Recuperemos el espacio público evitando las malas prácticas urbanas

El espacio urbano es el lugar público en que se realizan las distintas formas de intercambio comunitario y se desarrolla la civilidad; a su vez su conformación particular proporciona identidad a una ciudad, definiendo la calidad de vida de su población.

Simultáneamente, la ciudadanía constituye un reconocimiento jurídico-social a través del cual un individuo posee derechos y deberes para con su comunidad, frecuentemente, frente a una misma plataforma jurisdiccional y cultural de pertenencia, en la que todos deben de ser iguales

Lamentablemente, en el transcurso de estos últimos años, se observa un crecimiento en el deterioro del espacio urbano de la ciudad de Pilar, salvo algunas contadas excepciones como la “Plaza 12 de Octubre” o la “Plaza Luis Saglietti” de Villa Morra.

Veredas calles, plazas y parques, contextos de rutas provinciales, etc., sitios de uso común y definido carecen de mantenimiento y limpieza. Sumada a esta realidad, se detecta en veredas y espacios laterales a rutas distinto tipo de invasiones, realizadas en general por los propietarios comerciantes y/o industriales frentistas.

Las veredas de la ciudad y en particular las de Pilar presentan una degradación avanzada, algunas con desniveles, otras con sus canteros y espacios para árboles que no conservan las medidas necesarias de por lo menos 1 m2 de superficie absorbente como para poder subsistir.

A esto se agrega a diario, la venta ambulante y la intrusión de artículos para la venta o reparación en aquellos lugares que son, por ley, para circular libremente. Es así que tapiceros, muebleros, verduleros, leñeros, vendedores de artículos para el hogar, etc. despliegan sus productos con total albedrío y arbitrariedad.

Aquellos elementos, se constituyen en barreras arquitectónicas que no sólo interrumpen y entorpecen la circulación peatonal, sino que además vulneran la seguridad vial, como es el caso de la irrupción en las ochavas.

Es más, algunos frentistas han realizado marquesinas de todo el ancho de la vereda, con sus respectivas columnas a la altura de los cordones, a fin de obtener un espacio semicubierto disponible durante toda la jornada, lo que indica una abierta privatización del espacio urbano y una dificultad para los posibles estacionamientos.

De igual forma, se repite la costumbre en los contextos de las rutas, es así que vehículos, leña, durmientes, vigas premoldeadas de hormigón, contenedores y embalajes de todo tipo y dimensión, ocupan esas áreas que deberían ser verdes, es decir, deberían ser superficies con pastos, arbustos y árboles.

El uso abusivo del espacio público, que como se expresó en un principio, se acentúa y crece, cunde con el mal ejemplo y no encuentra límites, ya que el Estado y la autoridad de aplicación no realiza su gestión ordenadora. Existen normas adecuadas para frenar estas malas prácticas urbanas o los estados de abandono, se pueden mencionar a nivel municipal las Ordenanzas 420/81-74, Art. 7: Aceras en general y 107/81, Art. 1.: Obligación de construir veredas, Art. 9: Características de las aceras, respecto a veredas y su mantenimiento.

También, la Ordenanza Contravencional Municipal 44/82. Sección IV Título IV. Art.129: Venta ambulante.- Sección IV. Comercio e Industria. Art. 143 b) Venta ambulante de regionales.-Sección V. Obras Particulares. Título I a) Se encuentren o edifiquen en lugares expresamente prohibidos por las normas de zonificación o por los reglamentos municipales. -Art.152 b) Materiales de construcción en espacio público, Art. 153: Infracción al reglamento de construcción. – Sección VII. Vía Pública. Título I. Conservación. Art.192 d) Uso de la vía Pública con fines comerciales sin autorización. Art.194 a) Reparación de cercos y veredas. c) Limpieza de baldíos. Art.195: Ubicar vehículos en la vía pública para la venta. Art.197: Lavar veredas fuera de horario -Título II. Circulación. Art. 199 b) Sobre obstrucción de aceras –

La pregunta es porque no se aplican?. Porque muchos vecinos consuman esta práctica recurrente?. Prefiriendo invertir en otras cosas y utilizando el espacio urbano como depósito y/o publicidad, afectando notablemente la sustentabilidad del barrio y por ende del territorio.

Como corolario, nos encontramos con una marcada degradación del sitio público. La ciudad,- la Polis de los griegos- debería ser un ámbito de libre circulación y/o de reunión, donde se procuraran las mayores transferencias de comunicación cívica social. Sin embargo, el ámbito generado es hostil, con dificultades para ejercer el tránsito peatonal. Minado, además, de publicidad, cartelería desordenada, precaria e igualmente usurpadora.

Los habitantes, en general, escapan a estas situaciones, recurriendo entonces, al vehículo particular para realizar cortos recorridos, provocando problemas en el tránsito por su elevada complejidad y la falta de infraestructura viaria.

Resumiendo, es factible concluir que una ciudad como Pilar, cabecera de Partido, que pertenece al tercer anillo de la Región Metropolitana de Buenos Aires, posee comportamientos similares a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires -área nuclear de la región- a pesar de contar con una sensiblemente inferior densidad poblacional y complejidad funcional. Presentando condiciones negativas de accesibilidad, libre circulación y polución medio ambiental. Escenario al que se adicionan los deficientes recursos de intercomunicación y movilidad urbana como pavimento y transporte público.

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