Corpus = Entre simples opiniones y fundamentaciones técnico – científicas
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- El 1 abril, 2008
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Una cosa es ser “opinólogo” voluntarista, abarcando algún lugar en el amplio arco que va de la vulgar charlatanería, pasando por los opinantes mercenarios de la política de bajo vuelo (que suelen ser expertos en enredar y distorsionar la cosa para tapar sus falencias de fundamentaciones sólidas), hasta voluntariosos que no miden sus limitaciones conceptuales específicas; y otra muy distinta es fundamentar un tema con bases técnicas, con sólida experiencia práctica y con rigor científico; más aún si se está avalado por estudios académicos específicos.
Dentro del amplio espectro de los “opinólogos” hay de todo en La Viña del Señor; pero priman quienes demuestran grandes dosis de voluntarismo, con graves falencias técnicas específicas.
Un caso similar de “opinología”, en alguna parte del amplio arco descripto que los agrupa, lo constituye la nota reciente de un lector, pretendido refutador de mis conceptos técnicos.
Con toda claridad repetidamente afirmó tener “argumentos”, lo que reafirmó en su párrafo final. Cualquier investigador científico conoce que un “argumento” es una simple construcción de la imaginación volcada a un tema; que por lo general no tiene ningún rigor científico. Por ejemplo una película de ciencia ficción o de fantasía pura tiene un “argumento” que es su hilo conductor, por más disparatado que sea.
Un “argumento” puede expresarlo tanto un charlatán de feria, un politiquero de bajo vuelo, como un bienintencionado que no necesariamente sabe de lo que opina.
En cambio una fundamentación técnica realizada con rigor científico es otra cosa muy diferente; pues es la base de acción de todas las ciencias que permitieron al ser humano evolucionar desde las épocas cavernarias hasta los altos niveles alcanzados hoy, en constante evolución.
Desde el primer párrafo el opinante “le yerra el vizcachazo”, pues afirma no haber encontrado “argumentos” en mi nota en la que refuté a Monseñor Piña, pese a que está cargada de fundamentos. Pero como dice el refrán popular, “no hay peor ciego que el que no quiere ver”.
El calificativo de “chicanas personales e inconducentes” corre por cuenta y cargo de quien lo expresa, con claro tinte leguleyo. Es muy claro que refuté sólidamente los falsos, erróneos o fuera de contexto “argumentos” de Piña, y eso no indica “chicanas personales” ni nada parecido.
Este nuevo opinante demuestra desconocer el funcionamiento del Sistema Argentino de Interconexión, al afirmar que la energía de Corpus y Garabí será para la Pampa Húmeda (menos mal que no adhirió al grueso error de Piña que afirmó que se exportaría toda esa enorme masa de energía, con lo cual en ese punto no le queda más remedio que coincidir conmigo, bien o mal que le pese). Y omite “prolijamente” toda evaluación de la importancia geopolítica de esas mega usinas hidroeléctricas, y las amplias posibilidades de desarrollo socio económico que permiten, siempre y cuando trabajemos con patriotismo, seriedad, fundamentación técnica sólida y perseverancia dentro de Políticas de Estado con visión de estadistas. Difícil pero no imposible, y como sea la alternativa es la inacción y la permanencia de las condiciones de subdesarrollo crónico que padecemos.
Mezcla este opinante el tema del gas natural, al cual Piña ni se refirió; “embarrando la cancha” equivocadamente. El espacio en mi anterior nota y en esta es una limitación lógica en todo artículo. Me remito a mis numerosos artículos y ocho libros, en los cuales profundicé en el tema del gas natural.
La energía solar no la “denosté” como con curiosa interpretación afirma el lector opinante, solo la puse en su justo contexto. Solo los apresurados, los ecólatras, los fanáticos y los políticos de bajo vuelo simulan confundir una fundamentada crítica con una denostación.
Exagera este lector casi al nivel de paroxismo cuando se refiere a las superficies a inundar (que en el caso de Corpus son básicamente pedregales del cañadón del río).
Y en cuanto a su imaginativo contexto de “humidificación masiva” (calificativo de propio cuño que sintetiza esas imaginativas construcciones de escenarios dignas del peor terrorismo ecolátrico), es otro “argumento” sin base científica alguna.
Doy por terminado este cambio de “argumentos” por fundamentos, y soy conciente que determinada dirigencia vinculada con el “noventismo” neoliberal y el fundamentalismo ecolátrico, encontrará a partir de ahora muchos ignotos opinantes dispuestos a seguir confundiendo a la opinión pública, muchos de ellos de buena fe pero de paupérrimos conocimientos técnicos específicos.
Pero como Jauretche, Scalabrini Ortiz y otros grandes patriotas, esas minucias no nos arredrarán a los que luchamos por la Grandeza Nacional; la cual requiere desarrollo socio económico, para el que la abundante energía eléctrica es un prerrequisito ineludible. ¡No podemos seguir desperdiciando nuestro enorme potencial hidroeléctrico, que es un verdadero Don de Dios a nuestra disposición!
Recordemos que sin industria no hay Nación, y sin abundante energía eléctrica no hay industria; sin industria no hay desarrollo ni trabajo para el pueblo.
Por: Carlos A. Ortiz
Ex Docente – Investigador – FCE – UNaM = Especialista en la Temática Energética
Cursante de la Maestría en Gestión de la Energía
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