Indicadores para el monitoreo y evaluación hacia la GIRH
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- El 1 junio, 2015
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RESUMEN: El presente artículo es la primera etapa, de una investigación aplicada, que describe una herramienta útil para los organismos responsables de la administración de los recursos hídricos sobre la aplicación de indicadores para la evaluación y monitoreo hacia la GIRH, principalmente en las etapas de planificación y control. Se enmarca en los Principios de Dublín (1992) y en los Principios Rectores de Política Hídrica de Argentina (2003) en donde se reconoce, entre otras cosas, que la cuenca constituye la unidad territorial para la planificación y gestión coordinada de los recursos hídricos, y el monitoreo como insumo básico del proceso de gestión sustentable de los mismos. Contar con un fácil acceso a la información es fundamental para las instituciones responsables de la gestión, principalmente en tres dimensiones críticas como: gobernabilidad, aspectos técnicos y cambio climático. En este contexto, la gestión de una cuenca genera constantemente información que se expresa sintéticamente en indicadores que deben reflejar en primer lugar, una línea de base del estado del recurso y en segundo, ser capaces de dar información sobre el avance y cumplimiento en la ejecución de los planes, cómo se están modificando el estado de los recursos, así como también las condiciones socioeconómicas, el grado de institucionalidad, el fomento de participación de usuarios, la promoción de la equidad y el desarrollo de capacidades de actores locales. En esta primera etapa se obtiene un conjunto de indicadores clasificados en gobernabilidad, aspectos técnicos y cambio climático y, además, ordenados de acuerdo al modelo analítico proporcionado por la OECD (1993) denominado Presión, Estado y Respuesta (PER), para el uso de indicadores ambientales que relacionen las actividades económicas y las acciones que se llevan a cabo en la sociedad para el cuidado del ambiente y los recursos naturales, y de esta manera colaborar con una herramienta que ayude a determinar si la gestión de los recursos hídricos tiende hacia el manejo integral de los mismos.
INTRODUCCIÓN
El agua es un recurso indispensable que atraviesa cuantos aspectos abordemos del hombre y su entorno. Según Naciones Unidas, el agua está vinculada a las crisis del cambio climático, de la energía, de los alimentos y a las dificultades de los mercados financieros. El crecimiento de la población, los efectos del cambio climático, la expansión de la agricultura y, podemos agregar también, los nuevos usos del agua, están estrangulando las fuentes que proporcionan agua dulce y segura, por lo que estamos en presencia de una potencial crisis hídrica que provoque inestabilidad y conflictos.
Según el informe de ONU titulado “El Agua en un Mundo en Cambio”1, describe un dramático panorama de la situación de los recursos hídricos del planeta, y alerta sobre la crisis que se podría afrontar en un futuro cercano. En primer lugar, el crecimiento de la población del mundo de los actuales 6.800 millones a 9.000 millones en 2050, disparará dramáticamente el consumo de agua para uso personal y para el regadío, aumentando la demanda global de agua2
Por otra parte, el Cambio Climático ha provocado la reducción de los glaciares y de las capas de nieve en las montañas a causa del aumento de las temperaturas globales, por lo que pone en peligro de subsistencia a casi un 15% por ciento de la población mundial que viven en zonas áridas y semiáridas y que depende del agua de deshielo. También se señala que los cambios provocados en el clima por el calentamiento global pueden agravar las inundaciones y las sequías, suponiéndose que los fenómenos extremos relacionados al recurso hídrico se harán más frecuentes y destructivos. en 64.000 millones de metros cúbicos anuales (equivalente al consumo en un año de Egipto). El crecimiento demográfico se producirá en las áreas urbanas de los países más pobres que dependen de ríos y acuíferos que suelen estar contaminados por la actividad humana.
Por último, el informe indica que el agua forma parte de una compleja red de factores que determinan la prosperidad y la estabilidad, por lo que su escasez incrementa la pobreza y aumenta la posibilidad de que se produzcan conflictos.
En este sentido, el enfoque de la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos es aceptada como un movimiento a escala mundial impulsado por una percepción de crisis tanto actual como futura fundamentada en una mixtura de factores del desarrollo que, en gran parte, son inevitables (como el crecimiento demográfico, concentración de la riqueza y demanda crecientes) pero sin duda que la médula de la crisis hídrica radica en la mala gestión o la mala gobernabilidad (International Water and Sanitation Center, 2006).
Por lo tanto, la GIRH busca resolver algunas de las causas fundamentales de la crisis de gestión sobre la ineficacia y los conflictos que surgen del desarrollo y uso no coordinado de los recursos hídricos, a través de la integración de los sectores, del tiempo, las aplicaciones y los grupos en la sociedad, en base a un juego de principios acordados. Pero es imposible plantear la GIRH en un espacio geográfico determinado, sin una clara referencia a las relaciones e interacciones que se producen entre los distintos componentes del espacio en cuestión.
En esta investigación suponemos que la verdadera respuesta a la crisis hídrica se puede analizar a escala planetaria pero se debe intervenir a escala local y proponemos, en su primera etapa, un conjunto de indicadores que permitan monitorear si una política hídrica y/o las políticas menores que se desprendan, están enmarcadas y orientadas a alcanzar las metas de una adecuada GIRH. Intentamos organizar los indicadores en función del Marco Presión-Estado-Respuesta (OCDE, 1993) y de una clasificación de tres tipos indicadores: gobernabilidad, técnicos y de cambio climático.
MARCO TEÓRICO
La Gestión Integrada de los Recursos Hídricos –GIRH–
Para entender este enfoque nos basaremos en describir sus orígenes, principios y definiciones, por un lado, y el ámbito de aplicación más apropiado para avanzar hacia una GIRH, por otro lado.
Para el primer punto de desarrollo, y como mencionamos en la introducción, la GIRH se presenta como una forma de enfrentar la actual crisis hídrica fundamentada por factores como el crecimiento demográfico, la riqueza y el aumento constante de la demanda por distintos usos; pero que sin duda la médula de la crisis radica en la mala gestión o la mala gobernabilidad.
Aún no existe una definición universalmente aceptada, pero las más frecuentes y usadas por la literatura son:
1) La Global Water Partnership –GWP– define a la GIRH como un proceso que promueve el desarrollo y la gestión3 coordinada del agua, la tierra y los recursos asociados, para maximizar el bienestar económico y social de manera equitativa sin comprometer la sostenibilidad de ecosistemas vitales (Global Water Paternship, 2000)4
2) La GIRH Implica la planificación y gestión coordinadas de la tierra, el agua y otros recursos medioambientales, para su uso equitativo, eficaz y sostenible (Calder, I. R., 1999).
Su carácter conceptual radica en los cinco principios rectores acordados en la Conferencia Ministerial de Dublin5 sobre el Agua y el Desarrollo Sostenible realizada entre el 26 al 31 de enero de 1992 en Irlanda, que precedió a la primera Cumbre de la Tierra sobre Desarrollo Sostenible, celebrada en 1992 en Río de Janeiro (ver Tabla N°1), considerados como la contribución de la “comunidad del agua al diálogo del desarrollo sostenible” que se viene llevando a cabo desde la cumbre de Río. Aunque los principios han sido perfeccionados y añadidos durante las conferencias posteriores celebradas, todavía siguen siendo aceptados como los puntos de partida del enfoque.
La GIRH presenta principios generales y objetivos específicos respecto a la gestión sustentable y el desarrollo del recurso agua. Sus principios holísticos, el control descentralizado y el respeto por el ambiente se consideran elementos guía para enfrentar la emergente crisis global que concierne la escasez de agua, el deterioro de la calidad, los impactos de las inundaciones y de las sequías, y la creciente competencia por el agua.
Tabla 1.- Principios rectores de Dublín
N°1: El agua dulce es un recurso finito y vulnerable, esencial para sostener la vida, el desarrollo y el medio ambiente.
N°2: El desarrollo y la gestión del agua debe basarse en un enfoque participativo, involucrando a los usuarios, los planificadores y los responsables de las decisiones a todos los niveles.
N°3: La mujer desempeña un papel fundamental en el abastecimiento, la gestión y la protección del agua.
Nº4: El agua tiene un valor económico en todos sus diversos usos en competencia y debería reconocérsele como un bien económico.
Nº5: La GIRH está basado en la gestión equitativa, eficiente y sustentable del uso del agua.
Fuente: Principios rectores acordados en la Conferencia Ministerial de Dublín sobre el Agua y el Desarrollo Sostenible realizada entre el 26 al 31 de enero de 1992 en Irlanda. En http://www.gwp.org/The-Challenge/What-is-IWRM/Dublin-Rio-Principles/
El enfoque GIRH podemos considerarlo como el vehículo que hace al concepto general de desarrollo sostenible operacional para la gestión de los recursos de agua dulce. Adopta un enfoque holístico, que implica que se necesita información sobre el estado de la economía, la sociedad y los recursos hídricos y sus relaciones mutuas. También invoca la necesidad de una mayor participación, lo que significa que debe ser herramienta para una comunicación eficaz entre los diferentes grupos de partes interesadas, por ejemplo los responsables políticos, el público y los científicos. Indicadores pueden ayudar a simplificar la información sobre la GIRH y establecer una comunicación eficaz entre diversas partes interesadas (United Nations Economic Commission for Europe, 2003).
En el segundo punto de desarrollo, existe un amplio consenso en diversas instituciones expertas e investigadores relevantes en la materia y reconocidos en el Mundo, en que la cuenca hidrográfica es el mejor ámbito (la unidad territorial o la unidad crítica o la unidad de análisis) para evaluar y administrar la interacción de los distintos factores y sectores y lograr a la integración en gran escala. No obstante, el poner demasiada atención a escala grande sobre la cuenca puede entorpecer la forma de resolución de ciertos conflictos, en esta línea de pensamiento según Armando Llop6
Según la literatura consultada, cuando hablamos de la cuenca hidrográfica, iniciar un camino hacia la GIRH implica pensar globalmente y actuar localmente por lo que adoptándose a otras escalas de análisis también ayuda y es importante su papel.
Por lo tanto, podemos creer que la GIRH a nivel de cuenca, representada por organismos de las todas la partes interesadas, debe considerarse como el objetivo final en sí mismo. Sin embargo, las mejoras reales y significativas en la gestión del agua pueden ser realizadas a todos los niveles, desde el hogar hasta las cuencas internacionales, por personas o instituciones que aplican los principios de Dublín en el contexto de sus propias capacidades y oportunidades (CEPAL, 2003). Esto representa una fortaleza que es importante resaltar del paradigma de la GIRH pues su aplicación se puede dar en toda escala. hacemos referencia “al espacio geográfico de aguas arriba al punto de cierre o salida, que es drenado por la red de avenamiento, cuyo escurrimiento generado por una lluvia o el agua de fusión, abandona el área en forma de flujo concentrado por el punto de cierre”. En otras palabras, la cuenca en sentido amplio es el drenaje hídrico en donde el agua que cae escurre hacia un mismo punto y desemboca en el mar o un cuerpo de agua interior; su dimensión vertical, se extiende desde la atmósfera hasta las estructuras geohidrológicas subterráneas y en su interior interactúan los seres humanos entre sí y con los factores bióticos de su territorio (Fasciolo, G., Puebla, P., et al, 2011). Ahora bien, el espacio geográfico de la cuenca adquiere otras características en que intervienen distintos actores en permanente proceso de transformación de la realidad, se denomina territorio.
Una característica fundamental de la cuenca es la interrelación e interdependencia entre los sistemas físicos y bióticos (el uso de los recursos naturales aguas arriba acarrean una modificación hacia abajo en calidad y cantidad) y el sistema socioeconómico e institucional formado por todos los usos y usuarios de las cuencas y actores externos (Vich, A., 2010). Dentro de la cuenca los cauces facilitan la relación entre quienes viven en ellas, aunque se agrupen dentro en territorios delimitados por razones político-administrativas, al depender de un sistema hídrico compartido, caminos y vías de acceso, y el hecho que enfrentan riesgos similares, confieren a los pobladores de una cuenca características socioeconómicas y culturales comunes (CEPAL, 2003).
Por último, es importante que mencionemos algunas razones que hacen a este razonamiento de que la cuenca es la unidad territorial óptima para la GIRH. En principio, porque son las principales formas terrestres dentro del ciclo hidrológico que captan y concentran la oferta del agua que proviene de las precipitaciones. Aunque de esta condición física y biológica, hay otras razones sumamente fuertes:
1- La circulación del agua por los distintos susbsistemas que conforman la cuenca, genera un grado extremadamente alto y a veces imprevisible, de interrelación e interdependencia entre los usos y usuarios del agua cuyos efectos tanto positivos como negativos se propagan siempre desde aguas arriba hacia agua abajo (Vich, A., 2011) .
2- Las cuencas constituyen un área en donde interdependen e interactúan en un proceso permanente y dinámico, el agua con los sistemas físicos (recursos naturales) y biótico (flora y fauna). Por lo tanto, es importante la gestión del agua de las actividades en manejar la superficie que capta el agua para regular la escorrentía en cantidad, calidad y oportunidad.
3- Una característica fundamental de la cuenca es la interrelación e interdependencia entre los sistemas físicos y bióticos y el sistema socioeconómico formado por todos los usos y usuarios de las cuencas y actores externos (Vich, A., 2011). Dentro de la cuenca los cauces facilitan la relación entre quienes viven en ellas, aunque se agrupen dentro de las mismas en territorios delimitados por razones político-administrativas, al depender de un sistema hídrico compartido, caminos y vías de acceso y riesgos similares, confieren a los pobladores de una cuenca características socioeconómicas y culturales comunes (CEPAL, 2003).
La Política Hídrica en Argentina
Este punto resulta importante que lo mencionemos pues ratifica los conceptos descriptos anteriormente sobre el enfoque GIRH, una clara interrelación positiva entre la ciencia política y el conocimiento técnico interdisciplinario.
A nivel nacional, la visión en materia de recurso hídrico se puede visualizar en los Principios Rectores de Política Hídrica que brindan los lineamientos que integran los aspectos técnicos, sociales, económicos, legales, institucionales y ambientales de la gestión de los recursos hídricos en pos de un desarrollo sustentable.
En el año 2003 representantes de las jurisdicciones provinciales suscribieron el Acta Constitutiva del Consejo Hídrico Federal –COHIFE– como ámbito de discusión, concertación y coordinación de la política hídrica en el que participan las provincias, la ciudad autónoma de Buenos Aires y la Subsecretaria de Recursos Hídricos –SSRH–. Desde su creación, este organismo ha desarrollado una labor de consolidación del espacio institucional y un esfuerzo de funcionamiento y desarrollo con activa participación de sus miembros.
En ese mismo año el COHIFE suscribió el Acuerdo Federal del Agua y los Principios Rectores de Política Hídrica, que se transformaría en Ley Nº 26438/2008 en la cual se ratificaría la creación del COHIFE y la aprobación de los Principios.
La adopción de los Principios Rectores facilita busca avanzar hacia un desarrollo armónico del recurso hídrico y disminuir los eventuales conflictos derivados de su uso. La materialización de estos principios en acciones sustentables y eficientes requiere del apoyo participativo de la comunidad hídrica en su totalidad y de un férreo compromiso del sector político, es así que la Ley Nº 26438/2008 en el Art. Nº17 avala la importancia de la GIRH, en el Art. Nº19 sostiene que las cuencas constituyen la unidad territorial para la planificación y gestión coordinada de los recursos hídricos y en el Art. Nº 45 reconoce al monitoreo como insumo básico del proceso de la gestión sustentable de los recursos hídricos.
En el año 2006 el COHIFE y la SSRH acordaron el Plan Nacional Federal de Recursos Hídricos –PNFRH–. El objetivo es promover la GIRH, mediante un proceso participativo que facilite la coordinación y cooperación entre todos los organismos, hídricos y no hídricos, que influyen sobre la gestión hídrica. Que los principales problemas que enfrenta la Gestión Hídrica sólo pueden ser resueltos sobre la base de promover la coordinación y la colaboración entre los organismos con competencias en gestión hídrica. Su metodología se apoya sobre tres criterios principales:
(i) La priorización de los problemas en un marco participativo, como paso previo a la priorización de las acciones, facilitará la colaboración entre organismos de diferentes sectores o jurisdicciones. Los problemas de gestión hídrica a priorizar son los que afectan directamente a la población.
(ii) Un proceso participativo facilitará la colaboración entre diferentes organismos para el diseño y la ejecución, en forma conjunta, de acciones dirigidas a resolver los problemas que enfrenta la gestión hídrica.
(iii) La difusión de las acciones conjuntas realizadas en el marco del PNFRH contribuirá a acelerar el proceso de planificación, mediante su efecto demostración.
LA GESTIÓN DEL AGUA
Gestionar, es tomar una serie de decisiones en función de la información disponible que lleven a realizar acciones que aseguren el logro de los objetivos propuestos (Puebla, P. 2010).
El concepto de gestión lo aplicamos en el mundo empresarial como la acción o efecto de gestionar y administrar, es decir, realizar diligencias que aseguren el logro de objetivos propuestos. Administrar es gobernar, dirigir, ordenar, disponer y organizar. Para gestionar se requiere de información, que es el conjunto fiable y organizado de los datos que constituye un mensaje sobre ciertos fenómenos, que permite prevenir y/o resolver problemas y tomar decisiones. La información aporta significado y sentido a las cosas, ya que mediante el conjunto de datos forma los modelos del pensamiento que permiten proyectar a futuro, resolver en tiempo y acompañar procesos.
Es importante que entendamos que implica gestionar o manejar la cuenca, y en ese sentido nos referiremos a los aportes que los investigadores Ballester, C. y Mutto Quiroga, E. (2005) presentaron en el Congreso Nacional del Agua de Argentina –CONAGUA 2005–. Para los autores, el manejo integral de una cuenca hidrográfica a la luz de los paradigmas modernos, va más allá de la búsqueda de un desarrollo sostenible en cuanto al uso y preservación del recurso agua y de los demás recursos naturales intrínsecamente dependientes, pues no sólo debe garantizarse el uso de los mismos para las generaciones futuras sino que debemos tener en cuenta que el centro de la gestión es el hombre y en él su entorno social, cultural, y económico. Conceptualmente, es el conjunto de programas, proyectos, obras físicas, acciones institucionales y gestiones que a partir de las distintas necesidades y realidades sociales, culturales y económicas de la comunidad que habita en ella, asegure que la calidad de los usos y servicios provistos por un determinado esquema de aprovechamiento del recurso satisfagan los objetivos actuales de la comunidad, sin comprometer la capacidad del sistema natural para satisfacer necesidades de las futuras generaciones.
Un ejemplo claro sobre el análisis del sistema en cuenca es el caso del oasis del Valle de Uco de la provincia de Mendoza de Argentina, en el marco del Programa de Desarrollo Institucional Ambiental (2009). Dentro de este Programa se seleccionaron algunas cuencas hidrográficas del territorio argentino para su estudio y análisis en cuanto al uso, manejo y gestión del agua, así como por las alteraciones e injurias severas al medio ambiente que demostrarán cuestiones que comprometen el desarrollo sostenible de los recursos naturales.
Evaluación y monitoreo hacia una GIRH
La actividad de la evaluación del desempeño es parte del proceso de planificación y control. Implica la medición y la corrección de las acciones con el fin de asegurar que se cumplan los objetivos de la organización y los planes diseñados para lograrlos. El proceso consiste en establecer los estándares, medir resultados, comparar con estándares de la propia organización o con otras organizaciones, para determinar con la corrección de las desviaciones o la reformulación de las metas, es aquí donde se utilizan los indicadores de gestión. Como es imposible medir todos los aspectos, es necesario definir las áreas claves o funciones críticas e identificar los puntos estratégicos de control, dónde observar y cómo recopilar información (Fasciolo, G., Puebla, P., et al, 2010).
Para emprender una GIRH es fundamental contar con un fácil acceso a la información sobre el estado de dichos recursos y de los ecosistemas, y sobre las tendencias en uso y contaminación del agua. Además, los responsables de la gestión de recursos hídricos deben ser capaces de contar con información confiable, actualizada y pertinente toda vez que la precisen, en un formato accesible (Global Water Paternship, 2009).
El monitoreo y la evaluación son componentes clave de las actividades de gestión de cuencas. El objetivo del monitoreo consiste en ayudar a los responsables de la gestión y a las partes interesadas a aprender juntos, con miras a mejorar la planificación y la implementación de programas.
Un sistema de monitoreo de gestión de cuencas establece:
– el impacto de los cambios de gestión;
– cómo se medirán los avances y e impactos;
– cómo se empleará la información recabada para explicar las razones de los éxitos y fracasos.
Dos aspectos centrales en la evaluación y monitoreo para cualquier proceso en el marco de la GIRH es que los decisores cuenten a nivel de cuenca con:
(i) Un fácil acceso a información exhaustiva, representativa y confiable en todos los niveles pertinentes y en lo relativo a: la calidad y cantidad de recursos a nivel de aguas tanto superficiales como subterráneas, y las fluctuaciones anuales y estacionales; los biotopos y entornos acuáticos y sus grados de sensibilidad; el uso del recurso (extracciones), particularmente para riego, aplicaciones industriales y agua potable, y las fuentes de contaminación (descargas), sean estas puntuales o no puntuales; los riesgos de fenómenos extremos recurrentes, tales como inundaciones, sequías y contaminaciones accidentales; y los indicadores socioeconómicos, como por ejemplo costos, precios e impuestos (Global Water Paternship, 2009).
(ii) Los organismos de cuenca deben crear un sistema de información8
de cuenca que responda a sus propias necesidades, tanto respecto de la administración de los datos recolectados, como de la divulgación de la información entre distintos grupos de usuarios en formatos comprensibles y útiles.
En este contexto, la gestión de la cuenca debe generar información, en primer lugar, para mostrar una línea de base del estado del recurso y en segundo, en qué medida la ejecución de los planes están modificando ese estado como también las condiciones socioeconómicas de la misma y en qué medida se puede retroalimentar el plan de acción. Por lo tanto, los indicadores para monitorear tanto el estado de los recursos hídricos como la gestión de la cuenca estarán relacionados con los objetivos y las metas del plan de acción. Pueden diseñarse indicadores que, por ejemplo, den cuenta de los avances en la aplicación de la GIRH, con el fin de mostrar:
- Cambios en los procesos, por ejemplo, documentación que se ha completado;
- reformas en la GIRH, como por ejemplo, la confirmación de que se han adoptado;
- prácticas pertenecientes al enfoque de GIRH;
- impactos/resultados de la GIRH y de una mejor gestión del recurso;
- y logros en materia de sostenibilidad.
INDICADORES
La Food and Agriculture Organization of the United Nations –FAO– señala que un indicador cuantifica y simplifica un fenómeno, nos ayuda a entender realidades complejas y nos dice algo acerca de los cambios en un sistema. Los indicadores son seleccionados para suministrar información acerca del funcionamiento de un sistema específico, para un propósito específico –apoyar la toma de una decisión y el manejo. Un indicador cuantifica y agrega datos que pueden ser medidos y seguidos para determinar si está teniendo lugar una variación. Con el fin de entender el proceso de cambio, el indicador debe ayudar a los tomadores de decisiones a entender por qué está ocurriendo tal alteración (FAO. Marco de Referencia e Indicadores Medioambientales de Presión-Estado-Respuesta).
Analizando la bibliografía nos encontraremos que las definiciones, características y clasificaciones de los indicadores son amplias y variadas, por lo que a modo aglutinador, haremos referencia a lo concluido en el Informe del Taller sobre Indicadores de Gestión para Cuenca (2010) realizado por la Red Arg Cap-Net en Buenos Aires:
1) Un indicador se define como una función de una o más variables que “mide” del objeto de análisis (criterio o tema).
2) Una característica o atributo que cambia (varía) en el tiempo o espacio. Por ej. cantidad de lluvia caída, número de casos de una enfermedad hídrica determinada, etc.
3) Un indicador compuesto se construye como una función de varias variables por lo tanto permite medir características multidimensionales. El indicador compuesto tiene la propiedad de resumir numerosos aspectos que están interrelacionados en un solo valor (Schuschny, A. y Soto, H., 2009).
4) El objeto ó unidad de análisis (sitio, cauce, localidad, bosque) es susceptible de medición (en un sentido amplio de la palabra que incluye categorías cualitativas ó expresiones narrativas) y el valor que se obtiene es el dato u observación. Éste es un número ó una calificación, ó una expresión narrativa que toma el indicador en un determinado momento y territorio. Su función es, como su nombre lo indica, señala y dar aviso (United Nations Economic Commission for Europe -UN-CE-, 2003).
5) En términos técnicos, las variables pueden ser cualitativas ó cuantitativas. Las primeras, categóricas u ordinales. Las segundas provienen de conteos o mediciones propiamente dichas. La obtención del valor que toma la variable en estadística se define como medición. Muchos indicadores utilizan variables ordinales, que contienen mayor grado de subjetividad (Figura Nº 1). Por ejemplo, un indicador sobre equidad de género para evaluar el proceso que da igual oportunidad a las mujeres de participar en las decisiones de los organismos de cuencas, puede resolverse utilizando una escala ordinal, por ejemplo, categorizando en: “no relevante”, “muy bajo”, “bajo”, “regular”, “alto”, “muy alto”, es utilizado como uno de los indicadores de desempeño para organismos de cuencas transfronterizas en continente africano (International Network of Basin Organization, INBO, 2009) .
6) Los datos que originan las mediciones pueden ser brutos (crudos, primarios) ó procesados. Este procesamiento origina las series (en el tiempo ó en el espacio) y las medidas estadísticas que las representan. Los datos crudos o semiprocesados son utilizados por investigadores y expertos, mientras que los usuarios de los indicadores son los gestores, líderes políticos, líderes comunitarios y público en general quienes los utilizan para mostrar/interpretar situaciones y tendencias (Figura Nº 1).
7) Los indicadores se clasifican desde diferentes ópticas o intereses:
a. Descriptivos, tendenciales o de comunicación según la función que cumplen (United Nations Economic Commission for Europe, UN-CE, 2003).
b. Según el modelo teórico ordenador:
Presión-Estado-Respuesta –PER– (Organisation for Economic Co-Operation and Development –OECD-, 1993).
Fuerza Conductora-Estado-Respuesta –FER– (Comisión sobre el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, 1996).
Fuerza Conductora–Presión–Estado–Impacto-Respuesta –FPEIR– (Unión Europea, 1998)
c. De insumo, proceso, producto ó resultado y efecto ó impacto. Se construyen sobre los recursos que insumen las actividades, la intensidad en el uso de los recursos y el resultado de las actividades (García de Panelli, A. M., 2000). Las relaciones entre ellos pueden originar indicadores de productividad, eficiencia y eficacia (Ginestara, 2000).
d. Externos, internos ó mixtos: no hace referencia a alguna función sino a la fuente u origen de la información que genera los datos y procesamientos, en el marco operativo de un sistema gestión específica.
8) Para avanzar en la selección de los indicadores se debe constatar ciertos atributos que hacen a su relevancia e importancia para la descripción de la unidad de análisis:
- Relevantes, vinculado con los objetivos estratégicos y útil para las decisiones.
- Sencillos, para poder ser fácilmente interpretados y utilizados.
- Construidos pensando en la realidad concreta que se quiere medir.
- Equilibrados entre la agregación que permite comparar y la desagregación que permite comprender.
- Precisos, matemáticamente si son cuantitativos y conceptualmente si son cualitativos.
- Económicamente factibles de medir es decir no incurrir en excesivos para su obtención.
- Accesibles y confiables, para no arribar a falsas conclusiones
Un punto en que haremos énfasis, parte medular de esta investigación, es el marco ordenador para los indicadores ambientales denominado Presión-Estado-Respuesta –PER– (OCDE, 1993) para los indicadores ambientales, y elegido para la selección de indicadores para la GIRH.
El marco de referencia PER, es relatado en varios documentos incluyendo el de la OECD (1993), quizás el más conocido, que establece únicamente que las actividades humanas ejercen presiones (tales como emisiones contaminantes o cambios en el uso de la tierra) sobre el medio ambiente, las cuales pueden inducir cambios en el estado del medio ambiente (por ejemplo, variaciones en los niveles de contaminación del ambiente, diversidad de hábitat, flujos de agua, etc). La sociedad entonces responde a las alteraciones en las presiones o estado con políticas económicas y medioambientales y programas oportunos para prevenir, reducir o mitigar presiones y/o daños medioambientales.
En la siguiente figura resumimos la causalidad lineal descripta y una explicación más profunda sobre cada grupo de indicadores ambientales9
Fuente: Marco de Referencia e Indicadores Medioambientales de Presión-Estado-Respuesta. Información extraída en http://www.fao.org/ag/againfo/programmes/es/lead/toolbox/Refer/EnvIndi.htm
a- Las actividades humanas ejercen presiones sobre el ambiente (presión), y debe ayudarnos a responder la pregunta ¿qué está afectando al ambiente?
b- Esas actividades cambian la calidad y cantidad de los recursos naturales (estado), y el cuestionamiento a que nos debe ayudar a responder es ¿qué está pasando con el estado del ambiente?
c- Por último, la sociedad atiende o responde a estos cambios a través de políticas ambientales, económicas y sectoriales (respuestas) (OCDE, 1993), por lo que nos brinda información sobre ¿qué estamos haciendo acerca de estos temas?
Un ejemplo claro del modelo es el que aplicaron en el uso de pesticidas y sus impactos sobre el agua subterránea. En este caso, la presión sobre el medio ambiente está causada por la aplicación de pesticidas teniendo como resultado un impacto sobre los niveles de pesticidas en aguas subterráneas. Los indicadores primarios de estado son los niveles de residuos químicos en el agua subterránea que son seguidos y confrontados con los estándares de calidad acordados. La respuesta es el uso del instrumento financiero de impuestos para modificar los niveles de utilización del pesticida que es responsable por la presión. Se recomienda el seguimiento continuo de la situación (Hardi & Pinter, 1995).
Es indispensable que los indicadores ambientales deben estar avalados por requisitos, entre los que cabe destacar (OCDE, 1993): (i) validez científica, (ii) representatividad en el marco de la preocupación ambiental, (iii) fácil interpretación, (iv) respuesta a cambios, (v) comparabilidad en el marco regional, nacional, entre otros. Estos condicionantes marcan las propias limitaciones a las que se enfrentan los indicadores ambientales, una de las principales es la calidad de las estadísticas.
PROPUESTA DE INDICADORES
El monitoreo de la gestión de cuencas mediante indicadores es un proceso que proporciona información para ayudar a la planificación, desarrollo y gestión de los recursos hídricos (International Network of Basin Organization, INBO, 2009). De esta manera los indicadores, estarán relacionados con las metas del plan de acción de la gestión de la cuenca y con los avances en la GIRH.
De acuerdo a la bibliografía consultada los indicadores refieren a distintas dimensiones. En este trabajo se consideraron tres tipos:
1) Los indicadores técnicos basados en mediciones físicas de los recursos hídricos y de sus ambientes asociados, a escalas cuenca u otra unidad más pequeña, tratando de evaluar resultados o la salida de los procesos de programa o proyecto y la sostenibilidad de los recursos naturales en un objetivo más global.
En este contexto, se pueden utilizar indicadores10 que describan por ejemplo: la ocupación del suelo y las cuencas hidrográficas, aptitud y factibilidad de uso, limitaciones ambientales, amenazas, peligrosidad, vulnerabilidad, sistema de producción, identificación de agentes o actores. Servicios ambientales de las actividades, características culturales, paisajes, historia, identidad, costumbres, régimen legal y condicionante, instituciones públicas y privadas con injerencia en el nivel, disponibilidad y existencia de infraestructura, equipamientos y servicios, asentamientos poblacionales, etc.
2) Los indicadores de gobernabilidad que apuntan a evaluar el desempeño de las políticas impulsadas por la gestión. Incluyen aquellos basados en criterio contable y financiero, políticas de participación, de equidad de género, de equidad social, etc.
En el Marco para la Acción presentado en el II Foro Mundial del Agua (La Haya, 2000), con el objetivo de proporcionar seguridad hídrica al desarrollo de la humanidad en los inicios del Siglo XXI, se estableció que “la crisis del agua es a menudo una crisis de gobernabilidad”, por lo cual se identificó la necesidad de colocar a la gobernabilidad eficaz del agua como una de las principales prioridades de acción (Global Water Paternship, 2000).
El concepto de gobernabilidad aplicado al agua se refiere a la capacidad social de movilizar energías en forma coherente para el desarrollo sustentable de los recursos hídricos, además implica la capacidad que una sociedad organizada tiene para diseñar políticas públicas que sean aceptadas por todos sus habitantes y que su implementación sea efectiva por todos los actores involucrados.
Los principales desafíos de la gobernabilidad del agua incluyen diversos factores como son el alto grado de división territorial e institucional, la falta de capacidad de los actores locales; la legislación insuficiente, la falta de marcos de transparencia y reglamentos integrales, las lagunas de conocimiento, información y comunicación, la gestión financiera irregular y la escasa rendición de cuentas.
Para la GWP el nivel de gobernabilidad de una sociedad en relación con la gestión del agua, se ve determinada, entre otras, por las siguientes consideraciones:
- El grado de acuerdo social (implícito o explícito) respecto de la naturaleza de la relación agua-sociedad.
- La existencia de consensos sobre las bases de las políticas públicas que expresan dicha relación.
- La disponibilidad de sistemas de gestión que posibiliten efectivamente, en un marco de sustentabilidad, la implementación y seguimiento de las políticas.
En síntesis la gobernabilidad supone: capacidad de generar las políticas adecuadas y la capacidad de llevarlas a la práctica. Esas capacidades pasan por la construcción de consensos, la construcción de sistemas de gestión coherentes (regímenes: que supone instituciones, leyes, cultura, conocimientos, prácticas), y la administración adecuada del sistema (que supone participación y aceptación social y el desarrollo de competencias), (Global Water Paternship, 2006), es decir la posibilidad de construir (implantar y desarrollar) arreglos institucionales armónicos con la naturaleza, competencias, restricciones y expectativas del sistema o ámbito bajo consideración.
Las respuestas en las que la sociedad participa en la gestión del agua implica la cooperación entre las instituciones y el empoderamiento de los grupos sociales. Hay muchos ejemplos de la participación social en la gestión del agua se implementan a nivel local, y hay una gran cantidad de conocimientos que deben ser compartida en otras regiones para llegar a una mejor gestión social del agua y aumentar el conocimiento sobre el papel de la sociedad en su conjunto. La gobernabilidad del agua no sólo es una cuestión institucional, sino que también se basa en acciones de la sociedad civil y la participación de todos los interesados.
En el Seminario “La Gobernanza del agua: del concepto a la implementación”11 la consultora Elisa Morán de Guatemala expresó la idea que frente el actual contexto en un mundo globalizado con grandes asimetrías y presión continua por el crecimiento demográfico y económico, ambiente y el cambio climático; hace necesario la articulación de la gestión y la gobernanza al cumplimiento de metas y objetivos nacionales, regionales y globales más allá del sector agua, mediante planes, presupuesto y sistema de indicadores. Además como retos más importantes es el vincular el desarrollo de los recursos hídricos al cumplimiento de metas y objetivos nacionales y asegurar condiciones de gobernanza del agua mediante el desempeño institucional y la asistencia técnica y financiera.
3) Los indicadores de cambio climático que apuntan a medir a cómo las instituciones enfrentan las limitaciones que impone la variabilidad climática.
Un tema central de la GIRH es la contemplación en las políticas local y regional de planificación del recurso hídrico de la adopción de estrategias de adaptación y mitigación sujeto a las advertencias climáticas.
Hay conceptos clave que respetar y diferenciar en su significación. Primero, la variabilidad climática es la manera en que las variables climáticas (temperatura y precipitación media, entre otras) difieren de algún estado promedio, ya sea por encima o por debajo de ese valor; ejemplos las sequías, inundaciones, heladas, olas de calor, etc. Segundo, el cambio climático puede ser definido como un cambio en la tendencia de las variables climáticas (y en su variabilidad) caracterizada por un relativamente suave crecimiento o decrecimiento de su valor promedio durante un determinado período (usualmente décadas o más) (Intergovernmental Panel on Change Climate –IPCC–, 2001).
Tercero, la adaptación al cambio climático son los ajustes en sistemas ecológicos, sociales o económicos que se desarrollan en respuesta a los estímulos climáticos actuales o esperados y a sus efectos o impactos, también refiere a los cambios en los procesos, prácticas y estructuras para moderar los daños potenciales o para beneficiarse de las oportunidades asociadas al cambio climático (Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, 2010). El tipo de medida de adaptación a adoptar depende de las características de las amenazas climáticas locales y de la vulnerabilidad del sistema a dichas.
Las principales influencias del cambio climático relacionadas con la tierra se experimentarán con la cambiante disponibilidad de recursos acuíferos para la agricultura, sus efectos sobre la producción agrícola obtenible y la seguridad alimentaria, y los cambiantes requerimientos del manejo de los recursos naturales y del mantenimiento de la biodiversidad. Los cambios en la humedad del suelo y la temperatura, la evapotranspiración y las lluvias, así como posibles incrementos en el estrés por calor, afectarán el crecimiento de algunos cultivos de tubérculos para la subsistencia y de muchos vegetales de campo abierto. Las inundaciones y sequías resultantes tendrán también un impacto negativo sobre la agricultura (IPCC, 2001).
La contribución y el papel central de la GIRH para enfrentar los impactos del cambio climático son ampliamente reconocidos. Tres elementos principales de la GIRH justifican esta visión:
(i) Reconoce el ciclo hidrológico y a sus diferentes usuarios de forma holística y tiene como objetivo asegurar la participación de todos los actores con el fin de llegar a un plan integrado, en el que las actividades puedan llevarse a cabo de forma equilibrada.
(ii) Fomenta el desarrollo de instituciones fuertes, que son esenciales en la gestión equitativa y eficiente del agua.
(iii) Es una forma de gestión adaptativa que es inherentemente flexible a los cambios en la demanda y la oferta de agua.
Los retos ambientales que enfrenta la gestión del agua están bien establecidos: la sobreexplotación, la contaminación, la pérdida de ecosistemas y de la biodiversidad, así como los impactos en la salud pública. Existe una relación estrecha, mutuamente reforzada, entre la gestión del agua que busca proteger los ecosistemas y los servicios ecosistémicos que éstos proporcionan para aumentar los beneficios que el agua brinda a la sociedad, es decir se aboga en una nueva relación entre la GIRH y el ambiente, que reconozca a los ecosistemas como proveedores vitales de agua, y a los servicios de los cuales depende en gran medida la gestión del agua como: la capacidad de almacenamiento, conducción, mejora en la calidad del agua, protección de zonas costeras, y la prevención y mitigación de desastres naturales.
Por otro lado, el reto es lograr la gestión de la demanda, en lugar de sólo enfatizar medidas orientadas a aumentar el suministro de agua, este enfoque puede incluir medidas para mejorar la gestión agrícola del agua, la recarga artificial de las aguas subterráneas, la reutilización del agua, la reasignación de agua entre y dentro sectores usuarios, la reforestación en áreas de captación de agua, el control de fugas, la reducción del consumo de agua en los hogares, el uso de los precios y cobros por el servicio de agua potable, descarga de aguas servidas o uso de infraestructura hídrica, etc.. Es ampliamente reconocido que estas medidas sólo pueden ser exitosas si son diseñadas e implementadas con la participación social y el compromiso de las autoridades. Integrar el manejo del suelo y el agua es una cuestión importante de la adaptación de la gestión del agua al cambio climático, el pago por servicios ambientales es una acción que genera beneficios para las comunidades marginadas (Adaptación al Cambio Climático en las Américas, Soluciones del Diálogo Regional de Política, 2012).
En esta investigación se propone un conjunto mínimo de indicadores que contribuyan a diagnosticar e identificar problemas de la cuenca o en un sentido más amplio a un territorio. Está claro que toda propuesta de indicadores se diseña según la necesidad propia del sistema, es decir no existe una receta universal aplicable para cualquier caso, ya sea para monitorear y/o evaluar el avance hacia una gestión integrada GIRH de algún programa o proyecto específico relacionado con la sustentabilidad del recurso hídrico o la solución de una problemática en particular sobre la misma. Es decir debe contribuir a responder por lo menos las siguientes incógnitas:
1. ¿Cuánta agua se deriva a los usos humanos? ¿Se hace en una cantidad necesaria y razonable?
¿Cuánta agua se consume realmente y que % representa? ¿Mejora o empeora el diagnóstico a lo largo del tiempo?
2. ¿Los usos del agua se encuentran razonablemente integrados en el ciclo hidrológico natural?
3. ¿Se mantienen las principales funciones o servicios ambientales del agua (mantenimiento de paisajes, espacios naturales, biodiversidad)?
4. ¿Realizamos una gestión eficiente de los recursos y de las infraestructuras hidráulicas?
5. ¿Aplicamos una gestión adaptativa de los recursos hídricos y teniendo en cuenta el cambio climático?
6. ¿Fortalecemos las instituciones para una gestión más sostenible del agua? ¿Los proyectos hayan tienen el financiamiento adecuado? ¿Los roles y las competencias están definidas?
7. ¿En qué momento, cómo y qué modalidad se usa para activar e incentivar la participación de las partes interesadas?
En la Tabla Nº 2 presentamos los indicadores asociados a un programa/proyecto de acción hipotético clasificado en gobernabilidad, técnicos y cambio climático; y ordenados por el marco Presión-Estado-Respuesta. En este último punto, resaltamos que algunos indicadores pueden ser considerados en más de una clase de indicador (por ejemplo, población con acceso a agua potable puede ser indicador de estado o respuesta) dependiendo de la interpretación subjetiva del grupo de profesionales y de los objetivos del programa/proyecto a evaluar y monitorear.
Formato para la descripción correcta del indicador
1. Definición: nombre, breve descripción, unidad de medida, escala espacial y escala temporal.
2. Descripción metodológica: posición en el marco ordenador Presión-Estado-Respuesta, indicación de los parámetros de los valores/rangos/metas y conexiones con otros indicadores.
3. Fuentes de información: interna y externa, provincial y nacional.
4. Instituciones que han participado en el desarrollo de los indicadores: principales instituciones responsables y otras organizaciones.
5. Bibliografía y otras referencias.
6. Es recomendable en aquellos indicadores que lo permita su espacialización cartográfica ya que facilita la interpretación de las mediciones y la elaboración de acciones de intervención sobre el territorio.
CONCLUSIÓN
No existe recurso natural más integral para la salud, el bienestar, y la prosperidad de las comunidades humanas, que el agua. La sociedad se provee de este recurso de forma legal o ilegal, en buena o mala calidad, afectando al ambiente y/o personas, aunque se disminuyan los caudales superficiales o desciendan los acuíferos, con un Estado fuerte y regulador o débil y sin intervención. Es decir la gestión del agua es de todo los días.
Compartimos una afirmación de Axel Dourojeanni12 que expresa que a medida que el agua sea más escasa, de no haber una organización adecuada para su gestión a nivel de un sistema hídrico compartido, se generará un caos, se fomentará la inequidad, se incrementará la vulnerabilidad frente a la ocurrencia de fenómenos naturales extremos, se propagarán los conflictos, se tornará más difícil el desarrollo de grandes obras de aprovechamiento y de regulación del recurso, habrá sobreexplotación de fuentes, inequidad en el acceso al agua, contaminación, deterioro de infraestructura e incapacidad para hacer frente a los efectos de inundaciones y sequías, entre otras calamidades.
Por lo tanto, es legítimo y resulta necesario que el Estado, en coordinación con los usuarios y la sociedad civil, regule las intervenciones sobre la cuenca, para minimizar las inequidades, proteger el ambiente y apoyar el crecimiento económico. Es esencial ubicar la gestión del agua en el nivel jerárquico que se merece, fortalecerla en forma continua y construir memoria institucional. Sólo así la sostenibilidad en las políticas hídricas darán resultados positivos, por lo que es indispensable que el organismo rector del agua tenga un sistema de información fiable y asequible por los usuarios, integrado por un mínimo de indicadores en el cual resulte fácil su monitoreo y estén al alcance de los gestores para la toma de decisiones. que expresa que a medida que el agua sea más escasa, de no haber una organización adecuada para su gestión a nivel de un sistema hídrico compartido, se generará un caos, se fomentará la inequidad, se incrementará la vulnerabilidad frente a la ocurrencia de fenómenos naturales extremos, se propagarán los conflictos, se tornará más difícil el desarrollo de grandes obras de aprovechamiento y de regulación del recurso, habrá sobreexplotación de fuentes, inequidad en el acceso al agua, contaminación, deterioro de infraestructura e incapacidad para hacer frente a los efectos de inundaciones y sequías, entre otras calamidades.
Por lo tanto, es legítimo y resulta necesario que el Estado, en coordinación con los usuarios y la sociedad civil, regule las intervenciones sobre la cuenca, para minimizar las inequidades, proteger el ambiente y apoyar el crecimiento económico. Es esencial ubicar la gestión del agua en el nivel jerárquico que se merece, fortalecerla en forma continua y construir memoria institucional. Sólo así la sostenibilidad en las políticas hídricas darán resultados positivos, por lo que es indispensable que el organismo rector del agua tenga un sistema de información fiable y asequible por los usuarios, integrado por un mínimo de indicadores en el cual resulte fácil su monitoreo y estén al alcance de los gestores para la toma de decisiones.
En este contexto, caracterizado por la ausencia o poca gobernabilidad del agua, los modos actuales de explotación no sustentable y el severo riesgo de deterioro del mismo, las lentas adaptaciones que impone e impondrá el Cambio Climático (para algunos con implicancias aún inciertas), resultan necesario no separar el individuo del ambiente, y el Estado de ellos, en virtud de generar vías de soluciones. Es fundamental que nos enfoquemos en la mejora de los sistemas de monitoreo para la GIRH a una escala geográfica apropiada, a nuestro pensar la cuenca, para apoyar la toma de decisiones de política y adaptar nuestro marco normativo a los objetivos de desarrollo a largo plazo.
Creemos que transitar un camino hacia una GIRH es uno de los medios adecuados para alcanzar el fin último de vida humana. Una buena gestión requiere una aproximación que va mucho más allá de las declaraciones de buena intención y, en este sentido, pensamos que la recomposición de las prácticas sociales e individuales a nivel de cuenca (o incluso a una unidad más pequeña), hace indispensable que los organismos e instituciones encargados de la gestión, tengan un sistema de información basado en un conjunto de indicadores que monitoreen sobre el agua y los recursos naturales asociados, las fuentes de presiones, el estado en sí mismo que se encuentran y la capacidad de repuesta de la sociedad en su conjunto. Para tal fin, sugerimos una forma de clasificación de los indicadores bajo tres rubricas complementarias: Indicadores Técnicos, Indicadores de Gobernabilidad e Indicadores de Cambio Climático. Sólo la continuidad en las políticas hídricas dará resultados reales y duraderos y sólo así se alcanzan las metas de sustentabilidad y desarrollo, hasta ahora vistas más en los enunciados que en los logros.
REFERENCIAS
3 Según Guillermo Restrepo González es el proceso de planear, organizar, dirigir, evaluar y controlar (ver artículo “El Concepto y Alcance de la Gestión Tecnológica”. En:
http://ingenieria.udea.edu.co/producciones/guillermo_r/concepto.html)
4 Esta definición fue adoptada por la Red Argentina de Capacitación y Fortalecimiento en GIRH (Arg Cap-Net). En: www.argcapnet.org.ar
5 Aunque a partir de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Agua realizado en la ciudad de Mar del Plata en 1977 ya se empezaba hablar sobre el manejo integral del agua y la cuenca como unidad territorial óptima de planeamiento
6 Director del Centro de Economía, Legislación y Administración del Agua del Instituto Nacional del Agua. Subsecretaría de Recursos Hídricos, Ministerio de Planificación. Argentina.
7 A pesar de lo sostenido, el territorio de una cuenca hidrográfica no es el único ámbito de aplicación de una gestión integrada. Pues en muchos casos los límites naturales de los cursos superficiales de ésta no coincide: (i) hidrológicamente con los límites de las aguas subterráneas, (ii) políticamente con los limites políticos administrativos y (iii) institucionalmente no coincide en muchos casos con los ámbitos de acción de los organismos públicos y privados (CEPAL, 2002).
8 Los inventarios de información de cuenca incluyen datos: características biofísicas y del ecosistemas; hidrología e hidrogeología de la cuenca; uso y cambios anticipados de la tierra; mejores prácticas de gestión; cantidad y calidad del agua, extracciones y descargas; fuentes de contaminación puntual y no puntual; indicadores socioeconómicos; aspectos demográficos y población.
9 El uso de indicadores como instrumento para el proceso político es una práctica habitual en la mayoría de los sectores. En el terreno ambiental y en el marco de los países de la Unión Europea, el desarrollo de planes nacionales de política ambiental comienza a darse a mediados de los 80. Es entonces que frente la creciente demanda de información ambiental, útil en espacio y tiempo para prever situaciones ambientales y capaces de servir a un proceso político preventivo, se justifica el avanzar con carácter prioritario en el desarrollo de indicadores y sistemas de indicadores, estos aspectos han quedado explícitamente reflejados en los documentos de trabajo del “Grupo de Expertos” del Grupo de Revisión de la Política Ambiental de la Comisión Europea (Manteiga, L., 2000). Por otro lado, con el tiempo los indicadores asociados al ambiente han evolucionado desde una perspectiva temática y sectorial hasta encontrar indicadores modernos considerados de tercera generación para medir el grado de sostenibilidad de recursos naturales y su interrelación con el medio antrópico.
10 Para más información se puede analizar la clasificación de indicadores territoriales (para nosotros pueden ser incluirse como técnicos) que adopta la Ley Nº 8051 de Ordenamiento Territorial y Usos del Suelo de Mendoza: (i) Físico-natural. (ii) Actividades y agentes. (iii) Valores. (iv) Espacios adaptados. (v) Sistema legal y administrativo para la gestión.
11 Ciudad de México, 23 de febrero de 2012. Organizado por el Instituto Nacional Tecnológico del Agua.
12 Editorial de la Carta Circular Nº 34, Junio 2011. Red de Cooperación en la Gestión Integral de Recursos Hídricos para el Desarrollo Sustentable en América Latina y el Caribe. Naciones Unidas, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
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Por: Mauricio José Buccheri y Eduardo Alejandro Comellas
Fuente: www.ina.gov.ar
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