El desarrollo tecnológico del sector nuclear argentino
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- El 4 febrero, 2005
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Con escasa difusión en los medios periodísticos, recientemente se concretaron algunos hechos que por su importancia capital, pasan a ser verdaderos hitos del desarrollo nuclear argentino, y como tales son concreciones referenciales para apuntalar el desarrollo tecnológico nacional.
Hace pocos meses se rubricó un contrato en virtud del cual el INVAP diseñará, construirá e instalará una serie de radares de última generación. Con ello la Fuerza Aérea Argentina contará con la mínima cobertura adecuada para controlar efectivamente el muy amplio espacio aéreo continental y marítimo circundante. El costo total de dichos equipos provistos “llave en mano” será sustancialmente menor al que –en uno más de los “inexplicablemente” onerosos contratos de la larga década del ’90-, estaba por concretarse con una empresa extranjera, en este caso germana.
En las últimas semanas se conoció la decisión de completar la construcción de la Central Nuclear Atucha 2, y el Poder Legislativo ratificó el convenio de asistencia tecnológica nuclear avanzada que nuestro país le proveerá a Australia.
Lo destacable de los casos no está dado por los aspectos científicos; sino por la Decisión Política evidenciada en ellos, la cual marca un positivo cambio, volviéndose a apoyar claramente el desarrollo tecnológico en general, y muy particularmente lo relacionado con el accionar de la Comisión Nacional de Energía Atómica, el INVAP y otros entes vinculados.
Más allá de otras vicisitudes político-sociales, y sin entrar para nada en la limitada óptica del partidismo cerrado y de bajo vuelo intelectual; analizándose desde las altas miras del Pensamiento Estratégico y de la Visión Geopolítica, resulta destacable que parece ir delineándose con trazos gruesos aún, pero coherentemente entrelazados, la Política Nuclear Argentina; de la cual nuestro país carece desde hace poco más de dos décadas.
Para los que seguimos los constantes avances tecnológicos en diversas áreas científicas, de la Comisión Nacional de Energía Atómica y los entes asociados, no nos sorprenden desde el punto de vista tecnológico, las sucesivas concreciones; las que en la mayor parte de los casos solo han carecido del necesario apoyo político para transformarse en realidades con aplicaciones prácticas.
Pasar de la etapa de las investigaciones puras, a las investigaciones aplicadas. O si se quiere, de los laboratorios, a las fases productivas (las que por cierto requieren las imprescindibles adaptaciones y desarrollos tecnológicos específicos que implica la producción a escala comercial), en la mayor parte de los casos depende de las decisiones del Estado Argentino. Y en otras épocas, ese apoyo no solo no existió, sino que se tomaron decisiones incalificables, tendientes a desmantelar todos los entes tecnológicos argentinos, como en el tristemente recordado período de plenos poderes del Ministro que “mandó a lavar los platos” a los investigadores compatriotas.
Un aspecto muy destacable de estas correctas y valiosas decisiones estratégicas, es que no solo se debió enfrentar a la omnipresente “maquinaria de impedir” con sus sutiles lobbies antinacionales; sino que se hizo caso omiso de las ruidosas y muy bien orquestadas protestas de la transnacional del ecologismo fundamentalista, que es Greenpeace; siempre confundiendo a la gente con enrevesados y falaces argumentos, y permanentemente en contra de los Intereses Nacionales.
Sintetizando la importancia de las dos últimas decisiones; terminar Atucha 2 significa una clara afirmación de proseguir el Plan Atómico Nacional, poniendo en marcha una importante inversión ya concretada en un 80 %, e incorporando en el mediano plazo una poderosa usina nucleoeléctrica de más de 600 MW de potencia, ambientalmente más limpia y segura que las centrales termoeléctricas.
Por su parte, ratificar en todas sus partes el acuerdo del INVAP con el ente atómico australiano, significa posibilitar que dentro de una década y media, ese país pueda optar por la tecnología y los servicios argentinos, para procesar los residuos radioactivos, cuyo depósito final será indefectiblemente el territorio australiano.
Debe enfatizarse que con ese acuerdo, Argentina ingresa en un muy reducido grupo de países con capacidad tecnológica de procesar a escala operativa residuos nucleares inertes; aportando una importante fuente adicional de divisas y creando puestos de trabajo de altísima calificación; posicionando a la vez a nuestro país como uno de los líderes en este campo tecnológico.
Residuos nucleares inertes significa –con todas las letras- no explosivos, o técnicamente más correcto “incapaces de generar la reacción en cadena”; al contrario de lo que algunos mercenarios del periodismo sensacionalista alarmaron irresponsablemente a la opinión pública.
Para evaluar la importancia del Sector Nuclear Argentino, no puede omitirse el hecho que los presidentes de Corea Del Sur, China y Vietnam; demostraron explícito interés en concretar acuerdos con la CNEA y el INVAP; e incluso el líder chino visitó las instalaciones del INVAP.
Como dijo el Contraalmirante Carlos Castro Madero, en su postrer reportaje periodístico: “renunciar al Plan Nuclear Argentino sería una decisión suicida para los Intereses Nacionales”.
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
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