Ototoxocidad y agentes químicos
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- El 1 enero, 2000
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La intoxicación del oído u ototoxicidad no involucra al oído externo ni al medio, pero sí afecta al oído interno o al nervio vestíbulo-coclear (el que envía la información desde el oído interno al cerebro).
Como el oído interno está involucrado tanto en los sentidos de la audición como del equilibrio, la ototoxicidad puede provocar trastornos en uno o ambos sentidos.
Palabras claves: OTOTOXICIDAD, OIDO INTERNO, NERVIO VESTIBULO-COCLEAR.
La ototoxicidad es, de manera muy simple, el envenenamiento o intoxicación del oído, lo que ocurre cuando los iindividuos tienen contacto con fármacos, drogas o sustancias químicas tóxicas para el oído.
¿Qué causa la ototoxicidad?
Desafortunadamente, muchas sustancias químicas, desde la aspirina hasta el xileno, tienen potencial ototóxico. Estas sustancias químicas incluyen medicamentos libres de prescripción (los famosos OTC u overthe counter) y sustancias químicas ambientales.
En la mayoría de los casos, la sordera ototóxica se debe a fármacos como los antibióticos aminoglucosidos (amikacina, gentaminina, estreptomicina), diuréticos de asa (bumetanida, furosemida), anitineoplásicos (cisplatino) y salici-latos (aspirina).
En el nivel ocupacional, con frecuencia la sordera ototóxica resulta de la exposición a sustancias que lesionan la cóclea; la mayor proporción de ototoxinas lesiona las células pilosas o ciliares, ya sea de manera directa o a través de mecanismos que alteran otros cocleares.
El siguiente listado contiene algunas de las sustancias que causan ototoxicidad:
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Antibióticos aminoglucósidos.
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Amikacina.
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Estreptomicina.
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Neomicina.
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Dentamicina.
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Netilmicina.
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Dihidroestreptomicina.
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Antineoplásicos (medicamentos contra el cáncer).
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Cisplatino.
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Bleomicina.
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Vincristina.
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Diuréticos.
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Químicos ambientales.
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Aspirina y compuestos que contienen aspirina.
La sordera también puede resultar de la exposición a sustancias ototóxicas en el lugar de trabajo, los metales pesados, entre estos el arsénico, cobalto, plomo, litio, mercurio y torio, tienen potencial ototóxico comprobado. Otras sustancias químicas ototóxicas incluyen el cianuro, benceno, colorantes de anilina, yodo, clorofenotano, dimetilsulfóxido, dinitrofenol, propilenglicol, medinitrofenol, bromato de potasio y tetracloruro de carbono.
¿Qué tan común es esto?
Es casi imposible decir con cierto grado de confiabilidad cuántos individuos con problemas del oído interno son víctimas de ototoxicidad aunque es posible afirmar que algunos fármacos pueden ocasionar este problema en un 25% ó más de los individuos que los toman. Debido a su naturaleza, este problema es muy subdiagnosticado, de tal manera que el verdadero tamaño del conflicto no se conoce con precisión.
Por lo general, la sordera por antibióticos, aminoglucosidos es la más frecuente e irreversible, y puede presentarse algún tiempo después de la aplicación de dichos antibióticos, inclusive cuando ya se suspendieron. De modo ocupacional, la sordera por disolventes orgánicos es la más frecuente, seguida de aquella inducida por metales pesados.
¿Cual es el daño?
Esto se debe a que en la endolinfa alcanzan concentraciones muy superiores a las que se encuentran en otros líquidos orgánicos. En la endolinfa persisten durante muchos meses debido a la lentitud de su reabsorción por el saco en-dolinfático. Por tal razón, la sordera por ototoxicidad es irreversible, no es susceptible de tratamiento y además, las prótesis electrónicas no son útiles.
En las industrias con ambientes de trabajo ruidosos, los trabajadores que reciben tratamiento médico con fármacos potencialmente ototóxicos, tienen riesgo elevado pues la combinación del tratamiento con el traumatismo del ruido inducen un mayor grado de sordera que cualquiera de estos por separado. Sin embargo, es probable que la aspirina no origine un incremento de este tipo de hipoacusia inducida por ruido (HIR). Los pacientes con cualquier tipo de sordera nerviosa preexistente, incluso la HIR, son mucho más susceptibles a los efectos ototóxicos de los fármacos.
Dos áreas pueden ser dañadas o destruidas por ototoxicidad, el nervio vestíbulo-coclear, y las células pilosas (dentro del órgano de Corti) del oído interno.
Las células pilosas son partes microscópicas del oído interno que perciben las ondas de fluido causadas por el sonido o por el movimiento de la cabeza. El órgano de la audición la cóclea, está cubierta con miles de células pilosas en toda su longitud: los cinco órganos del equilibrio, localizados en los canales semicirculares y el vestíbulo (canales anterior y semicircular, posterior semicircular y lateral semicircular así como sáculo y utrículo) también contienen miles de células ciliadas.
Normalmente, el nervio vestíbulo-coclear conduce la información de la audición y el equilibrio desde el oído interno hasta los centros de la audición y equilibrio en el cerebro. Cuando ocurre un daño, es posible cualquier grado y combinación de pérdida de la audición y desequilibrio, dependiendo del área o áreas del nervio afectadas y de la cantidad de información que esté llevándose al cerebro.
¿Cuáles son los síntomas?
Los síntomas pueden variar desde un ligero mareo hasta la completa incapacidad y desde algún zumbido o tinnitus (sensación subjetiva de campanilleo) hasta la sordera total.
Cuando se presenta, la pérdida de la audición generalmente comienza en las frecuencias más altas (notas altas) y puede progresar hacia el rango de la comunicación y entendimiento. El tinnitus también puede estar presente. En el peor de los casos, la pérdida de la audición puede ser total.
Los síntomas de la pérdida de la función del equilibrio o vestibular pueden no sentirse o entenderse inmediatamente. No solo puede ocurrir el daño lentamente o después de que el tratamiento haya terminado, sino que las condiciones generales del individuo que recibe el tratamiento pueden por sí solas confundir el asunto. Quienes reciben medica-mentos contra el cáncer o antibióticos pueden estar muy enfermo y débiles, e incluso, quejarse de mareos aún antes de que inicie el tratamiento.
Los síntomas de la pérdida vestibular causada por compuestos ototóxicos no son únicos de ototoxicidad ya que pue-den semejarse a los de otras causas. Pueden incluir pero no estar limitados a la incapacidad para tolerar el movimiento de la cabeza, la marcha amplia (caminar con las piernas apartadas más allá de lo usual), dificultad para caminar en la oscuridad, inestabilidad, mareo, visión borrosa, oscilopsia (visión con oscilación aparente de los objetos), y fatiga severa.
El vértigo (la percepción de movimientos que no están ocurriendo o que ocurren de manera diferente a la percepción) el nistagmo (movimiento de los ojos) y el vómito pueden ocurrir, pero no son comunes.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico se basa en la historia clínica del paciente, los síntomas y los resultados de las pruebas, aunque no hay una específica para ototoxicidad, más bien, el diagnóstico se sustenta en la exposición crucial a ototóxicos. Algunas pruebas a utilizarse para determinar qué tanto se ha perdido de la audición o el equilibrio son el VAR (Vestibulo Auto-rotation Test), prueba de rotación autovestibular, ENG, balance de la plataforma SHAT (silla rotatoria), prueba del movimiento de cabeza, EcoG, ABR, audiometría de tonos puros, logoaudiometría o discriminación del lenguaje y otras más de rutina para problemas del oído interno.
¿Cuál es el tratamiento?
En la actualidad no hay tratamiento que pueda revertir el daño. Los disponibles están dirigidos a reducir el efecto del daño y a rehabilitar la función. Sin embargo, se puede ayudar a los individuos con pérdida de la audición con audífo-nos o ayudas auditivas, y aquellos con pérdida bilateral profunda pueden beneficiarse con implantes cocleares. (Mu-chos de los pacientes que reciben implantes cocleares son víctimas de ototoxicidad).
Para la pérdida de la función del equilibrio, la terapia física ha sido de gran valor para muchos. El enfoque de la fisio-terapia consiste en ayudar al cerebro a acostumbrarse al cambio de información que proviene del oído interno y para que el individuo encuentre otras formas para mantener el equilibrio. Se puede desarrollar un mayor sentido muscular o de la visión (propiocepción) a través de la fisioterapia formal o de un programa de acondicionamiento físico general y de ejercicios.
¿Cómo pude prevenirse?
La valoración audiométrica es adecuada para identificar y vigilar la exposición ototóxica. Es importante la identificación de pacientes con riesgo elevado de sordera por ototoxicidad para evitarla, las personas con sordera nerviosa preexistente, o con daño renal o hepático tienen un alto riesgo.
Los fármacos ototóxicos se administran a la dosis más baja compatible con la eficacia terapéutica. Se vigilan las con-centraciones séricas máximas y las subsecuentes para reducir el peligro de dosificación excesiva. También se evita, en lo posible, la administración simultánea de varios fármacos ototóxicos (por ejemplo furosemida y gentamicina) para reducir al mínimo los efectos sinérgicos.
Bibliografía
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Fuente: Higiene y Seguridad
Asociación Mexicana de Higiene y Seguridad (Amhsac)
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