Ecologismo: Nuevos versos para viejos dilemas
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- El 14 julio, 2011
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Las luchas por el poder, el control político y el manejo de las riquezas, son temas tan viejos como el hombre.
La esencia no cambia, pero si los métodos, que se vuelven más sutiles, a veces imperceptibles para el común de la gente, e inexistentes para los cándidos, y los fanáticos de todo tipo. Estos últimos solo creen –con ferocidad a flor de piel- en aquel puñado de ideas que le han inculcado, y no hay razonamiento que les haga entrar en razones.
Dentro de los cándidos o crédulos, están los que simplemente no disponen de las herramientas de análisis suficientes, y también están los otros: aquellos que por comodidad (la vieja ley del menor esfuerzo, llevada a la pereza mental y física extremas), prefieren mantenerse voluntariamente en “la postura cómoda” del “pensamiento políticamente correcto”, aún sabiendo que es falsa e incluso perjudicial al país y sus propios intereses personales.
Este último caso lo definió con singular maestría Walter Graziano, con su “teoría de las pastillitas”: conceptualmente como “toma la azul y conoce la verdad, toma la verde y sigue cómodamente instalado en el engaño, pero sin culpa”.
Para ese engaño aceptado o autoasumido, por parte de los cándidos o crédulos, y para insuflar más odio e irracionalidad en las mentes fanatizadas, operan muy “eficientemente” las usinas de ideas de las transnacionales de la ecología, instalando ideas nada inocentes, bajo la cobertura aparentemente “dulce e inocente” del “cuidado del medio ambiente” y todos los engaños que de esa frase se derivan.
Es la vieja lucha por el poder, en este caso llevado al control y manipulación de las mentes, para usar a los cooptados bajo el nuevo colonialismo político y económico que se oculta debajo del verde ropaje del conservacionismo llevado a límites extremos e irracionales.
Con el terrorismo ecológico instalado a partir del vaticinio del “Apocalipsis del supuesto colapso ambiental”, ya por dos veces anunciado con bombos y platillos –nunca cumplido-, incluso con fecha “predeterminada”, con lo cual pretendieron instalar el absurdo dogma de la totalmente falsa “necesidad” de la genocida idea del “crecimiento cero”: ni más ni menos que la irracionalidad de detener por completo el crecimiento económico.
Por supuesto que las “menudencias” de las grandes hambrunas y otras miserias a escalas dantescas, que esa perversa idea llevada a la práctica ocasionaría, nada les importan a esos “ecologistas”.
Semejantes disparates ideológicos, con genocidas ideas asociadas (como aquella según la cual “el ser humano es el peor azote del mundo”), creados e instalados desde las grandes potencias económicas (las del G 7), encubren otra forma –algo más sutil que las anteriores del colonialismo a cañonazos- de colonización cultural, y a través de ella, el manejo al antojo de las corporaciones financieras transnacionales, de las riquezas de todo el resto del mundo.
Ese “no a todo” que con fanatismo de neoreligión pagana predican los ultra ecologistas (no a las represas –que esconde un “sí a seguir quemando petróleo, gas y carbón-, no a las nucleares –igual que lo anterior y además oculta el lobby por los altísimos subsidios a las ineficientes energías eólica y solar-, no a las papeleras (¿no usan papel, así sea higiénico, los fanáticos ultras?), no a la minería (¿volveremos a las cavernas?), no a la soja (¿no es un alimento acaso, además de gran rubro de exportación de Argentina?), no al DDT (si con ello vuelven los mosquitos y las endemias mortales, nada les importa); en fin: un no al desarrollo socio económico y un no al progreso en todas sus formas.
No es casualidad que la vieja y decadente Europa, hambrienta de materias primas que no posee, añorante del poder absoluto que supo tener y que perdió en forma irreversible, utilice el neocolonialismo de las transnacionales de la ecolatría; para lo cual le son funcionales tanto los liberales “eficientistas” y antiestatistas, como los marxistas y trotskystas declamadores de “anti capitalismo”…que son usados como marionetas dóciles de las grandes corporaciones financieras que buscan tozudamente la “globalización salvaje”…sin importar los terribles costos humanos que sus acciones provocan. En medio de esa variopinta mezcla de liberales y marxistas, muchos incautos de buena fe, también sucumben al mensaje falsamente “medioambiental” de las grandes y muy bien pagas transnacionales del ecologismo cavernario, fanático e irracional.
Es la vieja lucha por el poder –a secas- y el saqueo de las riquezas del mundo, dentro de la cual el ecologismo fundamentalista y cavernario es hoy uno de los principales actores al servicio de las grandes corporaciones financieras que persiguen la globalización salvaje.
Por: C.P.N. Carlos A. Ortiz
Investigador de temas económicos y geopolíticos
Ex Investigador y Docente = Facultad de Ciencias Económicas = UNaM
Especialista en Gestión de la Producción y Ambiente – Fac. de Ing. = UNaM
Tesista de la Maestría en Gestión de la Energía = UNLa – CNEA
Docente de Economía – Esc. Normal 10 – Nivel Terciario
Docente de la Diplomatura en Geopolítica – Inst. Combate de Mboror
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