Aguas limpias. Primera parte
- Creado por admin
- El 14 octubre, 2004
- 0
Introducción
El deterioro de los cursos de agua y su contaminación es uno de los principales problemas ambientales que sufre la Argentina.
Cada año, los ríos, los arroyos, las lagunas y el mar reciben un cóctel de millones de litros de sustancias contaminantes.
Muchas de estas sustancias son de origen humano y otras, si bien existen en la Naturaleza, aumentan sus concentraciones en el ambiente como consecuencia de la actividad humana.
Siempre ha prevalecido en nuestro país el concepto equivocado de que el agua tiene capacidad de asimilar y diluir todo lo que recibe. Implícitamente en algunos ámbitos también ha primado la concepción de que la contaminación de los cursos de agua es una consecuencia inevitable de su desarrollo.
En la Argentina, observaremos que casi toda el agua que se consumen, proviene de los mismos cuerpos de agua en los que son evacuados los residuos cloacales e industriales.
La concentración de diversos elementos de contaminación –materiales pesados, bacterias, nitratos e hidrocarburos- que se producen en diferentes lagos, lagunas y ríos del país, superan largamente las cifras consideradas peligrosas.
No es casual que los ríos Paraná, Salado del Norte, Salado del Sur, Carcarañá, de la Plata y Colorado se inscriban entre los más contaminados de la Tierra.
La Argentina no posee medidas de control adecuadas para el tratamiento y disposición de aguas servidas, residuos peligrosos sólidos y desechos industriales domiciliarios, que finalmente terminan contaminando cuerpos de agua superficiales y subterráneos.
Se cuenta con información que determina que importantes y numerosos cuerpos de agua se encuentran afectados por aguas servidas, con intensos procesos de eutroficación debido a la falta de depuración.
El mayor problema es las áreas urbanas que reciben contaminantes al por mayor desde todas partes.
Una de cada cuatro camas de un hospital está ocupada por pacientes que tienen enfermedades contraídas por el agua.
La contaminación del agua actúa lentamente y genera enfermedades de todo tipo, no sólo trastornos infecciosos.
El agua transporta metales y sustancias tóxicas que van acumulándose en los organismos hasta afectar de diferente manera los diversos tejidos corporales.
La contaminación de las aguas de superficie provenientes de las aguas residuales industriales y de aguas negras sin tratar es una de las causas principales de daños a la propiedad (en combinación con las inundaciones), pérdidas de espacios para recreación y daños ecológicos alrededor de las principales áreas urbanas y de varios lagos interiores.
En varios lugares del interior del país –como Rosario y Córdoba- los cuerpos de agua se han contaminado hasta el punto de afectar los trabajos de las plantas para su tratamiento.
Podemos tomar el caso del Lago San Roque, abastecedor del agua de la ciudad de cordoba, en la Provincia de Cordoba, es un lago empachado por la materia orgánica, algas, virus y bacterias, es decir, experimenta el problema de la eutrofización.
Hay proyectos para hacer plantas de tratamiento para las principales localidades, pero la descarga sigue creciendo.
No hay ningún sistema de tratamiento funcionando.
La cuenca Riachuelo-Matanza en la Provincia de Buenos Aires, con sus 2.240 kilómetros cuadrados y sus tres millones de habitantes, de los cuáles sólo el 45% posee cloacas y el 65% tiene agua potable (1.700.000 personas utilizan pozos negros o cámaras sépticas), es uno de los símbolos nacionales de la polución.
Tres mil empresas vuelcan a diario y desde hace años sus residuos tóxicos o no tóxicos, sólidos o líquidos, sin ningún tipo de tratamiento o con tratamiento insuficiente. Las industrias farmacéuticas, químicas y petroquímicas aportan el 30% de la contaminación, la industria de las bebidas alcohólicas y curtiembres el 3%.
A estos volcamientos se agregan los afluentes cloacales.
En conjunto, recibe a diario 368.000 metros cúbicos de residuos industriales, nada menos que el doble del caudal mínimo promedio del río; esta carga constituye una peligrosa que destruye cada gota de agua transformándola en una explosiva gota de contaminación. Los lodos del Riachuelo poseen grandes concentraciones de cromo, cobre, mercurio, cinc y plomo.
Las mayores concentraciones de cromo y plomo se encontraron en los límites de los municipios de Avellaneda y Lanús en la Provincia de Buenos Aires.
Hidrocarburos como el benceno, naftaleno, antraceno y tolueno, entre otros, abundan en las aguas y aparecen esplendorosos en sedimentos de los ríos y arroyos cercanos a destilerías e industrias petroquímicas como las que se encuentran en los cursos de agua del área Beriso-Ensenada.
En las zonas urbanas y rurales del noroeste de la Provincia de Buenos Aires, el acuífero Puelche –reconocido como uno de los más grandes del mundo- presenta diferentes niveles de contaminación con nitratos y bacterias coliformes.
La sección superior arde de basura tóxica.
La descarga es meteórica y el agua puede transportar sustancias asociadas con los pozos ciegos, los basurales y los nitratos residuales. El partido del conurbano bonarense, densamente poblado, el agua del Puelche presenta concentraciones de nitratos hasta tres veces mayores a los límites permitidos.
El canal oeste de los municipios Beriso y Ensenada, Provincia de Buenos Aires, languidece. En ningún caso las plantas depuradoras son suficientes, los tratamientos que debieran efectuar las empresas antes de volcarlos a los cauces son entre deficientes e inexistentes. El conjunto de basuras es letal: metales pesados, compuestos organicos e inorgánicos.
Por otro lado, la empresa “Aguas Argentinas” estimó que fluyen 2.300.000 de m3 de aguas negras sin tratar –por día- en el río de la Plata. A ellas, se suman 1.900.000 de m3 diarias de descargas industriales del Area Metropolitana de Buenos Aires.
En el caso de la Ciudad Autonoma de Buenos Aires, la repercusión principal recae en que las normas de calidad del agua ambiental se exceden constantemente de la franja de los 300 metros continuos a la costa del río de la Plata, impidiendo el uso recreativo (por insalubre) de las playas que antaño fueron tan importantes para sus habitantes .
La mayor parte del agua que consume la población proviene de los mismos cuerpos en los que son evacuados los efluentes cloacales e industriales. Dada la falta de tratamiento de los mismos, la población termina consumiendo agua potable de calidad dudosa o a un alto costo de purificación.
La única manera de revertir este proceso que está silenciosa pero inevitablemente deteriorando nuestro entorno de vida, contaminando nuestros alimentos y amenazando la salud de presentes y próximas generaciones, es a través de un plan para poner fin a los vertidos de sustancias al agua.
Es necesario un cambio radical en la manera en que se enfrenta el problema de la contaminación y exigir a los organismos de gobierno y a las industrias, un rendimiento de cuentas al público sobre las sustancias que se producen y liberan al ambiente. Así como una reducción progresiva de la generación de esos contaminantes. Existirían dos formas de hacerlo…
Cristian Frers.
Técnico Superior en Gestión Ambiental.
Técnico Superior en Comunicación Social.
Tte. Gral. Juan D. Peron 2049 7mo. “55”. (1040) Capital Federal.
República Argentina.
E-mail: [email protected]
0 comentarios on Aguas limpias. Primera parte