La Argentina nuclear crece – Greenpeace miente y distorsiona
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- El 3 febrero, 2009
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Entre los muchos y positivos acuerdos rubricados recientemente entre Argentina y Brasil, sobresalen la adquisición de veinte aviones de transporte para reequipar a Aerolíneas Argentinas (tema que merece un artículo aparte), y el convenio para abastecer a Brasil con Molibdeno 99, un radioisótopo (de uso medicinal para tratamientos oncológicos), que será exportado por la Comisión Nacional de Energía Atómica de Argentina (CNEA).
La exportación, que ya se comenzó a realizar de hecho varios meses antes, se incrementará hasta abastecer la tercera parte de las importantes necesidades totales de Brasil. ¡Todo un logro de Argentina!
Es otra concreción que desmiente con hechos concretos las constantes y falaces acusaciones y comentarios emanados de Greenpeace, tildando de inoperante a la CNEA, siendo evidente que esa transnacional de la ecolatría “tiene en la mira” al Sector Nuclear Argentino, haciéndolo blanco de sus costosas campañas mediáticas, y sus nunca demostradas “acusaciones” y difamaciones; de las que jamás se desmiente, con lo cual deja instalada en la mal informada opinión pública una serie de falsas sospechas e imágenes injustamente negativas; para predisponer al argentino medio en contra de la Actividad Científica Nuclear Argentina.
Hace escasamente un mes el presidente de Greenpeace Argentina Juan Carlos Villalonga publicó durísimos conceptos en los que puso en tela de juicio el accionar de la CNEA, llegando a “sugerir” la “conveniencia” del cierre de la institución por presunta inoperancia.
Como desde su creación, la CNEA reafirma su accionar de excelencia con sus múltiples concreciones científicas, las que desde hace varios años también aportan divisas y prestigio a nuestro país, desmiente esas difamaciones con acciones concretos.
Lamentablemente, la difusión masiva de las muchas y muy positivas actividades del Sector Nuclear Argentino, han tenido poca prensa, por lo que son muy poco o nada conocidos por el común de la gente. Desconocimiento al que también contribuye –y mucho- el bajísimo nivel del periodismo argentino, sobre todo el portuario que nos llena de “periodismo basura”, malas noticias y oculta lo positivo y lo formativo.
Sin duda tiene altísima importancia económica y geopolítica que nuestro país esté entre los diez países de mayor nivel tecnológico nuclear del mundo. Las exportaciones de reactores, tecnología e insumos (como agua pesada, radioisótopos, etc.) no solo aportan divisas, sino también prestigio y capacidad de negociación a nuestro país, reforzando nuestra pertenencia al G 20 (Grupo de los 20), hoy un verdadero factor de poder mundial, a partir de la debacle económico financiera del 2008 y del consecuente descrédito de los entes financieros transnacionales y de la impotencia del G 7 para controlar por sí solo todas las variables económicas y geopolíticas mundiales.
Afirmando los decididos avances del Plan Nuclear, el Congreso acaba de aprobar un paquete de importantísimas medidas, de las que se destacan la decisión y disposición de partidas presupuestarias para comenzar en 2010 la cuarta central nuclear (Atucha 3), la repotenciación de la central nuclear de Embalse, que se suman a la producción del prototipo de la central modular CAREM, la reactivación de la producción de agua pesada (moderador para las centrales), la reactivación de la extracción de uranio, y otras múltiples actividades vinculadas con la medicina, la industria, la ciencia, etc.
Ante ese notable y muy sólido cuadro de concreciones muy positivas del Sector Nuclear Argentino, cabe preguntar que lógica y que motivaciones tiene la constante campaña difamatoria de Greenpeace, secundada muchas veces con menor virulencia por otras transnacionales del ecologismo fundamentalista y cavernario, como WWF y su filial “argentina” Fundación Vida Silvestre.
Recordemos que aparte de tener la osadía de pretender descalificar a la CNEA y al todo el Sector Nuclear Argentino, en su momento Greenpeace lanzó varias campañas sucias y totalmente falsas, como las siguientes.
- Las supuestas “aguas radioactivas” de Ezeiza. Demostradamente FALSO.
- Los supuestos “peligros de explosión” del material nuclear inerte (totalmente no explosivo) que Argentina hubiese podido tratar y reexportar a Australia. Buen negocio y excelente “vidriera tecnológica” potencial arruinado por la campaña de Greenpeace.
- Los arteros ataques para impedir la exportación del reactor nuclear a Australia (licitación que se le ganó a Gran Bretaña, patrocinador desde las sombras de Greenpeace-motivo de tanta furia puesta de manifiesto por la transnacional del ultra ecologismo).
- La campaña para impedir la construcción de un muy seguro reservorio nuclear en Gastre –Chubut-, todo basado en supuestos y “fantasmas” típicos del terrorismo mediático del ecologismo fundamentalista.
- La campaña para paralizar Atucha 2, lo cual además del perjuicio tecnológico y los costos económicos, obligaría a consumir más petróleo y/o gas, si se concretara dicha paralización (la energía nuclear reemplaza ventajosamente a la generada con los contaminantes combustibles fósiles). Pero como son conocidos los vínculos de GP con la petrolera Shell…se “entiende”.
- La reciente campaña para impedir Atucha 3.
- La falsedad por parte de Fundación Vida Silvestre, respecto al supuesto “trasvase” de aguas de Yacyretá al Iberá.
- Los apoyos de Fundación Vida Silvestre en las campañas para desalojar de hecho a los pobladores ancestrales del Iberá, al oponerse a actividades económicas de larga data en la zona, como la ganadería y el cultivo de arroz. Pero el “conservacionista” norteamericano Tomkins, que estaría cerrando caminos vecinales, no molesta a FVS.
- La insidiosa campaña de Greenpeace y FVS, para “echar leña al fuego” en el absurdo conflicto de “las pasteras” prefabricado con Uruguay, “comprado” por N. Kirchner.
- Los apoyos implícitos de esas y otras transnacionales de la ecolatría, al modelo socio económico neoliberal y su correlato energético del acentuado perfil gasífero y termoeléctrico que se impuso por la fuerza en los nefastos años ’90.
- La campaña del “collar del tigre” de GP en Las Yungas Salteñas, que resultó un fraude el salir a la luz que el “collar” se le puso a un vacuno al que se lo “hizo pasear” por la zona.
- Las acusaciones de ex integrantes e incluso fundadores de Greenpeace, respecto al perfil fundamentalista y globalizante que se impuso a dicha institución, muy lejos de los supuestos objetivos altruistas originales.
- En cambio, tanto GP como FVS, guardaron un cómplice silencio ante el derrame de petróleo de Shell en Magdalena, provincia de Buenos Aires.
Por supuesto el tema no se agota aquí.
No faltarán quienes se “escandalicen” por la crudeza de estas reflexiones; pero son los mismos que aplauden hasta rabiar los improperios y campañas difamatorias de estos agentes al servicio de la disolución social y política de nuestros países latinoamericanos, que de hecho tan arteramente buscan estas transnacionales del ecologismo apátrida, manejadas desde y con libretos dictados en Gran Bretaña, el Grupo de los 7 (G 7), el Club de Roma y los mega poderes financieros transnacionales.
Por: Carlos Andres Ortiz
Ex Docente – Investigador = Facultad de Ciencias Económicas = UNaM
Especialista en Gestión de la Producción y Ambiente – F.I. UNaM
Tesista de la Maestría en Gestión de la Energía = UNLa – CNEA
Docente de Economía – Esc. Normal 10 – Nivel Terciario
Docente de la Diplomatura en Geopolítica – Inst. Combate De Mbororé
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