Cargando Reportaje a Héctor Otheguy Presidente de INVAP S.E.
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- El 1 enero, 2000
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BNyT: El programa periodístico PUNTO DOC ha sido, tal vez, uno de los mas duros a la hora de opinar sobre el contrato que INVAP firmó con Australia para la construcción de un reactor nuclear. ¿A que atribuye Ud. esa postura tan dura por parte del periodismo?
HÉCTOR OTHEGUY: En cuanto al programa que Ud. menciona, no fue solamente duro sino que actuó con una mala fe evidente, me entrevistaron durante una hora y media y sólo presentaron unos muy poquitos minutos de contenido casi irrelevante. Pero no es todo el periodismo sino una parte de él; evidentemente se les da cabida a sectores de la sociedad que buscan algún tipo de presencia constante en los medios, utilizando para ello un tema tan sensible y desconocido para la opinión pública como lo es el tema de la tecnología nuclear. Sucede que las organizaciones ambientalistas, que razonablemente tienden a preservar el medio ambiente, se exceden en su celo sobre el tema y sus denuncias siempre tienen “prensa”, sean serias o no. Ud. sabe que la denuncia y el escándalo, tenga o no fundamentos, siempre “vende”. Por otra parte, la prensa especializada que también trabaja conjuntamente con entidades ecologistas pero que entienden del tema, se han mostrado defensoras de este importante contrato que INVAP firmó con el gobierno Australiano y que le producirá al país un importante ingreso de divisas.
BNyT: ¿Ud da a entender que el temor a la actividad nuclear proviene del desconocimiento, además de existir otras intenciones, y que se expresan a través de la denuncia constante?
H.O. En general si. Mire, existe un hecho histórico, innegable y tremendo. La tecnología nuclear se hizo conocer en el mundo a través de las bombas atómicas arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki. Esta circunstancia traumática quedó asociada para siempre a la temática nuclear. Este es un hecho de la realidad, que no podemos ni ocultar, ni olvidar y que ha contribuido a exacerbar el temor a lo nuclear. Las raíces de este temor son muy profundas y niegan y reniegan de la racionalidad que nos guía en la vida diaria. A esta realidad, súmele ciertos intereses de algunos grupos y alguna prensa sensacionalista, tanto nacional como internacional, que ven una muy buena veta en la crítica y denuncia constante, muchas veces sin fundamento, sobre esta actividad.
BNyT: ¿No cree Ud. que ante la situación que Ud. describe, debería existir mayor difusión sobre el tema, que explique, con términos sencillos como funciona esta compleja actividad?
H.O.: Si, claro, no hay ninguna duda sobre esto. En lo que se refiere a INVAP, siempre hemos tratado de difundir su actividad a través de los medios a nuestro alcance. Comprendo que no siempre son suficientes, pero nunca hemos dejado de responder, tanto a consultas bien intencionadas, como a denuncias infundadas. Creo que la CNEA (N. de la R: Comisión Nacional de Energía Atómica), no ha logrado llevar adelante una política suficientemente clara de difusión que contribuyese a calmar la ansiedad de la gente, ya que, digamos de modo paternalista, siempre dijo “Nosotros sabemos hacer las cosas, no hay motivos de alarma”, sin aceptar que, a pesar de eso, había gente que seguía teniendo miedo. Pero tambien es cierto que la CNEA, realmente, sabe hacer bien las cosas y a pesar de su actual situación presupuestaria las sigue haciendo bien. Muy bien diría yo. Ahora, el problema es que a pesar de que Ud. difunda por cuanto medio tenga a su alcance todo lo que hace a la actividad nuclear, la gente no cree. La sociedad argentina esta padeciendo el síndrome del descreimiento. No le cree a nada ni a nadie, máxime si la información proviene de un organismo estatal. En cambio acepta sin chistar y, lo que es mas grave, sin analizar, cuando el testimonio proviene de un medio periodístico. En los últimos 50 años no hemos tenido ni un solo accidente o inconveniente en el área nuclear que haya puesto en peligro a los habitantes o bienes de nuestro país. Pero Ud. ya sabe. La gente, por un lado, oye lo que quiero oír, y por el otro, tiene derecho a creerle a quien se le venga en gana. Contra eso, no es mucho más lo que podemos hacer, simplemente demostrar con hechos que la actividad nuclear en la Argentina no encierra ningún peligro ni ha provocado accidente alguno. No he escuchado de ningún sector solicitando que se prohíba la fabricación de automóviles porque en la Argentina se produzcan ocho mil muertos por año en accidentes viales. ¿Sería descabellado un pedido de esta naturaleza, verdad?. Bueno, igual de descabellado es tratar de prohibir cualquier tipo de actividad nuclear, que reúna obviamente todas las condiciones de seguridad, máxime en un sector que, gracias a Dios, en la Argentina aún no ha provocado ni una víctima fatal en la población.. Que en definitiva, es como debe ser.
BNyT: Ahora bien, yendo al punto más complicado de las últimas denuncias: ¿Efectivamente INVAP logró ganar la licitación en Australia porque se comprometió a tratar los residuos nucleares en nuestro suelo?
H.O.: De ninguna manera. Lo desmiento enfática y categóricamente. En ninguna parte del acuerdo ni del contrato se dice que la Argentina o INVAP se comprometen a realizar el acondicionamiento de los elementos combustibles gastados en su propio territorio, cosa que suele ser ocultada por quienes se oponen a la aprobación de dicho contrato. En todo caso, si alguien tratase de importar algo prohibido, intervendrá la aduana, por citar al menos una institución, y no lo dejará entrar. Pero en lo que hace a la licitación en si, lo dicho por ese programa mal intencionado y con un profundo desconocimiento de la causa, lo tengo que calificar como totalmente absurdo. La realidad es que los que ahora hacen y seguirán haciendo sin duda, este mal llamado “trabajo sucio”, son los franceses, justamente a los que INVAP le ganó la licitación, sencillamente, créase o no, porque nuestra oferta era la mejor. Si la condición era esa, de que el que ganara debía tratar los residuos nucleares, ¿no hubiese sido más sencillo para los australianos habérsela otorgado a Francia que ya viene realizando esa actividad desde hace mucho tiempo? Pero además de esto, este argumento es verdaderamente ofensivo para los argentinos y demuestra un nivel de colonialismo mental asombroso: implica, ni más ni menos, que no sabemos hacer nada mejor que los “desarrollados” y aquí sólo nos tiran las migajas a cambio de aceptar ser “el basurero del mundo”. Descabellado.
Por eso insisto que aquí hay otros intereses en juego que están tratando de que Argentina pierda este fenomenal contrato que la posiciona entre las naciones más importantes del mundo en lo que a desarrollo de tecnología nuclear se refiere. Y lo más lastimoso, es que esos espurios intereses, provienen de nuestro propio país. Una verdadera pena.
BNyT: De lo que Ud. dice se desprende que tal acondicionamiento es algo que se hace hoy comercialmente, ¿es así?, ¿quién brinda ese servicio?
H.O.: Efectivamente, el tratamiento de los elementos combustibles agotados es un servicio que brindan comercialmente empresas de Francia e Inglaterra, como dije antes, y también en los próximos años Rusia y Japón. Francia, que ratificó recientemente que seguirá acondicionando los combustibles gastados del reactor de Australia, trata los combustibles gastados de varios países de Europa. Para ello cuentan con instalaciones de gran tamaño que han costado miles de millones de dólares. Argentina en el pasado construyó sus propias instalaciones, de menor tamaño, pero hoy hace que pueda acondicionar los elementos combustibles gastados de sus reactores de investigación si lo quisiese. De hecho, las instalaciones hoy están en uso para tareas de investigación y desarrollo de materiales altamente radioactivos.
BNyT: Muchos grupos ecologistas rechazan las aplicaciones pacíficas de la Tecnología Nuclear y en general sus argumentos apuntan a que la misma es contaminante, peligrosa y demasiado cara. ¿Qué puede responder a esto?
H.O.: En primer lugar, estos grupos ecologistas, no reconocen la naturaleza profunda de sus prejuicios. Recurren entonces a argumentos ecológicos o económicos como los que Ud. menciona. Pero estos argumentos son fáciles de refutar: Es posible demostrar que la radiactividad no es un producto de la tecnología nuclear, sino un fenómeno presente en la naturaleza y en todos los seres vivos. Se pueden comparar la calidad y la cantidad de contaminación producida por esta actividad y por otras. Los residuos nucleares decaen, aunque algunos tienen vidas media de milenios: los metales pesados, que abundan por doquier, no tienen esa ventaja. Antes, los comparaba con los muertos por accidentes automovilísticos. También puedo compararlo con el enorme impacto ecológico de las represas. En cuanto al transporte de materiales radiactivos, han recorrido millones de kilómetros en todo el mundo, en trenes, camiones y barcos, sin que hayan afectado al público. Esto se puede comparar con los frecuentes vuelcos, derrames y otros accidentes que se producen con otros tipos de materiales peligrosos, por ejemplo el petróleo. Se puede cotejar también con los miles de muertos de la minería del carbón, en la que no hay comparación con los cuidados que se toman en las centrales nucleares. Sin embargo el nivel de ataque que sufren esas otras actividades, son ínfimas con respecto a las que recibe la actividad nuclear, sobre todo en la Argentina. Por eso digo y afirmo, que estas denuncias son mal intencionadas.
BNyT: Por último, INVAP, como se ha dicho, ¿no respeta la Constitución Nacional?
H.O.: La presunta violación del Art. 41 es la acusación más frecuente hecha contra INVAP y contra el Acuerdo, pero es una acusación sin fundamento, ya que en ningún documento se habla de traer materiales radiactivos, sean residuos o no, al territorio argentino: solamente se habla de la gestión de los combustibles quemados, cuyo tratamiento se podría hacer en el país o en otra parte, como ya lo hemos explicado antes. Además, sería absurdo desde el punto de vista de los australianos el haber firmado un contrato multimillonario sujeto a una acción que podría ser ilegal. INVAP es una empresa seria, y todo lo que hace se rige no solamente por la Constitución Nacional, sino por lo dictado por todo el marco legal que debe respetar cualquier empresa en nuestro país y en el caso de INVAP, en el mundo. En especial, la seguridad en la actividad nuclear es un tema internacional y no únicamente nacional. Todos los países del mundo cuidan que esta actividad se desarrolle con el máximo control para evitar accidentes de cualquier tipo. Reconocemos que existe una discusión sobre si se trata o no de residuos, o si la importación temporaria de un elemento combustible gastado (para su tratamiento y luego vuelve al país de origen) es o no el ingreso que prohíbe la carta magna. Serán los jueces los que dirimirán el caso, en la remota hipótesis de que tal situación se presentase, tal vez dentro de quince años. Porque, insisto y reitero, esa actividad la realiza Francia para Australia, e incluye el tratamiento de los combustibles que se empleen en el reactor que nosotros estamos construyendo en este último país.
INVAP como empresa del estado, debe dar el ejemplo en el respeto a las leyes de la Nación. Por lo tanto, reitero, en el hipotético caso que se diera esa circunstancia, dentro de quince años será la Justicia la que dirá si ese material australiano puede o no entrar a la Argentina. Y si la justicia dice que no, no entrará. Así de simple.
POR RICARDO RICCIO
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