Agua corriente y pozos ciegos
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- El 1 enero, 2000
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Cuando se adquiere un predio se sabe que hay dos servicios básicos indispensables, sin los cuales no hay instalación posible: la suplencia de agua y un sumidero de desechos cloacales.
En las ciudades existen redes de agua corriente y cloacas ya trazadas, por lo que sólo es necesario hacer la conexión correspondiente a la red ya existente.
Pero en las zonas suburbanas y rurales, la cosa cambia y es necesario realizar una perforación (la profundidad dependerá de la zona en cuestión) para la provisión de agua potable y un pozo ciego o pozo negro como sumidero de semisólidos cloacales.
Dado el crecimiento poblacional y la falta de inversión en infraestructura por muchas décadas, esta realidad pasó a ser no sólo la de las zonas suburbanas y rurales, sino las de zonas recientemente urbanizadas, en muchos casos con alta densidad poblacional y alta concentración industrial.
Es el caso de las zonas aledañas a las grandes ciudades, que en el caso de la Argentina alcanza una mayor proporción en el Conurbano Bonaerense, tanto por su extensión en superficie como por la densidad poblacional.
Este alto consumo de agua subterránea provocó que muchos asentamientos poblacionales se establecieran en lugares donde circunstancialmente el acuífero freático posibilitaba la radicación pues su profundidad era sensiblemente mayor a la existente en las condiciones anteriores. Es así que en esos mismos lugares, se construían y se construyen pozos negros de 5 o6 metros de profundidad.
Cuando en los años `90 se produce un aumento de la inversión en la infraestructura con la privatización de las empresas de aguas nacionales y provinciales, el beneficio, comodidad y progreso representado por la extensión de las redes de provisión de agua, trajo aparejados otros problemas.
Es que al existir el agua corriente, los habitantes y las industrias han dejado de extraer el agua del acuífero. Esta extracción se realiza en un sector puntual (donde existe el tanque de distribución) y no siempre este lugar está elegido convenientemente por lo que lentamente las napas han estado subiendo en determinados lugares, en algunos casos inundando sótanos o brotando de las juntas de los asfaltos.
Se debe realizar un estudio de impacto ambiental serio cada vez que se pretenda instalar un tanque de distribución y una red de agua corriente local. Es el Estado el encargado de controlar que las empresas no avancen en las obras en forma no planificada, con el sólo objetivo de aumentar sus ingresos.
Este problema que ya es grave de por sí y que requiere una solución de tipo técnico, se ve agravado por la existencia de los pozos negros que se llenan cada vez más rápidamente cuando no se desbordan directamente.
Muchos cometen en su desesperación, ignorancia o irresponsabilidad el delito de derivar los líquidos del pozo negro con el consiguiente riesgo de infección y transmisión de enfermedades. Estamos yendo rápidamente a las situaciones de insalubridad que se vivían en la Europa de la Edad Media donde en las ciudades las aguas servidas se volcaban a la calle.
Este último problema sólo admite una solución: cloacas ya para todo el conurbano y tratamiento de los efluentes antes de su vuelco, de lo contrario la catástrofe sanitaria con que nos enfrentaremos no tendrá parangón en la Historia Argentina.
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