En 2050, en la Tierra vivirán 9.150 millones de personas
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- El 23 febrero, 2011
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Este será otro año histórico en la evolución de la población mundial. En algún día de los últimos meses de 2011, la Tierra comenzará a cargar con el peso de su habitante número siete mil millones.
Será otra cifra para los récords, para que recordemos las fantasiosas pesadillas malthusianas según las cuales muchos de nosotros hoy no deberíamos estar vivos, ya que nuestros padres o abuelos tendrían que haber muerto a causa de la hambruna causada por un mundo incapaz de generar alimentos para toda la colonia humana.
Pero acá estamos, en esta lomada tan argentina del globo, sabiendo que pronto seremos parte de un hormiguero de siete mil millones de insectos.
Una persona nacida a mediados del siglo pasado y que viva hasta mediados del siglo actual será testigo y partícipe de cómo el planeta triplicó su población en menos de un siglo. Verá cómo la Tierra pasó de contar con menos de tres mil millones de seres humanos, a estar ocupada por más de nueve mil millones.
Igual, esto no significa que las próximas generaciones vivirán apiladas, pisándose las cabezas unos con otros. Hoy, en 2011, toda la población del planeta cabría en una superficie similar a la de la provincia de Buenos Aires sumada a la de las tres provincias de la Región Centro, si esa superficie pudiera poblarse con la actual densidad que posee la ciudad de Nueva York.
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Comentario de Peralta: es difícil visualizar la densidad de población de Nueva York. Mas fácil y folklórico es el clásico cálculo policial para grandes aglomeraciones políticas de 3 personas /m 2. Así, unos 9 mil millones de personas, “empaquetadas” al estilo político argentino, cubrirían una “Plaza de Mayo” de 3000 Km2 (1 millón m2= 1000m x 1000m, equivalen a 1 Km2), o sea unas 300000 Has, o bien un rectángulo de 50 Km x 60 Km : aproximadamente el 3% del territorio de la Provincia de Catamarca, para dar un ejemplo mas “provinciano”.
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Si bien a mediados de este siglo, cuando seamos nueve mil millones, habrá más megaurbes donde la lucha por cada metro cuadrado y por la supervivencia seguirá siendo cruel, gran parte del planeta continuará sin tener la densidad poblacional que en la actualidad muestran países como Francia.
Argentina, por ejemplo, apenas llegaría a los 50 millones de habitantes a mediados de siglo, lo que significa que sólo pasará de un promedio de 15 habitantes por kilómetro cuadrado en 2010, a 18 habitantes en 2050. Francia, el año pasado, ya tenía una densidad de 97 habitantes por kilómetro cuadrado.
El terrícola número siete mil millones tiene grandes chances de nacer en China, país que hoy representa un sexto de la población total, o en India, que va camino a ser el país más poblado del mundo dejando atrás a su vecino oriental.
Una mirada optimista. A esta velocidad reproductiva y sin grandes imprevistos en el camino, es imposible que el planeta no alcance pronto los ocho mil millones de personas y se encamine firme hacia los nueve mil millones dentro de solamente 40 años.
Para ser más exactos, 9.150 millones de seres humanos es la cifra total de población que calcula la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el año 2050.
Pero –acá viene la buena noticia– las estimaciones poblacionales más difundidas en este momento señalan que quienes continúen vivos para mediados de siglo serían testigos de otro hecho inédito: por primera vez en la historia del planeta, la población total debería comenzar a descender.
Si esa situación se produce, como espera la gran mayoría de los estudiosos de la problemática poblacional, será el entierro definitivo de las teorías apocalípticas que auguraban un final con un planeta saturado de seres humanos.
Además, las previsiones económicas señalan que un crecimiento internacional ubicado entre el dos y el tres por ciento anual será suficiente para acompañar sin grandes inconvenientes el pico poblacional que se produciría a mediados de siglo. El desafío no será producir lo necesario, sino aprender a distribuirlo bien.
Gracias a la llamada “revolución verde” de las semillas de mejores rendimientos y los fertilizantes, los alimentos no serán insuficientes. Aunque, vale resaltarlo, en los últimos años ha crecido el número de quienes advierten que el actual nivel de erosión de los suelos y el uso intensivo del agua potable no permitirán continuar con este ritmo de explotación agrícola y producirán, en el mediano plazo, un descenso de la producción mundial de alimentos.
¿Cuáles serían los motivos del esperado descenso poblacional mundial a producirse dentro de cuatro décadas? La explicación viene por el lado de lo que ocurrirá con la tasa de fecundidad. Para aquella época, se espera que descienda por debajo de 2,1 hijos por mujer, la cifra vista como necesaria para que se produzca el reemplazo de la vieja generación por otra nueva del mismo número de personas. Al no mantenerse esa tasa, el número de la población caería.
Cada vez son más los países en donde cae la tasa de fertilidad, gracias al avance de la educación sexual y el acceso a métodos anticonceptivos. En 2010, ya casi la mitad de las personas vivía en países en donde la tasa de fecundidad era inferior a la tasa de reemplazo poblacional.
Esto, que no era sorprendente en los países europeos, sí llamaba mucho la atención en países como Irán, donde las mujeres, en solamente las tres últimas décadas, pasaron de tener un promedio de siete hijos cada una a menos de dos hijos, como es en la actualidad.
Cuestión de políticas. El pronóstico para el año 2050 sería mejor si hasta entonces se alcanzaran mayores éxitos en los programas de planificación familiar en África. Este continente, el que sufre los niveles más bajos de educación sexual y de acceso a mecanismos de control de la natalidad, será escenario de la mayor explosión poblacional durante las décadas que vienen. Tanto crecerá en número de habitantes, que cuatro de sus países (Nigeria, Etiopía, República del Congo y Egipto) estarán en la lista de los 10 más poblados del orbe.
En China, que durante mucho tiempo fue vista como la gran pesadilla demográfica, la prohibición de tener más de un hijo consiguió que la tasa de fecundidad lleve 20 años por debajo del nivel necesario de reemplazo de población y hoy se sitúe en 1,5 hijo.
El problema mayor, junto con África, serán países asiáticos como Bangladesh, Pakistán, Indonesia e India. Estos territorios albergarán grandes poblaciones jóvenes en edad reproductiva.
En India, que llegaría a unos 1.600 millones de habitantes en 2050, fracasó la política que se propuso colocar la tasa de fecundidad en 2,1 hijos por mujer para el 2010. A diferencia de China, el gobierno indio lleva adelante una agresiva política de esterilización, tanto con ligaduras de trompas como de vasectomías, pero sin los resultados esperados.
Los opositores a esa política india lanzan una advertencia que puede servir para el resto del globo: más efectiva que la esterilización es la educación, ya que las regiones donde se logró controlar la población fueron aquellas cuyos índices de alfabetización alcanzaron los niveles más altos.
Otro aspecto que es seguido muy de cerca por los demógrafos es la expansión que experimentará la población musulmana. Esto porque buena parte del crecimiento poblacional de las próximas décadas estará centrado en países con ese credo: casi dos tercios de los 48 países que más verán crecer el número de sus habitantes son países musulmanes.
Por primera vez, el planeta tiene por delante una perspectiva poblacional positiva, desde lo cuantitativo si a mediados de este siglo se consigue la estabilización y luego reducción del número de seres humanos. Hoy nacen 78 millones de personas por año. A medida que pase el tiempo, los millones de nacimientos se irán reduciendo.
Pero el gran desafío que quedará pendiente será mejorar las condiciones de vida de todos los habitantes y conseguir un mundo más equilibrado en el consumo de los recursos y en el acceso a los servicios y a la tecnología.
Es materialmente imposible que, aunque mejoren las condiciones económicas en todos los continentes, la totalidad de la población mundial acceda a un nivel consumo de recursos naturales como el que exhiben hoy los países más desarrollados del globo. Por eso, más que el control del número de la población, un logro mayor será que muchos millones de personas dejen de habitar en la pobreza y que se disminuya el impacto ambiental de cada nuevo ser humano que nazca en la Tierra.
UN PRIMER MUNDO VIEJO, MUY VIEJO…..
Las perspectivas poblaciones no son buenas para muchos de los países más desarrollados. El problema principal es el nivel de envejecimiento de sus poblaciones que ya evidencian y que se observa en estimaciones que les dedican los demógrafos.
Si bien todavía el 42 por ciento de la población mundial sigue teniendo menos de 25 años, vale resaltar que se trata de una situación que se produce, en un 90 por ciento de los casos, en los países subdesarrollados.
Muy diferente es lo que se vive en lugares como Japón y Corea del Sur, que están pensando cómo se organizarán cuando en 2050 tengan a más del 40 por ciento de sus poblaciones compuestas por personas mayores de 60 años.
Las buenas condiciones económicas y las extensas expectativas de vida les produjeron por contrapartida esta situación que los obliga a pensar en cuestiones concretas y urgentes. Algunas preguntas que deberán responder son: ¿cuántos hospitales necesitarán?, ¿a cuánto ascenderán los presupuestos que deberán dedicar a la salud de una población que demandará medicamentos, prótesis y asistencia general de manera intensiva?, ¿qué pasará cuando patologías como el Alzheimer alcancen niveles de epidemia?, ¿cómo se organizarán los sistemas previsionales cuando las poblaciones económicamente activas tengan la misma magnitud que la población mayor en situación pasiva?.
Detrás de esos dos países asiáticos seguirán Europa, Estados Unidos y China, que para esa época tendrán en la misma condición a más del 30 por ciento de sus habitantes. En el caso de Italia, no sólo verá caer en un 28 por ciento su población económicamente activa para el año 2050, sino que además el promedio de edad de los italianos será de ¡53 años! También España se enfrenta a una perspectiva alarmante, ya que se espera que en 40 años el 35 por ciento de su población superará los 65 años, y consumirá el 90 por ciento de su presupuesto para salud.
Estados Unidos, que no se cerró a la inmigración a los niveles que lo hizo Europa, en 2050, también verá crecer de manera significativa su población en edad no laboral. El desafío al que deberá hacer frente Europa es cómo conciliará su durísima política de inmigración, que cada año deja morir frente a sus costas a cientos de africanos, con el rápido envejecimiento de su población. En la actualidad se estima que Europa acoge a unos 24 millones de inmigrantes, unos cuatro millones de ellos en situación clandestinidad.
Mano de obra joven. Argentina, pese a su rango de crecimiento poblacional lento, todavía no llegará a un porcentaje problemático, pero se enfrentará a una situación preocupante: uno de cada cuatro argentinos tendrá más de 60 años en 2050. Los países sudamericanos tienen bajas tasas de fecundidad y enfrentarán situaciones similares. Aun los que más rápido crecen, como Bolivia (2 por ciento) y Paraguay (1,9 por ciento).
Los encargados de aportar mano de obra joven al Primer Mundo serán los países tercermundistas y con bajos ingresos. Estos no sólo no perderán población en edad laboral, sino que seguirán en las próximas décadas teniendo pirámides poblacionales anchas en el segmento juvenil.
Un ejemplo es ver lo que sucederá en Alemania y Etiopía. La nación europea posee hoy 82 millones de habitantes, mientras que su par africana tiene una cifra muy similar: 85 millones. Pero dentro de cuatro décadas se espera que Etiopía, uno de los lugares más pobres del mundo, periódicamente azotado por hambrunas, explote hasta los 174 millones de personas, mientras que la desarrollada y rica Alemania verá caer su capital poblacional hasta los 70 millones de habitantes.
Por: Sergio Carrera
Fuente: La Voz del Interior
Enviado por: Dr. Peralta E. H. (Geólogo)
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