Corpus, Garabí y las falsas alternativas seudo ecológicas
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- El 21 enero, 2008
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Se invita al lector a evaluar estos fundamentos, los que posiblemente puedan resultarles “difíciles de digerir” en primera instancia, sobre todo si es simpatizante honesto o militante entusiasta de alguna de las ONGs transnacionales que operan en Argentina y en América Latina. Pero si persiste en el esfuerzo, podrá quitarse la venda de los ojos y ver parte del “poder detrás del trono” que mueve a Greenpeace, WWF y muchas de las ONG regionales, varias de las cuales (estas últimas) pueden estar motivadas por altruistas intenciones y tal vez ni sean concientes de la forma ruin en que son usados –en el peor de los sentidos- como instrumentos dóciles y maleables y como grupos de choque para perpetuarnos en el subdesarrollo crónico.
El ecologismo de corte fanático, claramente fundamentalista, que con carácter de neoreligión pagana se extendió con notable influencia, sobre todo en los países subdesarrollados, poseyendo una metodología propagandística muy particular, indudablemente responde a muy bien estudiadas pautas de infiltración cultural; tal como sin duda fue planificado y está siendo ejecutado con los ocultos hilos conductores del siniestro Club de Roma.
El terrorismo ecológico es una de las herramientas fundamentales de la ecolatría, inculcando terribles miedos irracionales en la población, mediante el simple recurso de la repetición de mentiras y de verdades a medias; como la sarta de disparates –continuamente enriquecida- con la cual instauraron en la población una serie de gruesas falsedades conceptuales respecto a la generación hidroeléctrica, con frases impactantes pero de escaso o nulo sustento científico.
El Club de Roma desde su primer informe seudo científico, utiliza esa metodología del terrorismo conceptual; siendo una institución creada para servir de poderosa herramienta al servicio de la globalización a ultranza (esa que busca la desaparición de los Estados Nacionales, sobre todo los del mundo subdesarrollado excluido del privilegiado grupo de países de elevado grado de desarrollo y altamente industrializados). En artículos precedentes me referí extensamente al Club de Roma, por lo que en mérito a la brevedad, me remito a esos antecedentes; los que el lector interesado podrá encontrar en Internet, y en varios de mis libros.
Es de advertir que las grandes ONGs operan con poderosos apoyos mediáticos, y cuesta mucho creer que se mantengan con las “cuotitas” que gente de buena fe o fanáticos al uso, aportan mensualmente. Son conocidas las “afinidades” entre esas ONGs transnacionales, y los mega grupos petroleros anglosajones; y si con profunda sabiduría El Maestro de Palestina enseñó a sus discípulos, “por sus obras los conoceréis”, puede advertirse que esas ONGs jamás…¡JAMÁS! atacan o tan siquiera rozan con sus críticas a los intereses vinculados con esas petroleras.
Téngase en cuenta que los múltiples derrames de petróleo en las costas argentinas, han contado con el silencio cómplice de Greenpeace y de WWF, esta última con su filial “argentina” Fundación Vida Silvestre.
Y no solo el último que perjudicó una amplia faja costera en Chubut. En 1999 un barco de la empresa anglo holandesa Shell (la misma que es vox pópuli que “patrocina” a Greenpeace) contaminó las costas de Magdalena y Punta Indio; sin que prosperen las acciones judiciales y sin que los directos pedidos formales a la ¿ex argentina? princesa Máxima de Holanda surtan efecto alguno. Busque con lupa el lector a ver si encuentra algún reclamo “ecologista” de esas vocingleras ONGs “defensoras del medio ambiente” (solo cuando les conviene a sus patrones del 1º Mundo) respecto a dichos notorios perjuicios…y seguramente no encontrará nada.
Es notable que esos mismos “ecologistas parcializados” jamás ataquen a las usinas eléctricas más contaminantes, que son las que funcionan a base de hidrocarburos. Es lógico pues eso también afectaría a sus “patrones” y espónsores.
En Argentina, con bombos y platillos, exigen el anarquista método de la “consulta pública” previa a toda nueva central hidroeléctrica y nuclear … pero no exigen el mismo prerrequisito para las instalaciones de las numerosas usinas termoeléctricas que tachonan nuestro vasto territorio continental. De nuevo advertimos que esas grandes ONGs seudo ecologistas, sus asalariados cipayos de Argentina, y los “perejiles” de las pequeñas ONGs que siguen a pies juntillas las instrucciones de aquellas, son muy “cuidadosos” de no atacar a “los grandes patrones financistas” que son las mega petroleras y gasíferas, lógicamente vinculadas con los intereses de la generación termoeléctrica. ¡Todo cierra perfectamente!
Analicemos un poco ahora el caso de Misiones.
Durante más de dos décadas, con la complicidad activa de politiqueros de muy bajo vuelo mental, diversas ONGs que en muchos casos han sido poco más que “sellos de goma”, se han dedicado con particular saña y en forma muy retorcida, a atacar a las presas hidroeléctricas, sin importarles un ápice el imprescindible desarrollo socio económico. En cambio “miran para otro lado” otras lacras terribles, como los males causados por los agro tóxicos fosfatados, cuyo epicentro de deformaciones genéticas, taras mentales y muertes prematuras, estaría en la propia “capital de la ecolatría de Misiones”, en el epicentro provincial, sede de una activa ONG ultra ecologista, antirrepresista a ultranza y contra toda lógica racional.
De nuevo la dualidad de conducta, típica de estos movimientos fundamentalistas con claras connotaciones anarquistas, con muchos militantes que permutaron el marxismo violento y cargado de resentimientos; por la militancia “verde antisistémica”, que –notablemente- termina haciéndole el juego al “gran capitalismo” que dicen aborrecer. Adviértase además que el concepto de patriotismo ha sido totalmente reemplazado en esos movimientos ecológicos fundamentalistas, por el cerrado culto a Gea, la nueva seudo religión pagana que endiosa al conservacionismo extremo y en muchos casos francamente delirante ¡al punto de denostar al ser humano como “plaga”..
¡Es notable como un puñado de fanáticos, con metodologías comunistoides y anarquistas, pretenden condicionarnos la vida a todos los misioneros e incluso perjudicar ostensiblemente los Intereses de La Patria, la cual necesita imperiosamente salir de las tenazas de la dependencia extrema de los hidrocarburos!
Originalmente “batían el parche” con disparates del tenor de “se puede comprar toda la energía que se necesite” (como si fuese una baratija de supermercado), pero la crisis energética puso al descubierto ese dislate.
Después insistían incoherentemente con las generaciones eólica y solar, pretendiendo ignorar las grandes limitaciones técnicas y los elevadísimos costos por KWh de esas tecnologías, amén de sus nocivos efectos ambientales, que también ocultan.
Ahora las últimas versiones de los disparates ecolátricos pretenden suplantar Corpus y Garabí … con microcentrales hidroeléctricas y con generación en base a biomasa, esta última básicamente con residuos madereros.
La experiencia de las microcentrales para proveer electricidad a pequeños núcleos poblacionales ha sido un estruendoso fracaso total, pues fue un proyecto “concebido a lo hippie”, sin tener los pies sobre la tierra, no considerando la elementalidad de la cobertura de los costos de operación (diríamos “elemental Watson” parafraseando al novelesco detective inglés). El caso de la obra de la microcentral de Pueblo Illia fue el más rotundo y conocido fracaso, pues solo podía mantenerse con desproporcionados subsidios. Pero el disparate mayúsculo queda al descubierto si se analiza que los cálculos más optimistas de TODO EL POTENCIAL HIDROELÉCTRICO DE CURSOS DE AGUA INTERIORES DE MISIONES –incluyendo la ya construida Urugua-Í y otras obras de mediana potencia (que exceden largamente los estrechos márgenes de las microturbinas), en el mejor de los casos llegaría a 1.500.000 KW, pero con criterio más conservador se aseguraría la mitad de esa potencia, o sea 750.000 KW, pero con menores rendimientos de energía y costos unitarios mucho mayores que las mega hidroeléctricas binacionales. Compárense esas magnitudes con el actual proyecto Corpus de 2.890.000 KW y con Garabí de 1.800.000 KW.
Pero si lo que se pretende (tal lo dicho por algún ingeniero hippie) es desligarse de la realidad nacional y encerrarse en Misiones como si fuese una entidad política independiente…¡eso ya es cipayismo que roza la traición a la Patria!
Y respecto a la energía de los desechos madereros, sería importante que se aprovechen en pequeñas usinas para suministrar energía a los propios aserraderos o pequeños núcleos poblacionales. Pero pretender trabajar en gran escala, es ignorar los bajísimos rendimientos de la madera mojada, los problemas logísticos de traslado y acondicionamiento para el uso, las dificultades y costos de manipuleo, las fluctuaciones en el rendimiento calórico, etc. Ello además de la emisión de monóxido y dióxido de carbono en grandes cantidades, y la amenaza a los montes degradados, que estarían –en tal supuesto- en la mira de esos potenciales generadores de energía de biomasa maderera.
Sintetizando, la temática energética no es cosa de hippies sesentistas, descolgados de la realidad; ni tampoco es para políticos irresolutos, que acomodan sus discursos a las diferentes presiones de estos patoteriles grupos de presiones ecolátricas.
Están en juego, ni más ni menos, las grandes potencialidades de desarrollo socio de Misiones para las próximas décadas. ¡No nos dejemos patotear por los dogmáticos de la ecolatría!
Por: Carlos A. Ortiz
Ex Docente – Investigador – FCE – UNaM = Especialista en la Temática Energética
Cursante de la Maestría en Gestión de la Energía
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