absorber la gran cantidad de residuos. El impacto ambiental de los residuos en estos casos es mucho mayor y su control es necesario para evitar deterioros ambientales. El aporte de estos residuos como abono para el campo es excesivo debido a la enorme cantidad generada, con lo que se contaminan tanto los suelos como torrentes y acuíferos, además de la emisión a la atmósfera de gran cantidad de gases como metano, amoníaco y dióxido de carbono. La llegada a las masas de agua superficiales o freáticas de la materia orgánica que contienen estos residuos produce pérdida del oxígeno disuelto e inicia el proceso de eutrofización . En el suelo supone un incremento de nitrógeno que, al no estar transformado, sufre un lento proceso de mineralización de modo que solo una parte del mismo se utiliza de manera inmediata por los cultivos. El resto es arrastrado por el agua de lluvia o filtraciones contaminando las masas de agua de la zona con nitratos, que degradan los medios acuáticos y tienen efectos nocivos sobre la salud humana.
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