La seguridad eléctrica en el hogar – Parte 2
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- El 6 septiembre, 2013
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Electricidad segura y con calidad
Una vez finalizado el plano de los circuitos y la auditoría eléctrica, es momento de recorrer la casa estudiando la seguridad de los sistemas eléctricos. Éstos merecen ser cuidadosamente observados y comprendidos, a fin de minimizar riesgos y economizar energía.
La seguridad comienza por casa
Una hermosa vivienda, si no cumple con las normas de seguridad eléctrica obligatoria, puede transformarse en un lugar muy peligroso.
Para impedirlo, existen elementos de protección y conexiones básicas que evitan la electrificación de los artefactos (pueden causar severas lesiones y hasta la muerte), e incluso que se produzcan incendios y sobretensiones que puedan dañar un electrodoméstico.
Veamos cuáles son.
Cuestión de patas
Aspectos técnicos/legales
A partir del 30 de junio de 2007 finalmente entró en vigencia un aspecto demorado de la Resolución 92/98 de la Secretaría de Industria, Comercio y Minería del año 1998 y normas complementarias.
Es el que fija las pautas mínimas de seguridad que debe cumplir cualquier equipamiento eléctrico, electrónico y/o electrodoméstico que se produce, importa o comercializa en el país.
Esa norma prohíbe la comercialización de cualquier otro tipo de fichas (enchufes) y tomacorrientes que no sean de tres patas planas. También prohibe la venta de tomacorrientes “binorma” o “combinados”, que permiten introducir tanto las fichas autorizadas como las de perno redondo de dos patas. Sin embargo, existen otros aspectos no contemplados en la Resolución que ayudan a incrementar la seguridad. Analicemos algunos de ellos.
Tres son mejor que dos. Según esta resolución, todos los artefactos eléctricos deben tener ficha de tres patas planas: una para el polo “vivo”, otra para el “neutro” y la última para la “tierra”. Esta tercera espiga, la de la tierra, brinda protección ante eventuales fallas en la aislación de los equipos y permite que cualquier descarga eléctrica sea a tierra. En cambio, con enchufes de dos patas redondas las descargas eléctricas van directamente al cuerpo del que toca el aparato.
En pocas palabras: los enchufes de patas redondas no corren más y debe abstenerse de usarlos. En el caso de los aparatos más pequeños y de carcasa plástica (impresoras, licuadoras, equipos de audio) la norma establece que pueden tener enchufes de dos patas planas inclinadas.
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Para poder conectar los nuevos equipos en instalaciones antiguas, muchas personas utilizan adaptadores de tres patas a dos pernos redondos. Esto elimina la descarga a tierra y es un error grave que podrían pagar con sus vidas.
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Fichas y tomacorrientes. De nada sirve tener un artefacto con ficha de tres patas si no se tiene dónde enchufarlo de manera correcta. La citada Resolución implica que los tomacorrientes también deben ser de tres espigas planas. Por lo tanto el uso de adaptadores de tres a dos patas cilíndricas está totalmente prohibido, ya que de esta manera gran parte de la seguridad del artefacto y la suya queda anulada al inhabilitarse la tercera pata.
Por el mismo motivo, evite el uso de prolongadores que no posean fichas de tres espigas.
A tierra. Pero todo lo anterior tampoco alcanza. El tomacorriente debe tener conexión a tierra, si no todo sería inútil y tanto los aparatos como los usuarios seguirían corriendo peligro de recibir un shock eléctrico.
Acorde a la Resolución 92/98, las fichas y tomacorrientes de uso doméstico deben tener el formato IRAM 2063 ó 2073 según corresponda a la clase de aislación de los aparatos. Los denominados “clase 1” incluyen una medida de seguridad en forma de conexión de las partes conductoras al cable a tierra. En cambio, los de “clase 2” contienen medidas adicionales de seguridad (como el doble aislamiento) o no tienen cubiertas metálicas sino carcazas de plástico y no prevén medios de protección de puesta a tierra.
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Verificando enchufes
En nuestro país, todos los artefactos modernos usan la ficha de tres patas planas. Estos enchufes (así como sus respectivos cables) pueden sufrir daños, particularmente si están conectados a aparatos de mano. Verificar un enchufe no es complicado y estos consejos pueden ayudarle.
Daños a la vista. Remueva la ficha del tomacorriente y verifique que no esté deteriorada. Si así fuera, no la repare con cinta adhesiva o scotch. Mejor cámbiela por una ficha sana.
Sea precavido. Si al remover un enchufe siente que las patitas están muy calientes o las ve un poco derretidas, está ante una señal clara de que el artefacto está exigiendo a la instalación más de lo que ésta puede dar. Evite su empleo hasta adecuar los circuitos del hogar.
Color. Busque otros signos de sobrecalentamiento, tales como decoloración o manchas en la carcaza plástica
de la ficha y alrededor del toma.
Prevención. Cuando quiera desenchufar un artefacto tire de la ficha, no del cable.
Firmeza. Verifique que la ficha esté firmemente encastrada en el toma y que su conexión no ofrezca demasiada resistencia.
Integridad. Verifique que las tapas de los tomas no estén rotas y expongan los cables. Reemplace aquéllas quebradas o inexistentes.
Fichas bien armadas
En aquellas fichas que no están blindadas al cable del artefacto, es posible verificar que el cableado esté bien conectado. En primer lugar, desenchufe la ficha y emplee un destornillador para retirar la tapa.
Luego compruebe:
El cable marrón va al vivo o “fase” (F)
El cable azul va al neutro (N)
El verde–amarillo va a la tierra (T)
La abrazadera y sus tornillos deben
ajustar firmemente el cable.
Los tornillos de los 3 cables deben
estar bien ajustados.
Estabilizadores de tensión y zapatillas
Estos aparatos nos permiten enchufar más de un producto en la misma salida, lo que puede resultar útil, pero también puede ser inseguro cuando no se los utiliza adecuadamente.
Los estabilizadores y zapatillas no brindan más energía a un determinado lugar, sino simplemente más acceso a la misma capacidad limitada del circuito al cual están conectados.
Por su seguridad, tenga en cuenta los siguientes consejos al utilizarlos.
No sobrecargue. Conozca la capacidad del circuito y los requisitos de energía de los artefactos enchufados al estabilizador (o a la zapatilla) y a las demás tomas de ese tendido eléctrico.
Tenga en cuenta además la demanda de las luminarias del circuito.
Más tomas. El uso intensivo de estabilizadores o zapatillas puede significar que usted requiere más tomacorrientes.
Haga que instalen nuevos tomas donde los necesite.
Protección puntual. Los estabilizadores únicamente protegen los elementos conectados a ellos y no el circuito al que están conectados.
La tierra, nuestra aliada
En una instalación eléctrica moderna es imprescindible contar con una descarga a tierra apropiada, no sólo par incrementar la vida útil de los equipos conectados, sino también para resguardar la vida de las personas.
Prioridad: minimizar riesgos
Como el cuerpo humano es capaz de conducir electricidad, si alguien toca un equipo electrificado estará sujeto a sufrir un shock eléctrico, capaz de provocar desde una molestia hasta un paro cardíaco. Por esto, un concepto básico de la protección eléctrica es que las descargas deben ser desviados de la persona.
Y como un hilo de cobre es mucho mejor conductor que el cuerpo humano, si le ofrecemos a los electrones dos caminos por los cuales circular (siendo uno el cuerpo y el otro un cable), la mayoría de ellos circulará por el hilo, minimizando los efectos de un shock en individuos. Ese hilo de cobre electrolítico por el cual circularán las descargas eléctricas se llama cable a tierra.
Aterrizando la instalación
Acerca de cables, tomas y fichas más seguras
Este cable a tierra, cuyo color de código es amarillo con líneas verdes, recorre toda la instalación eléctrica de la casa y va conectado a todos los tomas de tres patas. Al cable a tierra no lo conecta nuestra Empresa sino que es responsabilidad del propietario de casa. En algún lugar de la misma, el cable se conecta con el suelo mediante una jabalina: una varilla de metal conductor enterrada a 1,5 metros por lo menos.
Así, esta conexión queda disponible en los tomacorrientes de la casa (es la tercera patita, la del medio) para todo artefacto con fichas de tres espigas que se conecten a ellos.
De este modo, si hubiese alguna fuga o acumulación de cargas que pudiesen poner en riesgo a los usuarios del artefacto, la corriente encontrará –antes de que esos usuarios toquen el aparato– una conexión privilegiada para descargarse a tierra, donde se disipará. Y los usuarios a salvo.
Antiguamente, el cable a tierra podía ser un cable desnudo o sea, sólo de cobre.
En la actualidad, se exige que el cable sea envainado porque la vaina ofrece más seguridad, ya que hay más aislamiento. Además, el cable queda más protegido, se corroe menos y se produce menos óxido de cobre, que es venenoso. |
La puesta a tierra
De nada serviría contar con un cable a tierra si el mismo no estuviera físicamente vinculado al suelo, donde se disiparían las descargas eléctricas.
En términos generales, la normativa obliga a que todos los tomacorrientes de la instalación eléctrica estén conectados al pozo de tierra. Este pozo es el que alberga el electrodo o jabalina, y usualmente se ubica en una parte externa de la instalación eléctrica, donde exista tierra sujeta constantemente a la acción de la humedad (en general, el jardín de la casa).
En la parte superior de la jabalina se conecta un cable a tierra que va hasta el borne de conexión a tierra del tablero general. Desde ahí se distribuye a los tomacorrientes a través del cable verde y amarillo.
Recuerde que una instalación eléctrica que no tenga descarga a tierra, no es reglamentaria y lo más importante, no es segura.
Totalmente prohibido
Además de los adaptadores, otra tentación que debe evitar es la de los enchufes triples. |
En resumen
Hemos visto que una puesta a tierra consiste en conectar todas las partes metálicas de una instalación eléctrica (por ejemplo tableros, cajas y tomacorrientes) a un cable de cobre electrolítico aislado de color verde amarillo, que recorre toda la instalación junto a los conductores de energía y se conecta firmemente a una jabalina enterrada en el suelo.
En esencia, el objetivo es derivar a tierra toda fuga de corriente que hace peligroso cualquier contacto directo o indirecto con elementos electrificados (por ejemplo, el que ocurre al tocar la carcasa metálica de un aparato con defectos de aislación).
Aspectos normativos
Nuestra Empresa cuenta con unas Especificaciones Técnicas que establecen, con carácter obligatorio, el modo en que debe ser instalada la puesta a tierra. Algunas de estas exigencias pueden apreciarse en el diagrama de la página siguiente. En cuanto a los materiales a utilizar como electrodos o jabalinas hay dos opciones:
Opción 1. Consiste en una placa de metal no ferroso de latón o cobre de
2 mm de espesor (como mínimo) y una superficie de 0,5 m2 computando las dos caras (por ejemplo, placa cuadrada de 50 x 50 cm).
Opción 2. Consiste en una varilla tipo “Copperweld” (cobre electrolítico con alma de acero) de 1/2″ de diámetro, IRAM 2309, o tubo de cobre electrolítico de 16 mm de diámetro interior por 22 mm de diámetro exterior, con una longitud mínima de 1500 mm.
Observaciones
No conecte jamás el cable de tierra al neutro, ni a cañerías de agua, gas y calefacción para suplir la jabalina. El valor de la resistencia de puesta a tierra nunca debe superar los 5 OHM. |
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Acerca de cables y circuitos
Incluso un electrodoméstico que se encuentra en buenas condiciones de funcionamiento puede representar un riesgo si su cable de energía o el cableado de la instalación está dañado.
Los conductores
Se denomina así a los cuerpos capaces de conducir o transmitir la electricidad.
Los materiales más utilizados en la fabricación de conductores eléctricos (o cables, como se los llama genéricamente) son el cobre y el aluminio.
El empleo de uno u otro como conductor dependerá de sus características eléctricas (capacidad para transportar electricidad), de las mecánicas (resistencia al desgaste, maleabilidad), del uso específico que se le quiera dar al cable y del costo.
Estas características llevan a preferir, en general, al cobre electrolítico de alta pureza en la elaboración de conductores eléctricos.
Aspectos teóricos y prácticos
Cuestiones técnicas a tener en cuenta
El tamaño importa. Así como el diámetro de un caño está en función de la cantidad de agua que pasa por su interior, el de un conductor eléctrico depende de la cantidad de electrones que circulen por él (corriente eléctrica).
Toda vez que una corriente circula por el conductor, éste se calienta debido al roce de los electrones en su interior. Sin embargo, los cables soportan dicho calentamiento hasta cierto límite. Superado éste, comienza el deterioro del cable: los materiales aislantes se derriten y exponen el conductor de cobre, lo que puede provocar cortocircuitos y causar incendios.
Por esto es importante que los cables sean correctamente dimensionados para resistir no solo la carga eléctrica actual, sino también la requerida en un futuro próximo.
Aislar es la clave. El envainado brinda más seguridad a personas y al propio cable, ya que el mismo queda mas protegido, se corroe menos y se produce menos óxido de cobre (que es venenoso).
Superconductividad
El fenómeno conocido como superconductividad se produce cuando al enfriar ciertas sustancias a un temperatura cercana al cero absoluto su conductividad se vuelve prácticamente infinita. Si bien su aplicación al transporte y distribución eléctrica es inviable (imagine tratar de mantener a -200 ºC los miles de Km de líneas de Córdoba), los superconductores son muy útiles en circunstancias específicas. |
El cobre como conductor
La principal razón para utilizar el cobre es su excelente conductividad eléctrica o, en otras palabras, su baja resistencia eléctrica. La resistencia es indeseable, pues produce pérdidas de calor cuando el flujo eléctrico circula a través del material. Y de todos los metales no preciosos, el cobre es el que posee la resistencia eléctrica más baja.
Alternativas. Aparte de los superconductores, cuatro metales sobresalen por su gran conductividad: la plata, el oro, el cobre y el aluminio. Debido a que la plata y el oro son demasiado costosos, el cobre y el aluminio son los principales candidatos. Otros metales tienen mucha mayor resistencia, por lo que son descartados.
Aluminio vs. cobre. La resistencia del aluminio es un 65% más alta que la del cobre. Como resultado de esto, para conducir la misma corriente eléctrica, un cable de aluminio necesitará una sección transversal un 65% más grande que la de un cable de cobre. Sin embargo, el aluminio es tres veces más liviano que el cobre.
Por esto, cada uno tiene sus propias áreas de aplicación.
Aplicaciones. En los cables aéreos el peso de los mismos es un factor decisivo, por eso se prefiere el aluminio.
Esto implica conductores más voluminosos, algo poco significativo a la hora de diseñar una línea aérea.
Para las líneas subterráneas, en cambio, es más pertinente el cobre. Esto se debe a que el empleo de aluminio puede significar un conductor de mayor área, lo que demandaría más aislamiento y elevaría el costo del cable.
Otra ventaja del cobre para aplicaciones bajo tierra es su alta resistencia contra la corrosión. Esta es la razón por la que las líneas aéreas en zonas costeras, son a menudo construidas en cobre en vez de aluminio.
Componentes del cable
Un conductor eléctrico está formado por tres partes muy diferenciadas: alma, aislamiento y cubierta.
El alma o elemento conductor. Es el conductor propiamente dicho y puede ser un alambre (es decir, una sola hebra) o varias hebras o alambres de baja sección retorcidos, lo que le otorga gran flexibilidad. Según el número de conductores, los cables se pueden clasificar en monoconductores o multiconductores.
El aislamiento. Su objetivo es evitar que la energía eléctrica que circula por él, entre en contacto con las personas o con objetos. Del mismo modo, la aislación debe evitar que conductores de distinto voltaje puedan hacer contacto entre sí. Los diferentes tipos de aislación se fabrican considerando el medio ambiente, las condiciones de canalización y la resistencia que se requiere a los agentes químicos, los rayos solares, la humedad, altas temperaturas, etc.
Cubierta protectora. El objetivo fundamental de esta parte es proteger la integridad de la aislación y del alma conductora contra daños mecánicos, tales como raspaduras, golpes, etc.
Si las protecciones mecánicas son de acero, latón u otro material resistente, a ésta se le denomina “armadura”.
Cuidado con los cables
Los cables eléctricos del hogar son elementos muy peligrosos si no se cumplen ciertas normas de seguridad, como por ejemplo, evitar su mal estado, impedir su contacto con el agua, etc. A continuación detallamos algunos recaudos a tomar.
Integridad. Los cables eléctricos deben estar intactos y en buenas condiciones, no raídos ni rasgados.
No tropiece. Verifique que los cables de lámparas y artefactos en general estén fuera las áreas de circulación.
Mordidas. Controle que los muebles no estén apoyados sobre los cables.
No los cubra. Los cables eléctricos requieren ventilación. Los cables instalados por debajo de alfombras o detrás de zócalos pueden recalentarse y ocasionar incendios.
Canalice. Evite fijar cables a paredes y zócalos mediante clavos o grampas. Su uso podría dañar la aislación del conductor. Es preferible emplear cable canal.
No tire. Cuando deba desenchufar un artefacto, hágalo por el cuerpo aislante de la ficha y nunca por el cable.
Fuente: www.epec.com.ar
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