La Diversidad BIológica – Parte 06 – Próximas medidas
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- El 24 agosto, 2004
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El desarrollo económico es esencial para atender a las necesidades humanas y erradicar la pobreza que afecta a tantos pueblos en todo el mundo. La utilización sostenible de la naturaleza es fundamental para el éxito a largo plazo de las estrategias de desarrollo. Uno de los principales problemas para el siglo XXI será imponer la conservación y la utilización sostenible de la biodiversidad como base obligatoria de las políticas de desarrollo, las decisiones comerciales y los deseos del consumidor.
La promoción a largo plazo
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El Convenio ya ha obtenido logros importantes en la vía del desarrollo sostenible, al transformar el enfoque de la diversidad biológica de la comunidad internacional. Este progreso ha sido posible gracias a la ventaja inherente del instrumento, de contar con una composición casi universal, un mandato muy amplio y de base científica, un apoyo financiero internacional para proyectos nacionales, asesoramiento científico y tecnológico de alcance mundial y la participación política de los gobiernos. Ha congregado, por primera vez, a muchas personas con intereses muy distintos. Ofrece una esperanza para el futuro, al forjar un nuevo acuerdo entre los gobiernos, los intereses económicos, la protección del medio ambiente, las poblaciones indígenas y las comunidades locales, así como el ciudadano interesado.
Sin embargo, muchas otras cuestiones complejas aún siguen pendientes. Tras el interés manifestado en vísperas de la Cumbre de Río, muchos observadores están decepcionados por la lentitud de los progresos hacia el desarrollo sostenible durante el decenio de 1990. La atención hacia los problemas ambientales se ha visto desviada por una serie de crisis económicas, déficit presupuestarios, y conflictos locales y regionales. Pese a las promesas de Río, el crecimiento económico sin salvaguardias ambientales adecuadas sigue siendo aún la regla, más que la excepción.
Algunas de las principales cuestiones que se plantean en la aplicación del Convenio sobre la diversidad biológica y la promoción del desarrollo sostenible son:
- Atender a la creciente demanda de recursos biológicos causada por el crecimiento demográfico y el mayor consumo, y considerar al mismo tiempo las consecuencias de nuestras medidas a largo plazo.
- Aumentar nuestra capacidad para documentar y comprender la diversidad biológica, su valor y las amenazas que penden sobre ella.
- Adquirir los conocimientos y la experiencia adecuados para la planificación de la diversidad biológica.
- Mejorar las políticas, la legislación, las directrices y las medidas fiscales para reglamentar la utilización de la diversidad biológica.
- Adoptar incentivos para promover formas de utilización más sostenibles de la diversidad biológica.
- Fomentar normas y prácticas comerciales que promuevan la utilización sostenible de la diversidad biológica.
- Fortalecer la coordinación dentro de los gobiernos y entre los gobiernos y las partes interesadas.
- Obtener suficientes recursos financieros para la conservación y la utilización sostenible, tanto de fuentes nacionales como internacionales.
- Utilizar mejor la tecnología.
- Obtener el apoyo político para los cambios necesarios que aseguren la conservación y utilización sostenible de la diversidad biológica.
- Mejorar la educación y la conciencia pública acerca del valor de la diversidad biológica.
Puede ser difícil comunicar a los políticos y al público en general los conceptos que inspiran el Convenio sobre la Diversidad Biológica. Casi un decenio después que el Convenio reconociera por primera vez la falta de información y de conocimientos sobre la diversidad biológica, ésta sigue siendo una noción que pocas personas comprenden. En la esfera pública hay un escaso debate sobre cómo integrar la utilización sostenible de la diversidad biológica en el desarrollo económico.
El mayor problema en el momento de adoptar decisiones sobre desarrollo sostenible, es la oposición entre sus efectos a corto y a largo plazo. Lamentablemente, a veces conviene explotar el medio ambiente hoy, recogiendo y capturando tantas especies como sea posible, y con la mayor rapidez posible, porque las normas económicas no protegen los intereses a largo plazo.
El verdadero desarrollo sostenible exige que los países redefinan sus políticas sobre utilización de la tierra, alimentos, agua, energía, empleo, desarrollo, conservación, aspectos económicos y comercio. La protección de la diversidad biológica y la utilización sostenible requiere la participación de los ministros encargados de ámbitos como la agricultura, la silvicultura, la pesca, la energía, el turismo, el comercio y las finanzas.
La compleja cuestión que se plantea a los gobiernos, las empresas y los ciudadanos es elaborar estrategias de transición que conduzcan a un desarrollo sostenible a largo plazo. Ello supone negociar concesiones, incluso en un momento en que la población reclama más tierra y las empresas ejercen presión para expandir sus recolecciones y capturas. Cuanto más esperemos, menos posibilidades tendremos.
Información, educación y capacitación
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La transición al desarrollo sostenible requiere un cambio de las actitudes del público en cuanto a lo que significa una utilización aceptable de la naturaleza. Para lograrlo, se debe dar a la población la información, las aptitudes y las organizaciones adecuadas para comprender y abordar las cuestiones de la diversidad biológica. Los gobiernos y la comunidad empresaria deben invertir en personal y en capacitación y apoyar a las organizaciones, incluidos los órganos científicos, que pueden ocuparse de las cuestiones de diversidad biológica y asesorar al respecto.
Necesitamos también un proceso de educación pública a largo plazo que contribuya a cambiar nuestro comportamiento y nuestros estilos de vida y preparar a las sociedades para la transformación necesaria a la sostenibilidad. Una mejor educación en materia de diversidad biológica atendería a una de las metas estipuladas en el Convenio.
¿Qué podemos hacer en pro de la diversidad biológica?
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Si bien la función de dirección incumbe a los gobiernos, hay otros sectores de la sociedad que deben también participar activamente. Después de todo, son las decisiones y las medidas que adopten miles de millones de individuos lo que determinará si la diversidad biológica se conserva y utiliza de forma sostenible o no.
En una era en que el aspecto económico es la fuerza dominante en los asuntos mundiales, es más importante que nunca que la comunidad empresaria esté dispuesta a participar en la protección del medio ambiente y la utilización sostenible de la naturaleza. Algunas empresas tienen ingresos mucho más importantes que los presupuestos de países, y su influencia es inmensa. Afortunadamente, un número creciente de empresas han decidido aplicar los principios del desarrollo sostenible a sus operaciones. Por ejemplo, una serie de empresas forestales, a menudo bajo la intensa presión y el boicot de los ambientalistas, han sustituido las talas indiscriminadas por formas menos destructoras de recolección de madera. Un número cada vez mayor de empresas también han logrado conciliar la obtención beneficios y al mismo tiempo la atenuación de sus efectos en el medio ambiente. Consideran que el desarrollo sostenible asegura beneficios a largo plazo y suscita una mejor disposición de los asociados, empleados y clientes de sus empresas.
Las comunidades locales tienen una función esencial por cuanto son los verdaderos “administradores” de los ecosistemas en los que viven y, por ende, tienen una importante influencia en ellos. En los últimos años se han desarrollado satisfactoriamente muchos proyectos con la participación de las comunidades locales en la administración sostenible de la diversidad biológica, a menudo con la valiosa asistencia de organizaciones no gubernamentales y organizaciones intergubernamentales.
Por último, en última instancia quién decide en materia de diversidad biológica es el ciudadano. Si las pequeñas decisiones que adopta cada individuo se suman, se producen importantes repercusiones, ya que el consumo personal es el motor del desarrollo, que a su vez utiliza y contamina la naturaleza. El público en general, si elige cuidadosamente los productos que adquiere y las políticas gubernamentales que apoya, puede comenzar a guiar al mundo hacia el desarrollo sostenible. Los gobiernos, las empresas y otros tienen la responsabilidad de orientar e informar al público, pero en última instancia lo que más cuenta son las decisiones individuales que se adoptan miles de millones de veces por día.
FUENTE: biodiv.org Convenio sobre la Diversidad Biológica |
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