Minería sustentable
- Creado por admin
- El 12 marzo, 2012
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El principal problema al momento de enmarcar cualquier discusión es establecer los principios básicos de acuerdo en los que se basa la misma.
Sin estos principios es muy difícil encausar un diálogo y, mucho menos un debate.
Con la cuestión de la minería a cielo abierto, hay muchas posturas tomadas; muchas de ellas aparentemente irreductibles, pero también otras parten de principios comunes a veces enumerados de formas distintas. Casi como si existiera un miedo a la coincidencia a riesgo de ser tildado de apátrida o de romántico según el caso.
1) Los minerales son necesarios para la vida humana.
Esta es una verdad de Perogrullo, sin embargo nos pone en la necesidad de aceptar la minería, por supuesto exigiendo los controles pertinentes, pero todos debemos admitir que la minería es necesaria para el desarrollo de la humanidad. Si no estamos de acuerdo en una verdad tan esencial no vale la pena seguir adelante
2) Toda actividad humana lícita debe ser capaz de ejercerse minimizando sus impactos ambientales logrando una ecuación costo-beneficio positiva al ambiente (en el sentido amplio del término, es decir bienes, personas, flora fauna y recursos)
Esta también es una verdad en la que todos tenemos que coincidir. No es válido el argumento de generar puestos de trabajo para “pagar” una posible contaminación, ni el de pagar impuestos, pues los costos asociados a la contaminación son excesivamente caros e irremplazables por dinero en efectivo por mucho que éste represente.
Una vez establecidos estos dos puntos básicos podemos ahondar en los distintos argumentos de uno y otro lado sin perder de vista estos dos nortes.
1º Argumento: “No nos oponemos a la minería tradicional, nos oponemos a la minería a cielo abierto”
Como primera observación debemos decir que generalmente la minería tradicional y la minería a cielo abierto no son opciones. Muchas veces son excluyentes.
Cuando la presencia del mineral se encuentra concentrada en vetas subterráneas, es posible encarar el proceso de minería tradicional que, es cierto genera menos contaminación al ambiente, pero se realiza en condiciones de seguridad e higiene deplorables para los trabajadores.
En cambio la minería a cielo abierto se aplica cuando el mineral se encuentra esparcido en la roca en pequeñas concentraciones de manera que para obtenerlo se emplea un método agresivo de explosión y posterior separación química. Sin embargo, las empresas que lo realizan siguen estandares muy altos en materia de seguridad e higiene en el trabajo.
Si bien es cierto que la minería a cielo abierto se realiza en condiciones ambientales críticas que requieren un control estricto por parte de las autoridades, no es menos cierto que la minería tradicional se realiza en condiciones de seguridad e higiene críticas que también requiere un control estricto por parte de las autoridades. En los dos casos, no vale prohibir, porque si todos prohibimos atentamos contra nuestra coincidencia N°1.
Pero una cosa es prohibir y otra es acotar, controlar, legislar y sancionar cuando corresponde.
2° Argumento: “La minería a cielo abierto destruirá las poblaciones transformándolas en pueblos fantasma”
Todo proceso de radicación industrial tiene una etapa de implantación, una etapa de funcionamiento y una etapa de desmantelamiento.
La implantación de una actividad semejante (generalmente en pueblos pequeños) provoca una mejora momentánea de la actividad económica (por el aumento de servicios prestados a la empresa) y un aumento de la población para el aporte de mano de obra. Los sueldos pagados (buenos sueldos) provocan que la población abandone sus actividades tradicionales (muchas veces la agricultura y/o ganadería) y se empiece a depender cada vez más del yacimiento. Esta situación se prolonga por toda la etapa de funcionamiento. Pasadas varias décadas de vida útil del emprendimiento nos encontramos con una economía totalmente dependiente del yacimiento.
Ahora bien, la inevitabilidad de esta descripción vuelve fuertemente necesaria la famosa licencia social que hoy las empresas han aceptado como necesaria para su radicación.
¿Qué representa esa licencia social? Es la demostración de que la comunidad ha realizado este cálculo costo-beneficio y ha decidido asumirlo.
Ahora bien, y esta es una humilde opinión, una comunidad que entrega su subsuelo para la explotación durante décadas permitiendo al estado nacional recibir regalías y a las empresas pingües ganancias, debería por lo menos tener solucionados sus problemas estructurales y transformarse en una comunidad próspera. No puede ser que al final de la historia terminen siendo pueblos tan pobres como antes. Fallan las empresas y fallan los políticos.
3° Argumento: “La minería genera puestos de trabajo directos e indirectos, paga ganancias y regalías, trayendo beneficios económicos”
De vuelta aquí estamos hablando de costos y beneficios. El Estado Nacional es propietario de lo que se encuentra en el subsuelo, las mineras lo extraen y pagan un canon por ello. El impuesto a las ganancias y los puestos de trabajo forman parte de su negocio y de su ecuación por lo que no deberían entrar en la discusión como no entran en la discusión en ninguna actividad. De vuelta, si el canon pagado es mucho o poco, dependerá de la ecuación costo-beneficio que haga el estado y este sí es un tema para discutir y muy largamente, pero excede el objetivo de esta nota y debe decididamente encararse entre gente que sabe.
4° Argumento: “toda actividad humana contamina, lo que se puede hacer es minimizar sus efectos”
Esto es decididamente falso en el caso de la minería. Con las inversiones suficientes no debería producirse contaminación. Una actividad tan rentable debe trabajar con estándares suficientemente estrictos como para no permitir la contaminación. De otra forma estamos vulnerando nuestro 2° punto de acuerdo.
Finalmente debemos decir desde nuestra página que nosotros no demonizamos ninguna actividad, sabemos que todas pueden realizarse cumpliendo con las normas internacionales y/o nacionales y realizando las inversiones correspondientes.
Lo más importante de este tema es justamente que se empiece a discutir desde el Estado y desde las organizaciones empresariales y no gubernamentales, aceptando argumentos y retrocediendo, cuando corresponde, para llegar a buen puerto en la charla o discusión.
Esta digresión no es más que el aporte de un grano de arena en la necesaria discusión que debe darse alrededor de este tema.
Fabián Valentinuzzi
Estrucplan Consultora
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