El centralismo crónico amenaza al gasoducto del NEA
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- El 10 mayo, 2007
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Resulta en extremo preocupante que desde las usinas del poder económico privado –en buena parte extranjero- se persista en realizar sutiles –o no tan sutiles- acciones tendientes a imponer estrechos criterios economicistas de fuertes connotaciones financieras, para torcer la decisión oficialmente anunciada de proveer gas a la postergada región del NEA (Nord Este Argentino), formada por Misiones, Corrientes, Formosa, Chaco y el norte de Santa Fe.
Conocemos las nefastas consecuencias de padecer un cuarto de siglo de políticas socio económicas neoliberales, en las que el lucro es el valor supremo, el Estado es considerado el enemigo a enanizar, desmembrar, inutilizar y si fuese posible, disolver; todo ello camino a la globalización, en la cual seríamos simples marionetas reemplazables, según los dictados del mega poder financiero transnacional.
Argentina llegó a tener la tercer red de gasoductos del mundo, en función de la extensión, cuando se aplicaron Políticas de Estado con claros principios geopolíticos, conducentes a inducir el desarrollo autosostenido, y a vertebrar todo nuestro enorme territorio continental; en un marco keynesiano de fuerte intervencionismo estatal que logró notables transformaciones macroeconómicas.
Si bien –lamentablemente- existió también una fuerte dosis de centralismo, al priorizarse en gran medida el abastecimiento a la macrocefálica capital y su entorno cercano, también es cierto que paulatinamente la red de gasoductos troncales y sus extensiones iban cubriendo mayores extensiones de nuestro extenso territorio.
Desde 1976, y sobre todo desde 1989, hubo un cambio brusco, el cual nos llevó a una involución socio económica sin precedentes en nuestra historia, conduciéndonos incluso al borde la disolución nacional, en el gravísimo caos general provocado por la sumatoria de políticas tan negativas, que eclosionó a fines de 2001 y comienzos del 2002.
Entre otras consecuencias, hubo un giro de 180 grados en la concepción político-económica, y el Interés Nacional pasó a ser –según la “opinión políticamente correcta” del momento una figura de museo, un anacronismo dejado a un costado por las “nuevas concepciones”, según las cuales “el mercado” por si mismo solucionaría todos los problemas y debería haberse convertido en el árbitro último e inapelable de todas las decisiones.
Pero con solo analizar un poco, puede constatarse que esas supuestas “nuevas concepciones” político-económicas, no eran más que meros retoques superficiales y una brutal profundización de aquellas viejas ideas sustentadas por el liberalismo económico; el cual basa prácticamente todo su andamiaje teórico en meras suposiciones, cuando no en dogmatismos que no guardan ninguna relación con la verdad; tales como “la competencia perfecta”, “la mano invisible de los mercados”, “las ventajas de la especialización”, “el pleno empleo”, “el crecimiento continuo” y otro sinnúmero de falsedades ideológicas en base a las cuales basó su accionar “un conquistador más temible que Napoleón”, el inspirador de la doctrina del liberalismo económico, Adam Smith; tal como calificó el padre del Pensamiento Nacional, Federico List.
El caso concreto es que nuevamente, fundamentándose en la “eficiencia financiera de las inversiones” y en la supuesta “falta de escala de los mercados consumidores del NEA”, existen quienes directamente o tras bambalinas pretenden que el Gasoducto del NEA margine total y precisamente…al NEA; para llevar todo el precioso fluido a la Región Central Argentina.
Con criterios tan estrechos y cortoplacistas, jamás se hubiese construido el primer gasoducto (Comodoro Rivadavia – Buenos Aires), y la mayoría de los otros gasoductos troncales.
Es bien sabido que la disponibilidad de un energético (en este caso gas natural) crea automática y rápidamente su propia demanda, la cual también puede y debe ser inducida mediante Políticas de Estado que reemplacen otros energéticos menos eficientes y más contaminantes (como es el caso de la leña usada en nuestros secaderos de yerba mate y té). Existen numerosos antecedentes de crecimiento fuertemente exponencial y muy por arriba de las previsiones de ciertos “especialistas”; en las demandas de energéticos (electricidad, gas natural, etc.) una vez que están disponibles. Claro está que esos “especialistas energéticos” más bien parecerían especialistas en mantenernos subdesarrollados, tal como habitualmente razonan los tecnócratas imbuidos del seudo eficientismo neoliberal.
Por otra parte, con un preclaro concepto de Geopolítica Nacional, es una de las grandes prioridades integrar a TODO EL NEA a la red de gasoductos. Si tal como se hizo conocer, ese gasoducto será operado y/o de propiedad de ENARSA, es totalmente lógico que El Tesoro Nacional directamente o por medio de impuestos especiales, financie la interconexión –con visión de futuro a por lo menos dos décadas- de Misiones, Corrientes, Formosa, Chaco y el Norte de Santa Fe.
Queda la duda si la eventual capacidad de transporte que –en el mejor de los casos- se asigne a nuestras postergadas provincias, sea suficiente para sostener un previsible y rápido crecimiento de nuestras demandas.
Es de destacar la opinión del Dr. Aldo Ferrer, posiblemente el más prestigioso economista argentino contemporáneo, quien manifestó su preocupación por la inconclusa reconstrucción de los imprescindibles entes técnicos nacionales, lo que impide al Estado Argentino trabajar con el debido sustento técnico, sobre todo en temas de gran importancia estratégica, como es este caso.
Coincidentemente, preocupa el mutismo casi total de los entes técnicos nacionales, de los entes técnicos provinciales, de nuestros legisladores y dirigencia en general; los que en un año electoral pueden llegar a posponer este tema básico por otros menos importantes pero aparentemente más urgentes.
¡El Gasoducto del NEA debe servir prioritariamente a Nuestra Región! Es un imperativo geopolítico y socio económico que no puede ser avasallado por los tecnócratas del subdesarrollo.
Por: Carlos Andrés Ortiz,
Ex Docente – Investigador Facultad de Ciencias Económicas, U.Na.M,
Especialista en Gestión de Producción y Ambiente
Cursante de la Maestría en Gestión de la Energía
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