¿Porqué es necesario controlar la calidad del agua de red?

Un tratamiento eficiente de agua de abastecimiento que culmine en desinfección debe producir agua sin bacterias coliformes (debe ser imposible detectar la presencia de gérmenes coliformes en una muestra de 100 ml.).

Pero el agua que reúne condiciones de potabilidad al ingresar al sistema de distribución, puede deteriorarse antes de llegar al consumidor, por: depósitos y tanques de almacenamiento defectuosos o sucios, fisuras o roturas de las cañerías de distribución ( principalmente aquellas bajo tierra), que constituyen una posible vía de ingreso de contaminantes.

Las zonas más vulnerables de la red interna son los tanques elevados y depósitos de almacenamiento que durante largo tiempo no reciben ningún tipo de limpieza y mantenimiento, transformándose en focos infecciosos de alto riesgo para la salud.

Los tres aspectos básicos para mantener la calidad del agua que entra al sistema de distribución interna de cada establecimiento son:

Verificación y reparación de los elementos constitutivos de la instalación interna.

Limpieza de tanques y depósitos de almacenamiento de agua potable.

Desinfección por exceso de cloro de los tanques y cañerías de distribución e instalaciones de bombeo.

Es aconsejable realizar el operativo de limpieza y desinfección una vez al año, preferentemente antes de la llegada del verano.

Las industrias deben realizar un control bacteriológico de agua  cada 6 meses y un control fisicoquímico un vez al año, según la Ley Nacional de Higiene y Seguridad en el Trabajo.

De esta forma, manteniendo el sistema de distribución en condiciones de limpieza y controlando la calidad regularmente se asegura que el agua destinada a consumo e higiene personal está dentro de los límites de calidad aceptables.