La contaminación de los lagos
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- El 28 octubre, 2003
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La imprevisión es uno de los males argentinos, al cual, de modo ilusorio, se solía dar por descontado que era posible corregirlo con la improvisación. Todo como parte de esa errónea ecuación propia de cierta soberbia nacional, que entre bromas y verdades solía afirmar que “Dios es argentino”…
Hoy, ni el país ni el mundo están para esta clase de autoindulgentes insensateces. Es por esto que hay que incentivar los desarrollos dirigidos a corregir las falencias que nos tocan de cerca, de las cuales el pueblo y las autoridades están perfectamente conscientes y que requieren pronto remedio, pues una profundización en el deterioro de las actuales circunstancias nos llevaría a problemas de una magnitud cada vez más difícil de solventar.
El informe ofrecido por este diario en torno de la situación de los lagos de la provincia de Córdoba es indicativo de la necesidad de promover su pronto remedio, así como también de un aumento de la conciencia oficial en torno del tema.
Los datos que aporta el informe no sorprenden, de tan acostumbrados que estamos los argentinos a contemplar deterioros que pudieron haber sido evitados, a poco que una planificación sistemática y provista de cierta visión de futuro hubiera sido adoptada ante evoluciones sociales que podían darse por descontadas.
La cuenca del lago San Roque, esencial para la provisión de agua a la capital de la provincia y para el turismo que frecuenta esa zona y constituye el motor de su progreso, está amenazada desde hace años. La presencia de bacterias coliformes fecales y totales, detectada en algunos puntos de la cuenca, es un indicio fehaciente de que las aguas del San Roque y del río San Antonio sufren el vertido de líquidos cloacales en forma constante y de que éste es el agente principal de la contaminación.
Y aunque la cantidad de bacterias detectadas no supera en mucho los estándares legales fijados por la provincia, excede con largueza los parámetros precautorios que establecen los organismos sanitarios internacionales.
La Dirección Provincial de Agua y Saneamiento (Dipas) se rige por parámetros que permiten la presencia de hasta cinco mil bacterias coliformes totales por cada 100 mililitros y de mil para las coliformes fecales en aguas para uso recreativo. Empero, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), tales parámetros no pueden exceder, en el primer caso, las mil bacterias por cada l00 mililitros de agua y 200 para las bacterias coliformes fecales.
Puede descontarse que estos indicadores se dispararán no bien comience la temporada turística, lo cual replanteará el problema de manera más aguda que la actual. Y aunque la previsión de las lluvias indique que esa amenaza podrá disminuir ya entrado el verano, el conjunto de factores que inciden en el deterioro es manifiestamente negativo.
Las autoridades por fin han comenzado a reaccionar ante el problema. En Villa Carlos Paz, se estima que la primera etapa de la obra de cloacas de la ciudad estará lista antes del verano. Cuando estas tareas estén cumplidas en su totalidad, en aproximadamente cuatro años, se calcula que se podrá solucionar el deterioro del lago San Roque en un 40 por ciento de su actual magnitud.
Pero esta estimación optimista no atiende a otros problemas conexos al deterioro ambiental general, que hacen a la destrucción de las superficies boscosas en las Sierras Grandes para incentivar el pastoreo, lo que acarrea erosión y mayor posibilidad de incendios, lo que a su vez incentiva el arrastre de tierra hacia los afluentes del lago; ni la proliferación de herbicidas y detergentes que también contribuyen a deteriorar la cuenca del San Roque.
Lo esencial, sin embargo, es mirar en perspectiva y estimar que estos problemas no pueden ser resueltos a través de ataques parciales y a corto plazo. El deterioro del San Roque proviene, en gran medida, del descuido que se tuvo en calcular la expansión demográfica que era lógico que se produjera en el área y los cambios ambientales que habían de seguirla.
La situación en otras áreas acuíferas de la provincia no es tan seria, pero lo ocurrido con el San Roque debe servir de alerta para evitar evoluciones similares en Los Molinos o en el Embalse de Río Tercero. La situación del San Roque puede y debe ser revertida a través de políticas que fomenten la lucha contra la eutrificación o falta de oxígeno del agua; por medio de la construcción de cloacas y plantas depuradoras y a través de la reforestación y del control del río San Antonio. Pero todo esto sólo alcanzará a ser realmente efectivo si va acompañado por previsiones en proyección del futuro, que evalúen también la situación en los otros lagos de la provincia, aprovechando la lección del San Roque para impedir que el caso se repita.
28/10/2003
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