Análisis básico de la crisis energética Argentina
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- El 15 abril, 2008
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Intentando ser breve, conciso y directo; en un tema crucial sobre el cual se podría escribir una frondosa enciclopedia, cabe señalar los aspectos básicos.
A – El cuadro de corruptela sistemática, de muy vieja data en Argentina (deberíamos remontarnos al gran traidor y agente británico que fue Rivadavia, para un estudio sistemático de lo referente a cipayismo y corrupción); pero que alcanzó niveles simplemente horrendos en la década del ’90, y sus prolongaciones.
B – Los corruptores o instigadores de la corrupción como partes básicas de todo el caso, de los que con toda claridad Joseph Stiglitz señaló a los organismos crediticios internacionales; y otros autores avanzaron incluso sobre otros entes globalizantes, como la Comisión Trilateral, el Consenso de Washington y varios más. Son los que presionaron e instigaron la desintegración política de Argentina.
C – A partir de la aplicación impiadosa del desguace sistemático del Estado Argentino, concretado bajo las eufemísticas figuras jurídicas de la “desregulación” y de la “reforma del Estado”; casi todo el altamente estratégico Sector Energético fue puesto en manos “privadas”, otro eufemismo pues muchos de los entes fueron vendidos o concesionados –según el caso- a Empresas Estatales extranjeras, básicamente europeas. Por otra parte esas “ventas” o “concesiones” fueron concretadas en la mayor parte de los casos –sino en todos- por sumas irrisorias. El caso paradigmático fue el de YPF, cuyo valor real fue estimado en el orden de 100.000 millones de U$S, y la venta se concretó en varias etapas por un importe nominal del 10 % de ese monto, con el agravante que se recibieron en parte de pago bonos devaluados, aceptados a valor nominal (o sea superior al real de mercado).
D – Solo se salvaron de las “privatizaciones” –y por muy poco- las dos centrales nucleares, y las partes argentinas de Salto Grande y de Yacyretá. En todos esos casos se lo vio muy activo fogoneando las “ventas” de apuro al “experto energético” de Cavallo, el Ing. Carlos Bastos, sindicado como el “hombre de confianza” de la norteamericana Enron, posteriormente quebrada en forma escandalosa y causante principal de la descomunal crisis energética de California, USA.
E – Entre muchos aspectos negativos de la Reforma Constitucional de 1994, la provincialización de los recursos hidrocarburíferos restó poder de negociación a Argentina, pues los grandes oligopolios ya no deben lidiar con el siempre más poderoso Estado Nacional, sino con las provincias, muchas veces acosadas por urgencias financieras o por apetencias electoralistas, que llevan a sus gobernantes a concretar acuerdos muchas veces muy lesivos a los Intereses Nacionales. Así pasó con las prolongadísimas e innecesarias prórrogas de las concesiones de los mayores yacimientos de gas y petróleo respectivamente, dejando casi a perpetuidad en manos extranjeras las principales riquezas hidrocarburíferas conocidas.
F – En la parte eléctrica, se frenaron totalmente el Plan Nuclear y el Plan de Grandes Obras Hidroeléctricas, e incluso se pretendió avanzar en la exportación total de las producciones hidroeléctricas de Yacyretá y de Salto Grande (en este último caso el 50 % argentino). Con eso se buscaba quitar toda competencia importante a los poderosos inversores –mayoritariamente extranjeros- que con gran premura montaron numerosas usinas termoeléctricas del tipo turbogas y ciclo combinado, diseñadas para funcionar con gas natural. Generación que siempre es más cara y contaminante que la hidroeléctrica. ¡Los seudo ecologistas hicieron “mutis por el foro”, como cómplices del proceso!
G – El desmesurado énfasis puesto en la generación termoeléctrica, sobre todo la basada en el consumo de gas natural, transformó a la matriz energética argentina en hidrocarburo – dependiente, al punto tal que más del 90 % del consumo de energéticos en Argentina depende del gas natural y del petróleo. Para algunos analistas serios, docentes y disertantes de la Maestría, ningún país del mundo tiene un sesgo tan acentuadamente dependiente de los hidrocarburos, excepción de algunos grandes exportadores del mundo árabe. Con las escasas reservas actuales, esa dependencia hidrocarburífera es un fuerte rasgo de debilidad estructural del Sector Energético Argentino.
H – El libertinaje en el que actuaron las empresas petrolíferas y gasíferas, les permitió “ordeñar” desaforadamente nuestras reservas –trabajosamente detectadas y atesoradas por Yacimientos Petrolíferos Fiscales-. De esa forma “hicieron Caja” rápidamente, antes que la marea ultra privatista cambiara; y por supuesto no invirtieron prácticamente casi nada en exploración y nuevas perforaciones de riesgo, pues son inversiones a largo plazo, en las que las transnacionales no están interesadas, y además existen otros países con mayores reservas potenciales a ser descubiertas.
Nos quedamos sin reservas y sin las divisas, las cuales el corrupto menemato les permitió liquidar en su mayor parte sistemáticamente en el extranjero. O sea que las divisas ni siquiera ingresaron a Argentina.
I – Hace más de dos décadas que no se invierte en nuevas plantas de refinación, con lo cual en el sector se está trabajando con déficit de capacidad para el actual consumo interno, situación que se agravará rápidamente en función de la reactivación económica. Tampoco hubo inversiones en nuevas usinas por más de media década, y en el Sistema de Transmisión, el déficit de inversiones acumuló más de un cuarto de siglo. En lo referente a gasoductos, desde que se “privatizó” Gas del Estado no se construyeron más gasoductos para el mercado argentino, mientras que se construyeron diez nuevos para exportación. Eso es una verdadera afrenta a la dignidad nacional, y está en línea con el nefasto neoparadigma de considerar “simples commodities” (materias primas) a los energéticos, en lugar de bienes de alto valor estratégico, tal cual es el criterio usual en las grandes potencias, en las potencias emergentes y en los países con dignidad nacional.
J – Los sectores políticamente más recalcitrantemente ultra conservadores y oligárquicos –así estén enquistados en las estructuras de los partidos de raíz popular y nacional- son fuertemente afines a la termogeneración, y se oponen sistemáticamente a las generaciones nuclear e hidroeléctrica, bajo diversos y cambiantes pretextos. Así sucede en Misiones y en Argentina con antiguos referentes y nostálgicos de la corruptela menemista y sus similares radicales.
K – Las grandes transnacionales de la ecología y los “perejiles” locales de las ONGs del fundamentalismo ecologista vernáculo, no tienen ningún problema en aliarse tácticamente con esos sectores de corruptela antinacional y con claras afinidades a la generación termoeléctrica, poniendo “palos a las ruedas” de los proyectos hidroeléctricos y nucleares, apelando al terrorismo ecolátrico que tan bien manejan, y siempre sugiriendo falsas alternativas llenas de limitaciones (como la eólica, la solar, la biomasa, etc.) como pretextos; mientras hacen la vista gorda a las nuevas centrales termoeléctricas que tachonan todo el territorio nacional.
Algunas cosas importantes empezaron a cambiar. Se reactivó el Plan Nuclear; se construyeron tramos nuevos de redes de alta tensión, y estarían por licitarse otros de gran importancia; se pusieron en marcha algunos proyectos hidroeléctricos de mediana potencia; se dio fuerte impulso a la mega central hidroeléctrica de Garabí, y lo mismo se estaría por hacer (esperemos que así sea) con Corpus, se construirá una importante central carbonífera cerca de Río Turbio; otras hidroeléctricas como Chihuido II y las obras del Río Santa Cruz estarían prontas a licitarse; se está trabajando fuerte en los biocombustibles.
Falta reactivar Paraná Medio, volver a crear Agua y Energía Eléctrica; dotar de masa crítica intelectual suficiente y de Pensamiento Nacional a la Secretaría de Energía de la Nación; y por sobre todas las cosas ¡reestatizar el estratégico sector de los hidrocarburos!, volviendo su manejo efectivo a manos del Estado Nacional.
Y en Misiones, dejar de lado las improvisaciones creándose la Secretaría de Energía Provincial, de eminente perfil técnico de excelencia.
Estos temas los trato con mayor profundidad y extensión en mi nuevo libro Geopolítica de la Energía.
Por: Carlos A. Ortiz
Ex Docente – Investigador – FCE – UNaM = Especialista en la Temática Energética
Cursante de la Maestría en Gestión de la Energía
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