Manifiesto por la cultura de la veracidad
- Creado por admin
- El 28 agosto, 2009
- 0
Para encabezar este texto me he permitido tomar el título de un libro de Juan José Cebreli (EL OLVIDO DE LA RAZON, Editorial Sudamericana, 2006), en el que analiza con rigor y lucidez las corrientes filosóficas que formulan preguntas y buscan respuestas alejadas por completo de la racionalidad y desarrolla argumentos contra las corrientes y tendencias que la mayoría de las veces ocultan en énfasis y artilugios retóricos su vocación de fanatismo (tomado en parte, textual de la contratapa).
Esto viene a colación para hacer algunas consideraciones sobre el discurso antiminero que se intenta instalar en la sociedad no informada. Pongo a modo de ejemplos los casos de la carta del Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel a los rectores de las Universidades solicitándoles que rechacen los fondos provenientes de YMAD, la militancia en ese sentido del Premio Nobel alternativo Daniel Montenegro, las recurrentes emisiones del programa La Liga en Telefé sobre la minería, las expresiones de algunos Diputados, las notas que aparecen cada tanto en Página 12, en el programa Después de Todo y la infinidad de páginas web que podemos encontrar con sólo poner en el buscador “minería a cielo abierto”.
Una organización que se llama Conciencia Solidaria ha elaborado un video en oposición a la minería con la participación de conocidos actores argentinos. Después de haber observado este lastimoso producto, encontré, por casualidad, una nota aparecida en el periódico estadounidense Central Winsconsin Sunday del 2 de Febrero de 2003 sobre las dudas que se generaron acerca del alunizaje de la misión Apollo. En esa nota aparecen unas declaraciones del actor Tom Hanks (ganador del Oscar, protagonista de la película Apollo XIII) diciendo: “Vivimos en una sociedad donde no existe una ley respecto de ganar dinero mediante la divulgación de la ignorancia o en algunos casos de la estupidez…”
Me interesa apuntar esta reflexión puesto que proviene de un actor, colega de los participantes del video antes mencionado, que puede perfectamente aplicarse en este caso, dado que ese clip es una invitación a la ignorancia poniendo en vigencia como nunca aquel viejo dicho de “hablan con la seguridad de los tontos” repitiendo un guión repleto de imprecisiones, de falacias, de medias verdades y apelando al miedo de los que no están informados.
El problema estriba en que nadie presenta evidencias que confirmen la existencia de alguno de los procesos de contaminación, tampoco se han demostrado las denunciadas violaciones a los derechos humanos, ni la desaparición de actividades agropecuarias en las cercanías de los proyectos de Bajo de Alumbrera o Veladero o las borateras salteñas y jujeñas o Aguilar o Cerro Vanguardia, ni algún derrame de cianuro acompañado de un modelo de dispersión (perdón por el tecnicismo) para las condiciones físicas del área (entiéndase caudales de los ríos y arroyos, pH de sus aguas, características y afectación de la vida natural en su área de influencia etcétera) tampoco se difunde con datos precisos cuál es el grado de toxicidad del cianuro en relación con otras sustancias de uso cotidiano y hogareño que dejamos manipular a nuestros hijos, lo mismo para el famoso polvo de las explosiones de Veladero que aporta arsénico al agua del Rio Jáchal (maravillándonos con la capacidad de dispersión de ese arsénico que viaja más de 300 km!!! y que para desgracia se une al arsénico y al boro que naturalmente tiene ese rio desde su formación algunos cientos de miles de años antes de que comenzara a operar esa mina).
Debemos salir a decir claramente que esas afirmaciones necesitan pruebas, que el tratamiento y abordaje de los problemas relacionados con conocimientos técnicos o científicos se basan en el análisis sin prejuicios de los hechos. Pero, de igual forma que el análisis debe realizarse sin prejuicios, tampoco aceptamos que se haga desde la especulación. Los métodos planteados por las distintas ramas del conocimiento han permitido, permiten y permitirán que el conocimiento crezca para que evitemos el abuso sistemático de la buena fe del público y el continuo insulto a la inteligencia de una gran parte de la ciudadanía que piensa diferente o que por lo menos toma con precaución esa información y espera tener más elementos de juicio para formarse una opinión.
Aún así, una buena parte de la opinión pública que no maneja información fidedigna, está convencida de la autenticidad de lo que dicen estos personajes, aunque algunas de esas afirmaciones que apelan a las emociones más que al raciocinio, tienen menos fundamento que la esperada visita de Los Reyes Magos.
Cuando se seleccionan los hechos, se exponen parcialmente y se mezclan con la finalidad de que los receptores obtengan una conclusión sesgada, el resultado es la peor actitud que puede adoptar un comunicador: la manipulación.
Como decía al principio, ya hace un tiempo que desde algunos medios de comunicación y desde programas de amplia difusión como es el caso de La Liga o Después de Todo, reiteradamente se ha intentado proveer a la población de datos o análisis manifiestamente erróneos, incompletos o contrarios a hechos conocidos y comprobables o mostrando parcialmente el problema. Esto induce al público observador a llegar a conclusiones incompletas o indefectiblemente falsas. Y estos datos seleccionados y manipulados contribuyen claramente a la incultura.
Estos programas documentales pretendidamente veraces falsean o inventan datos para obtener algún beneficio no explicitado y con el fin de crear un misterio son capaces de obviar la realidad consiguiendo sólo instalar confusión, cuando no miedo o pánico. Hablan con pretendida autoridad de lo que no saben y cabe aplicarles una variante adaptada de la ley de Grey: “Cualquier incompetencia suficientemente avanzada es indistinguible de la malicia”.
A los señores de la desinformación tenemos que exigirles que aporten pruebas que respalden tales afirmaciones. Así se ha comportado siempre el avance del conocimiento.
En este país tan carente de formación científica, con una clara pérdida de cultura media en la población y con una escasez crónica de programas de divulgación del conocimiento y de enseñanza de las formas correctas de razonar, la profusa difusión de afirmaciones de este tipo no sólo no incrementa la cultura media de la población sino que la disminuye a través de datos erróneos o de especulaciones sin el menor fundamento racional.
Por esta razón es necesario que los intelectuales, profesionales, docentes, estudiantes, obreros y todas las personas razonables de cualquier condición nos manifestemos e invitemos a manifestar por el imperio de la racionalidad, de la honestidad intelectual y de la veracidad con la que somos informados y volviendo a apoyarme en la lucidez de Cebreli para decir que debemos forjar ese imperio en contra de las corrientes y tendencias que ocultan en énfasis y artilugios retóricos su vocación de fanatismo. Porque entiendo que ése, la educación, es el único camino para sentar las bases de la tan mentada sociedad justa y equitativa.
Por: Horacio Puigdomenech
Geólogo – Matricula Profesional J002 Consejo Profesional de Ciencias Geológicas de San Juan.
Profesor Titular Ordinario Cátedra de Geología Económica Departamento de Geología.
UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN ([email protected])
Enviado por: Raul A. Roldán
0 comentarios on Manifiesto por la cultura de la veracidad