Otra vez las napas…
- Creado por admin
- El 1 enero, 2000
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En publicaciones anteriores explicamos como se forman las aguas subterráneas y hemos hecho hincapié en las características particulares de la parte norte y este de la provincia de buenos aires.
En este momento gran parte del Conurbano Bonaerense e incluso de la Capital Federal están bajo amenaza de anegamiento por ascenso de napas.
En realidad esto viene ya desde hace algunos años y se ha manifestado en forma saltuaria en diferentes puntos de la región, pero como siempre, nadie se ocupa de encarar una política integral de prevención ante estos problemas.
Este comentario no pretende ser una de las tantas críticas que pasan rápidamente al olvido o caer en el facilismo de la amenaza apocalíptica, digamos que solamente intenta promover la reflexión y la acción sobre este particular.
El problema es realmente complejo y hay que atacarlo por todos los frentes para lograr, paulatinamente, una solución o al menos un paliativo que evite o minimice las consecuencias de este fenómeno.
Lo primero es reconocer que no es “una desgracia natural que nos cayó del cielo” sino más bien una consecuencia de los malos manejos ambientales.
Lo segundo es asumir que de una manera u otra TODOS somos culpables o mejor aún que todos debemos participar.
Hay varios puntos de reflexión. Por ejemplo se debe saber que el ascenso de la freática no es por si solo el causante de la debacle. Entre otras cosas ¿qué podemos decir de la red de ductos pluviales? – que no existe, salvo excepciones muy puntuales, y que el resto de lo construido es, francamente, obsoleto.
Y entonces ¿adonde va el agua de lluvia? – infiltra claro, pero para hacer un cóctel maligno con los pozos absorbentes y generar una mayúscula contaminación que la sufren, sobre todo, los barrios de menores recursos.
Otro punto: la desaparición o entubamiento de los cursos naturales de drenaje superficiales como el arroyo Medrano, el Maldonado y otros obliga al agua a formar corrientes superficiales erráticas y acumulaciones anómalas que, al menos en parte, también van a parar a la primera napa.
¿Y los endicamientos artificiales de las grandes construcciones?
¿Y la falta de evapotranspiración por ausencia de vegetación natural?
En fin podemos abundar y hacer una descripción extensa de causas y efectos pero mejor pasamos a otro interrogante ¿qué hacemos? – Hay mucho para hacer, evidentemente, pero se debería empezar por prevenir los daños instalando bombas de achique que reduzcan el caudal y lo deriven a sus fuentes naturales.
Esto dicho “a priori” y en un sentido local por que es utópico esperar el cumplimiento de una plan integral realizado por las autoridades de turno.
Ahora bien si Ud. quiere proteger su casa, fábrica o lo que sea recuerde que la instalación de bombas debe responder a un proyecto previamente calculado. Deberá tener en cuenta la ubicación, profundidad y potencia de la batería, el mantenimiento electromecánico, el control de la infraestructura, la evolución de los niveles y el correcto desarrollo del cono de depresión entre otros factores.
Claro que también deberá tener cuidado con la descarga. Todo se debe planificar al detalle pues no se puede mandar agua a cualquier lado por que solo tendremos más de lo mismo. Se debe analizar y, eventualmente, tratar estos fluidos antes de descargarlos en los ductos autorizados al efecto así como también prever los efectos de este aumento de caudal en el transporte y etc. etc.
Bien. Como les decía más arriba esto solo intenta ser un artículo de divulgación que invite a pensar y no una aburrida metodología técnico-científica.
No obstante les dejo una sugerencia. Si tiene intereses en zona de problema no espere que el agua le llegue a los tobillos. Los efectos son desbastadores y algunos daños irreparables.
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