Gasoductos: El Nea sigue postergado
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- El 8 mayo, 2006
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En su momento fundamenté que los habitantes del siempre postergado Nord Este Argentino somos los kelpers del territorio continental nacional; históricamente siempre soslayados, postergados, marginados, tal como si fuésemos ciudadanos de cuarta en un país cargado de frustraciones y que estuvo al borde de la disolución nacional hace menos de cinco años.
Dos de las cuatro provincias y media que conforman la región NEA –Misiones y Corrientes- han tenido que soportar un secular aislamiento del resto del país, además de sufrir las permanentes postergaciones de las pavimentaciones de sus rutas y otras serias deficiencias de infraestructura, situación que recién comenzó a revertirse en la década del ’60, medio siglo atrás.
Esa retrógrada concepción económica y geopolítica fue consecuencia tanto del nefasto centralismo porteño, de la escasísima visión de progreso de los gobernantes y dirigentes de nuestras provincias, y de una absurda concepción de la Defensa Nacional, que en el marco de la rivalidad argentino – brasileña consideraba a toda la Mesopotamia “tierra perdida”, ignorando viejas enseñanzas de La Historia que prueban que la mejor defensa de los intereses nacionales es tener fronteras pobladas y desarrolladas.
En la Provincia de Misiones hemos podido constatar otros casos de automarginación, provocados por la escasa visión de futuro y la escasez de criterios de estadistas de los sectores dirigenciales en general, casi siempre dispuestos a no contradecir un palmo los “pensamientos políticamente correctos”, emanados de las usinas políticas de la Gran Urbe.
En todo ese contexto, cuentan las anécdotas que también hubo dirigentes dispuestos a “patear el tablero” con tal de conseguir fondos para apuntalar el desarrollo provincial, como un Gobernador que literalmente pateó la puerta del despacho de un burócrata a cargo de un ente nacional, que pretendía hacerse esperar, dilatar las decisiones y pasar por alto la investidura del primer mandatario provincial.
Otro caso histórico es la tan meneada “marginación a la que nos sometió la EBY” (Entidad Binacional Yacyretá). Sin duda existió soberbia, incapacidad y desinterés en las esferas de decisión de dicho ente y en la Secretaría de Energía, que no tuvo en cuenta las necesidades y los derechos de Misiones, durante más de un cuarto de siglo. Pero también es cierto que el accionar de la dirigencia misionera –salvo honrosas excepciones- brilló por su ausencia, o se destacó por su improvisación, mediocridad y accionar espasmódico, falto de continuidad y carente de políticas claras al respecto.
En los últimos años, un tema importantísimo y de recurrente marginación para todo el NEA, es la falta de decisión clara, concreta y coherentemente planificada, para concretar nuestra interconexión a la red nacional de gasoductos.
Buena parte de esa vergonzosa marginación a la que somos sometidos los argentinos del NEA, es producto directo del accionar antinacional, crudamente mercantilista y carente de todo concepto de integración nacional, de las políticas económicas neoliberales aplicadas sistemática e impiadosamente en Argentina a partir de 1976, o incluso desde mediados de 1975, desde aquel hoy casi olvidado “rodrigazo”; prácticamente sin cambios significativos hasta 2002.
Desde ese momento se barajaron diversas alternativas teóricas de gasoductos, rápidamente sepultadas en el olvido o reemplazadas por otras que tampoco se concretan.
En el marco de los criterios rentístico – financieros y ultra mercantilistas del neoliberalismo, el gasoducto al NEA “solo resultaba posible” como otra vía de exportación al Brasil, significando poco y nada las necesidades propias de nuestra región. En base a esos criterios se anunció la instalación de una mega usina térmica de 3.000 MW en Iguazú, a la que llegaría el gasoducto, y que –en teoría- se concretaría para exportar toda su producción al Brasil, pues –se afirmaba- “Argentina no tiene problemas de abastecimiento eléctrico”. Hoy la realidad nos muestra que ese proyecto se descartó totalmente, y que Argentina está ingresando en una crisis eléctrica de enormes proporciones.
Después de otras alternativas, como la instalación de una usina de más modestas dimensiones en Oberá –segunda ciudad en importancia de Misiones-, y una derivación del gasoducto hacia Brasil en algún punto del noreste misionero; se anunció la iniciativa del Gasoducto del Norte, el cual partiendo de Salta y/o Bolivia, debería llegar a Formosa Capital, Resistencia, Corrientes Capital y Posadas, con algunas derivaciones a otras localidades de las cuatro provincias, y eventualmente al norte santafesino.
Recientes noticias periodísticas dejaron trascender que en este año 2006 no se avanzará en la concreción del Gasoducto del Norte, y que –peor aún- el mismo sería descartado en función de la excelente iniciativa venezolana del Gasoducto Sudamericano que desde Venezuela llegaría hasta Buenos Aires u otro punto de Argentina, pasando por Brasil.
Sin desconocer las limitaciones de las actuales reservas gasíferas de Salta, y los casi seguros incrementos en el precio del gas que aplicará Bolivia bajo la nueva conducción de Evo Morales; resulta en extremo preocupante que este proyecto sea “cajoneado” definitivamente; utilizándose el argumento tapón del mega Gasoducto Sudamericano. En un marco proclive al desarrollo de nuestros pueblos, ambos proyectos resultan complementarios, formando parte de la infraestructura de integración física de nuestras naciones de la hoy embrionaria Unión Sudamericana.
Pero a la vez, analizando las difusiones periodísticas de los bosquejos del Gran Gasoducto Sudamericano, resulta absurdo el criterio centralista con el cual se estaría manejando Argentina, el cual contrasta con la visión federal que está impulsando Brasil para la misma iniciativa.
Mientras que Brasil –con toda lógica y con la mayor coherencia geopolítica- pretende alargar la traza troncal del gasoducto interconectar a todas sus grandes ciudades costeras desde su Región Nordeste, pasando por San Pablo, Río de Janeiro y sus Estados de la Región Sur, Argentina se resignaría a recibir el gas directamente en Buenos Aires, previo paso por Uruguay. ¿Es que acaso el Nord Este Argentino nada importa, para que nuevamente se nos margine de ese modo? ¿No es muy claro que a Argentina (con un Criterio Federal) le conviene que el gasoducto entre a nuestro país por Bernardo de Irigoyen o Iguazú (en el norte misionero), y que desde allí por toda la Mesopotamia se interconecte finalmente con Buenos Aires, previas derivaciones hacia Corrientes Capital, Chaco, Formosa y el norte de Santa Fe (con eje en Reconquista)?
Otra muestra de las diferentes concepciones geopolíticas de Argentina y Brasil. A los atendibles y muy lógicos pedidos de ayuda del Gobierno Boliviano de Evo Morales, Argentina respondió prometiendo donar medicamentos y asistencia sanitaria. Brasil le abrió un crédito para promover sus exportaciones, seguramente a tasa preferencial. Pero es otro criterio, con más visión, sin duda…
Algunas muestras más del vacilante accionar geopolítico que es crónico en Argentina desde el “proceso”. 1) Las largas penurias de Castelli y todo el “Chaco Profundo”, crónicamente carente de agua, y sin decisión de solucionarla. 2) La extrema lentitud para instalar un puente tipo Bailey, que reemplace al derrumbado en el norte de Salta, condenando al aislamiento a aproximadamente 200.000 personas. 3) ¿Puede concebirse que no existan vías de acceso alternativas, en áreas tan grandes de Argentina –como el norte salteño-, o que aún no existan caminos pavimentados en ejes de comunicación potencialmente importante, como el de Salta a Formosa, entre otros? 4) ¿No es acaso el momento propicio para concretar la necesaria renacionalización del petróleo y el gas en Argentina? Todo ello con clara importancia social, económica, geopolítica y ambiental.
Queda mucho por hacer, y falta un profundo cambio de estrategias (o la existencia de alguna coherente, que reemplace a la improvisación que aún subsiste en varias áreas socio económicas), para ponernos en la senda que nos conduzca a ser el Gran País que podemos y debemos ser.
Lo precedente sin perjuicio de destacar decisiones correctas e importantes que se han tomado, como terminar Atucha 2 y avanzar en las construcciones de Corpus Christi y Garabí, además de importantes tramos de redes de alta tensión en construcción o próximos a licitarse; entre otras
Por: Carlos Andrés Ortiz
Especialista en Gestión de Producción y Ambiente Ex Docente
Investigador de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNaM
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