¿Quienes se oponen a las presas hidroeléctricas en Misiones?
- Creado por admin
- El 13 diciembre, 2007
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Resulta sumamente interesante analizar pormenorizadamente los sectores y las motivaciones posibles del variopinto arco opositor a la construcción de nuevas centrales hidroeléctricas en Misiones. Dentro de esa oposición también existen buenas personas mal informadas, por la persistente campaña antirrepresas que ya lleva casi dos décadas.
El tema en su contexto general es complejo, cargado de tecnicismos que pocas personas dominan en el grado necesario para comprenderlo con la debida profundidad imprescindible para emitir cualquier opinión debidamente fundamentada.
Por otra parte, la electricidad forma parte del estratégico Sector Energético, siendo uno de los ejes imprescindibles de cualquier análisis geopolítico coherente y sólidamente basado, además de lo cual es una de las piedras angulares de toda la actividad socio económica, y en si mismo el propio Sector Energético es una actividad de capital intensivo, que requiere enormes inversiones necesariamente inmovilizadas, cuyos efectos multiplicadores en el resto de la economía pueden ser formidables.
Al contrario, la falta de inversiones, las inversiones a destiempo, o las decisiones erróneas, siempre se constituyen en impedimentos para el desarrollo socio económico.
Dado lo precedente, es evidente que los análisis simplistas o cargados de prejuicios pecan de insuficientes, estrechos o erróneos, según el caso.
De allí la enorme importancia de conocer el contexto general y evaluar correctamente los diversos factores en juego, analizándose también los diversos y encontrados intereses que se juegan en cada decisión de importancia.
Tal como siempre sucede en los sectores de alta sensibilidad estratégica, existen muchos intereses encubiertos, poderosos jugadores que desde el anonimato “mueven sus fichas” en función de intereses sectoriales, los que muchas veces están en clara contraposición con los Intereses Nacionales.
Los peones de ese ajedrez tan intrincado muchas veces ni siquiera saben que son usados como “material de descarte” en ese complejo juego de intereses; y en otros casos venden su participación al mejor postor, o a cambio de jugosas ventajas personales sin hacerle asco trabajar en contra de los Intereses Nacionales (tal el caso de los cipayos asumidos), o también las ansias de figuración y las posibilidades de “calificar” para cargos políticos pueden ser poderosos incentivos que transformen en fervorosos opinantes a destajo a personas sin conocimiento específico alguno.
De esa forma se puede ver haciendo causa común a ecologistas fanáticos transformados en dóciles y maleables instrumentos al servicio de nuestro subdesarrollo crónico; repitiendo frases armadas elaboradas en el mundo desarrollado; sumándose a políticos oportunistas enancados en proyectos retrógrados o en la crítica como único objetivo; tecnócratas cortoplacistas; comunicadores sociales mercenarios; marxistas huérfanos de causa que vuelcan sus frustraciones doctrinales oponiéndose a “todo lo que huela a capitalismo”…aunque se les demuestre que con ello perjudiquen a Argentina (a la que no aman, pues al igual que los neoliberales son apátridas disfrazados de “ciudadanos del mundo”.); y menos visibles pero no por ello inexistentes, los poderosos intereses vinculados con la generación termoeléctrica.
El conjunto que fogonea el “lobby” termoeléctrico está conformado por las petroleras y gasíferas (hoy casi en su totalidad empresas extranjeras), importadores y representantes de fabricantes de usinas termoeléctricas, transportistas de hidrocarburos, y otros intereses menores asociados. Todos ellos vinculados de uno u otro modo con los sectores políticos más recalcitrantemente conservadores y neoliberales en lo económico, perennes aliados de los intereses transnacionales interesados en mantener enanizada a la economía argentina, y haciéndole juego al proyecto de balcanización nacional.
La metodología no es nueva, pues desde que Argentina entró en la era del maquinismo, los mismos sectores (excepto los ecologistas fundamentalistas, que constituyen la nueva “tropa de choque” para frenar el desarrollo) operaron en modo similar, tal cual en las décadas del ’30 y del ’40 Scalabrini Ortiz ya había definido claramente en varios de sus medulosas investigaciones; mientras Jauretche por su parte desnudaba los mecanismos de colonización cultural, que inculcados sutilmente distorsionan la visión de la realidad mediante prejuicios repetidos hasta el hartazgo, que terminan siendo aceptados como verdades incontrastables…aunque no resistan ningún análisis serio.
Primero se decía que Argentina no tenía petróleo ni carbón…para favorecer las importaciones de hulla británica.
Al instalarse las primeras usinas, bajo pretexto de “ineficiencia del Estado” se favoreció la total extranjerización de la actividad eléctrica; maniobra a la que se opusieron varios patriotas, entre ellos el pionero de la aviación y primer ingeniero electricista, Jorge Newbery (al cual no por casualidad solo se lo recuerda en su faceta de piloto y deportista, no de ingeniero y gran patriota).
Descubierto el petróleo, sistemáticamente se atacó el accionar del Estado Nacional, siempre bajo las excusas de “la libertad de comercio” y “la ineficiencia del Estado”.
La generación hidroeléctrica fue también atacada desde el siglo XIX, llegándose a encarcelar en base a una campaña de infamias al precursor Bialet Massé, constructor del dique San Roque.
En todo el siglo XX las obras hidroeléctricas fueron peyorativamente calificadas como “faraónicas”, mientras que al demorárselas se seguía quemando valioso y escaso petróleo y gas.
El desguace del Estado comenzó con la gestión de la dupla Videla – Martínez de Hoz; pero paradójicamente los frenos prácticamente totales al Plan Nuclear y al Plan de Grandes Obras Hidroeléctricas se hicieron patentes a partir del retorno de la democracia, tan tergiversada sobre todo desde el Pacto de Olivos y la reforma constitucional de 1994.
El neoliberalismo salvaje, instaurado en el menemato, significó una drástica profundización de las medidas antinacionales, dentro de las cuales la abolición de toda planificación, la entronización del cortoplacismo y el falaz dogma de “dejar que los ‘mercados’ (léase monopolios) solucionen todo”, nos llevó a la severísima crisis energética en la que estamos ahora.
Y como los ecologistas propugnan la nefasta filosofía genocida del “crecimiento cero” prohijada por el Club de Roma, son tropas de choque para oponerse a toda obra de progreso.
En un siguiente artículo explicaré –nuevamente- porqué resulta evidente que oponerse a las represas es oponerse al desarrollo, y oponerse al desarrollo es promover la extensión de la miseria y el subdesarrollo, que son las principales fuentes de contaminación ambiental…aunque los “ultras” se nieguen a aceptarlo.
Por: Carlos A. Ortiz
Ex Docente – Investigador – FCE – UNaM = Especialista en la Temática Energética
Cursante de la Maestría en Gestión de la Energía
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