La presa de Corpus – Una prioridad estratégica
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- El 7 enero, 2008
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Este es un tema de primordial importancia, y que aparentemente no ha sido evaluado con la debida profundidad, dada la enorme importancia estratégica del mismo.
Más aún, hasta donde conozco y habiendo consultado a diversas fuentes escritas de informaciones técnicas especializadas, así como conversado con y escuchado disertaciones de numerosos reconocidos especialistas en la temática energética e hidroeléctrica en particular; esta importantísima evaluación parecería estar ausente por completo; tanto en las esferas de decisión de la política energética, como en los sectores de especialistas de la Capital Federal, Misiones y otras provincias del litoral fluvial argentino. Al menos no se ha publicado ni alertado sobre el tema.
La honrosa excepción la constituye el siempre lúcido, batallador, notable profesional y gran patriota, que es el Ing. Don Manuel Vassallo; quien hace poco me envió un cálido y muy fundamentado correo electrónico, referido básicamente al tema.
Con otro lúcido octogenario, en este caso conocedor de la temática geopolítica, el Sr. Mauricio Malvasi, estuvimos cambiando opiniones al respecto. Y las preocupaciones son coincidentes, ante la (aparente) falta de conocimiento en general de la enorme importancia estratégica positiva que tendrá como virtual “primera línea de defensa” ante ese improbable pero no imposible colapso o fallo de Itaipú.
Al haberse decidido la construcción de Corpus Christi en Pindoí, tanto Argentina como Paraguay se aseguran minimizar el área de afectación directa, siendo destacable que esa ubicación –frente a la localidad argentina de Corpus- se encuentra al final de la extraordinaria singularidad geográfica que es el Cañón del Guayrá, en todo el cual el majestuoso río Paraná discurre encajonado entre grandes barrancas de un promedio del orden de 30 metros, en el tramo Iguazú – Corpus.
Ese “encajonamiento” del río, es el que minimiza el área de inundación, área que es muy reducida en relación con la Potencia Instalada y capacidad de Generación de Energía de esta obra. Esa singularidad geográfica es la que deja totalmente fuera del área de afectación a todas las localidades de Argentina y Paraguay, siendo también mínimas las afectaciones de tierras de sembradíos, así como de obras de infraestructura y viviendas rurales.
Previendo grandes crecientes, como la teórica pero no imposible “creciente decamilenaria”, la presa de Corpus Christi será una fuerte estructura de cemento armado, sólidamente enclavada en su emplazamiento, del tipo de “presa de gravedad” (que se sostiene por su propio enorme peso), y su diseño no solo contempla la contención del enorme volumen a contener, sino que también permitirá ser totalmente tapada por las grandes crecientes excepcionales, las que pasarán sobre la estructura sin que esta colapse.
Considerando la enorme importancia de atemperar en el mayor grado posible los picos de las eventuales grandes crecientes, incluyendo a la decamilenaria (la que estadísticamente sucede una vez cada 10.000 años), o el citado poco probable pero no imposible colapso de Itaipú; es importante por una parte analizar que daños causaría una mega inundación como las descriptas, y paralelamente contemplar que medidas defensivas deben concretarse para disminuir en el mayor grado posible esas eventuales catástrofes.
Si bien un análisis exhaustivo de la magnitud del desastre humano y material que produciría el volcado de 15.000.000 de m3 al curso del río Paraná como una veloz y rugiente pared de agua de más de 100 metros de alto que arrase todo a su paso; necesita la concreción de un complejo conjunto de estudios de ingeniería hidráulica, con modelos matemáticos computarizados e incluso con trabajos en laboratorios de hidráulica (de los cuales solo existe un puñado en Argentina), puede no obstante estimarse con total lógica que todas las poblaciones ribereñas serán muy afectadas o incluso arrasadas, en el extenso tramo del río comprendido entre Pindoí (Corpus – Misiones) hasta el propio Delta del Paraná, en las nacientes Del Plata. Lo mismo sucedería con parte de las localidades a ambas márgenes, ubicadas desde la Triple Frontera hasta Pindoí.
Como dato comparativo, el caudal medio del Paraná a la altura de Posadas es del orden de 12.000 m3 por segundo, equivalente al 0,08 % (menos del uno por mil) del volumen embalsado.
Un rápido conteo de las principales ciudades a ser seriamente afectadas incluye a Posadas y Gran Posadas, Encarnación (Paraguay), Corrientes, Resistencia y Gran Resistencia, Goya, Reconquista, Santa Fe, Paraná, Rosario y todo su extenso cordón industrial, Zárate, y numerosas localidades medianas y pequeñas; pudiendo incluso sentirse efectos en zonas bajas de Capital Federal y el Gran Buenos Aires.
Sería una verdadera tragedia humana de dimensiones dantescas, y un colapso socio económico monstruoso, que dejaría muy maltrecha a Argentina y al sureste del Paraguay.
En tal sentido, tiene una total lógica evaluar la elevación de la cota máxima de la presa de Corpus Christi, para aumentar la capacidad de embalse ante un desastre natural (creciente decamilenaria) o provocado (como por ejemplo a consecuencia de un atentado terrorista, que dañe o colapse a Itaipú).
Cabe la salvedad que esa elevación de la cota máxima no implicaría de ningún modo afectar la cota operativa, ya definida por el acuerdo tripartito rubricado tres décadas atrás.
La presa de Yacyretá con su enorme embalse de pasada; y un canal de desvió parcial al Iberá (operando como gran pulmón de contención, desaguando al Paraná mucho más al sur por el río Corrientes, y al Uruguay por el Aguapey y el Miriñay), conformarían la “segunda línea de defensa” para atemperar la gran creciente.
Aguas debajo de Yacyretá, los dos grandes diques del Paraná Medio conformarían las últimas defensas escalonadas.
En su conjunto, todas las obras señaladas tendrían capacidad para “domar” en gran medida la mega creciente, evitando un desastre ambiental y humano cuyas proporciones posiblemente pocos alcanzan a evaluar.
Solo con evitar los daños de una creciente importante pero no inusual, ese conjunto de obras “se pagaría solo”, tal como ocurrió con El Chocón, que al año siguiente de estar construido evitó una gran creciente que hubiese arrasado el Valle del Río Negro.
Por supuesto, la generación de energía abundante, limpia y económica, las facilidades a la navegación fluvial comercial entre Buenos Aires y San Pablo, las nuevas conexiones físicas, los nuevos atractivos turísticos que implican las grandes obras, en el contexto descripto pasan a ser beneficios palpables pero adicionales al gran objetivo enunciado de minimizar los efectos desastrosos de las grandes inundaciones.
Todo ello conforma un conjunto de objetivos estratégicos de vital importancia para concretar estas obras con la orientación propuesta.
Por: Carlos A. Ortiz
Ex Docente – Investigador – FCE – UNaM = Especialista en la Temática Energética
Cursante de la Maestría en Gestión de la Energía
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