Energía Eólica – Algunos conceptos adicionales
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- El 8 agosto, 2005
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Complementando el artículo precedente (La energía eólica: características, posibilidades y limitaciones), redactado bajo la premisa del siempre limitado espacio de la generalidad de los medios de difusión masiva, cabe señalar algunas cuestiones adicionales que complementan y amplían lo ya expresado.
Tal como es mi línea de pensamiento y consecuente base de acción, considero absolutamente prioritario retomar la senda del desarrollo socio económico sostenido, sólidamente basado en un fuerte impulso al desarrollo tecnológico y un sólido desarrollo del Sector Industrial, ambos con fuertes orientaciones hacia las áreas de tecnologías de punta, sin desdeñar el “otro extremo” llamado las “tecnologías aplicadas”, de bajos costos unitarios y de fáciles implementaciones por parte de los sectores más carenciados de nuestra población; ni tampoco los sectores de tecnología media.
Por ello, el desarrollo tecnológico nacional técnica y científicamente bien fundamentado de las diversas fuentes alternativas de energía (como la solar, la eólica, el hidrógeno, la biomasa, la geotermia, la mareomotriz, etc.) debe ser fuerte y decididamente apoyado.
En los casos de los desarrollos de las energías solar, eólica y del hidrógeno; resulta altamente promisorio que la Comisión Nacional de Energía Atómica –directamente y a través de sus entes vinculados- esté realizando sus propias líneas de investigaciones, lo cual configura toda una garantía de idoneidad científica por ser el conglomerado científico y productivo de más avanzado desarrollo tecnológico de argentina, y que como tal tiene reconocimiento mundial.
Lógicamente el apoyo debe también involucrar a otros entes nacionales que con presupuestos y planteles científicos seguramente menores que los importantes pero siempre escasos recursos y planteles del Sector Atómico Argentino, también desarrollan tareas de investigación pura y aplicada, como sucede en muchas Universidades Nacionales, sin descartar a entes como el INTI, el CITEFA y otros.
También el apoyo y el reconocimiento debe necesariamente involucrar a científicos, investigadores e inventores argentinos, que muchas veces con muy pocos recursos y sin apoyos financieros ni alicientes morales; y en muchos casos en absoluta soledad, logran concreciones importantes, motivados por su sed de conocimientos y por su amor a La Patria, como es el caso por ejemplo del Dr. Roberto Rovedatti, creador de una patente que utiliza los principios de la energía cinética para acumular energía eólica, junto con otros diseños innovadores.
Pero ese decidido apoyo al desarrollo tecnológico e industrial nacional, en los casos de los muy manoseados conceptos de las “fuentes alternativas de energía” no puede ni debe soslayar la existencia de sectores de opinión fuertemente interesados en distorsionar las posibilidades y características reales de aplicación de dichas fuentes de generación eléctrica; como es claramente el caso de las organizaciones transnacionales ultraecologistas, así como algunas pocas organizaciones ecologistas de corte fundamentalista que pueden llegar a abarcar buena parte del Territorio Nacional; y la miríada de pequeñas pero muy ruidosas organizaciones ecolátricas siempre prestas a orquestar ruidosas manifestaciones “en contra de…”; pero nunca -¡efectivamente nunca!- a favor del desarrollo socio económico concreto y autosustentable; habida cuenta que de última adhieren implícita o explícitamente a los nefastos postulados del “crecimiento cero”; desentendiéndose de los problemas de la miseria y el subdesarrollo al escudarse en un ambientalismo extremo que incluso ataca a las producciones más tradicionales –como la agricultura y la ganadería-, sin olvidar el activo papel antiindustrialista del fariseismo ultra ambiental. En ese contexto de paroxismo de exaltación del ecologismo a ultranza, el mismo que defiende encarnizadamente determinados dogmas conservacionistas, pero se olvida sistemáticamente del ser más indefenso de la creación –el homo sapiens humilde-; existe una muy bien montada campaña –con fuertes presupuestos en los canales seudo culturales de televisión, revistas de “divulgación seudo científica” y otros medios masivos de comunicación- de sobrevaloración sistemática de las reales posibilidades y potencialidades de las “fuentes alternativas de energía”, con principal énfasis en la energía solar, la eólica y el hidrógeno.
No puede ni debe soslayarse que la sobrevaloración que las transnacionales de la ecología (herramientas activas del Club de Roma) hacen de esas fuentes de energía alternativa, son el complemento de los virulentos ataques a la energía hidroeléctrica y la energía nuclear.
Las concretas y muy reales limitaciones técnicas y económicas de la energía solar, la eólica y el hidrógeno, sumados a los ataques falaces y plenos de tergiversaciones a las energías hidroeléctrica y nuclear, consolidan apoyos implícitos pero muy tangibles a las centrales termoeléctricas convencionales; las que funcionan en base a hidrocarburos.
Y todo ello lleva al terrible contrasentido que esas transnacionales de la ecología –y sus acólitos locales- de hecho “les hacen el caldo gordo” a la generación eléctrica más contaminante, que al quemar petróleo, gas y carbón, es la principal fuente ocasionante de polución ambiental, causando la lluvia ácida, el efecto invernadero y otros múltiples tipos de contaminaciones. Pero como la naturaleza humana es sumamente compleja, suele suceder que algunos científicos y técnicos que investigan y desarrollan estas fuentes alternativas de energía, en su lógico amor a sus esfuerzos y talentos puestos al servicio de ampliar y profundizar los saberes de la ciencia argentina en esas áreas de estudio, puedan “no ver el bosque por mirar el árbol”, perdiendo la visión integradora de la realidad nacional, al estar tan enfrascados en sus esfuerzos científicos específicos. En tales casos, opiniones y desarrollos de fundamentaciones que pongan en evidencia las limitaciones actuales y potenciales futuras de estas “nuevas fuentes de energía” pueden llegar a ser considerados equívocamente como una suerte de “ataques personales” o “ataques al desarrollo específico” del sector científico analizado.
Volviendo al tema concreto de las limitaciones de la energía eólica, complementando las consignadas en el artículo precedente, cabe señalar algunos pocas más.
Tal el caso del ruido que producen los molinos eólicos, que limitan su cercanía a zonas pobladas. Seguramente que el desarrollo tecnológico limitará o evitará significativamente esta característica negativa.
También el hecho de llegar a afectar a los pájaros, pues al coincidir los corredores eólicos con los sitios de ancestrales desplazamientos de estos animales, llegan a causar mutilaciones y mortandad.
Por último queda por evaluar si la hipotética instalación de un mega parque eólico no podrá alterar de algún modo las corrientes de aire, lo cual ocasionaría cambios climáticos de consecuencias muy difíciles de analizar con modelos teóricos.
¡Bienvenidas sean estas fuentes alternativas de energía, pero que su desarrollo no nos haga perder el contexto del desarrollo socio económico integral que tan necesario nos resulta!
Por: Carlos Andrés Ortiz
Docente Investigador
Facultad de Ciencias Económicas. U.Na.M
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