Elogio de la hipótesis
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- El 11 octubre, 2005
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La revista médica internacional de acceso libre PloS Medicine publicó ayer un trabajo del que cuando menos se puede decir que es provocativo. Firmado por el investigador de la Universidad de Medicina Ioannina, de Grecia, y de la Universidad de Tufts, de Estados Unidos, John P. A. Ioannidis, el estudio concluye que la gran mayoría de los hallazgos que se difunden a través de las publicaciones científicas son… falsos.
“Hay creciente preocupación acerca de que en la ciencia moderna los hallazgos falsos podrían ser la mayoría o incluso la vasta mayoría de los trabajos publicados”, escribe Ioannidis. Y enseguida agrega: “Puede probarse que los descubrimientos más defendidos son falsos”.
Con el sugestivo título de “Por qué la mayoría de las investigaciones publicadas son falsas”
( http://dx.doi.org/10.1371/journal.pmed.0020124 ), en su análisis Ioannidis identifica una serie de factores responsables de errores en hallazgos científicos: entre ellos, que la mayoría de los estudios de investigación son pequeños; que el “tamaño de los efectos” también es escaso (por ejemplo, la medida de cuánto incide un factor de riesgo como fumar en el riesgo de enfermedad o cuántas posibilidades tiene un tratamiento de mejorar una enfermedad), y también que los intereses y prejuicios pueden incidir en el resultado de las investigaciones.
Para Ioannidis, los hallazgos biomédicos que más posibilidades tienen de ser verdaderos se dan en las áreas con grandes efectos -como el impacto del tabaco en el cáncer- más que en áreas donde los efectos postulados son pequeños, tales como el riesgo genético de padecer enfermedades en las que hay varios genes involucrados. Por otro lado, afirma, cuantos más equipos de investigación compiten en un determinado tema, menos posibilidades tienen sus publicaciones de ser reales.
Ya hace varias décadas Karl Popper demostró que la verdad en ciencia es provisional, un blanco móvil, dado que el método científico se basa en la refutación. Como afirma un editorial que se publica en la misma edición de PloS Medicine, “la publicación de hallazgos preliminares, estudios negativos, confirmaciones y refutaciones constituye un mecanismo esencial en el esfuerzo por acercarse a la verdad”.
Entonces, ¿cuál es el problema? Sin duda, éste surge no tanto en el campo científico en sí mismo, sino en la valoración que reciben los hallazgos por parte de los no iniciados, que pueden dar validez concluyente a resultados de experimentos que son poco más que verdades tentativas. Y, en ese sentido, los periodistas debemos cuidarnos de la misma confusión en que, afirma Jorge Wagensberg, incurren frecuentemente los museos científicos: “Dan la imagen de que la ciencia no se equivoca”, afirma el físico catalán.
Por algo el premio Nobel austríaco Konrad Lorenz solía decir que “la verdad, en ciencia, puede definirse como la hipótesis de trabajo que más sirve para abrir el camino a una nueva hipótesis”.
Por: Nora Bär
Fuente: La Nación
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