Acción de los fertilizantes en los suelos
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- El 1 enero, 2000
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Ya es sabido, que actualmente en las actividades agrícolas y ganaderas, son utilizadas sustancias agroquímicas tales como fertilizantes, insecticidas, herbicidas, fungicidas y nematicidas con el objetivo de proteger y potenciar la producción agraria.
En el caso de los fertilizantes, su uso es necesario como aporte de nutrientes necesarios para las plantas o como enmendante de suelos. En principio, las actividades agrarias no tienen porqué perjudicar al suelo, pero llega un momento, que a causa de la repetición de cultivos , el suelo se degrada y pierde los nutrientes contenidos en el mismo. Como suele decirse, se empobrece. En este estado es incapaz de proporcionar la cantidad de nutrientes que la vegetación necesita, siendo necesario el aporte indirecto a través de fertilizantes.
Antiguamente el aporte común de nutrientes se realizaba por medio de los abonos orgánicos tradicionales : estiércol, compost, etc., pero la tendencia actual es que los fertilizantes químicos los sustituyan. Estos contienen distintas concentraciones de los nutrientes esenciales N, P, K, determinando el índice N-P-K. Los productos químicos se presentan en formas iónicas, asimilables por las plantas.
Abonado del campo.
Durante la aplicación de este tipo de fertilizantes al suelo hay que tener especial cuidado sobre los efectos del uso abusivo de los mismos; la degradación de la estructura del suelo, y el descenso de su contenido en humus. Una vez que el suelo y la planta han absorbido las cantidades necesarias de nutrientes aportados por el fertilizante, el resto será arrastrado por las aguas superficiales o subterráneas. A partir de ahí, el ciclo que sigan es incontrolado.
Para hacer una pequeña introducción, hay que recordar, que las plantas son capaces de sintetizar los alimentos, a partir de los elementos químicos que toman del aire, del agua y del suelo. Entre los elementos químicos que constituyen las plantas tenemos que citar los esenciales, que se dividen en macronutrientes, micronutrientes, y oligoelementos. Es en el caso de los macronutrientes primarios y secundarios, formados por nitrógeno, fosfato, potasio, calcio azufre y manganeso, donde aparecen los problemas. Las plantas son capaces de tomarlos del suelo en la cantidad precisa para su normal desarrollo.
El potasio se puede encontrar en forma de potasio asimilable, en la solución del suelo, o no disponible, en la estructura arcillosa del suelo. Este elemento, es absorbido por las raíces de la planta y funciona en los mecanismos de fotosíntesis, translocación de carbohidratos, síntesis de proteínas, etc. Alguno de los efectos secundarios de los abonos potásicos es el efecto salinizante debido a las impurezas de los abonos, además de las impurezas generadas por sus formas de aniones y cationes.
El nitrógeno es un nutriente esencial en el crecimiento de los vegetales, y un constituyente de todas las proteínas. Es absorbido por las raíces bajo las formas de ión nitrito e ión amonio. La aplicación de abonos ricos en nitrógeno en alguna de sus formas puede provocar como efecto secundario, entre otros, la aportación indirecta de nutrientes como azufre, magnesio, calcio, sodio y boro. Además, algunos fertilizantes nitrogenados aplicados en grandes dosis pueden afectar al pH del suelo bajándolo, y si están combinados con bases como sodio o calcio, lo aumentan. Los daños directos sobre más importantes sobre el suelo son el aumento de la salinidad y sobre las aguas la eutrofización y el aumento de la salinidad.
El fósforo se presenta como inorgánico, orgánico, adsorbido en la estructura del suelo o diluido en su solución. Su disponibilidad depende enormemente del pH estando el óptimo entre 6 y 7, así como de la presencia de minerales ricos en hierro, aluminio, calcio, magnesio o manganeso. La aplicación de abonos fosfatados repercute sobre el pH del suelo, inmoviliza metales pesados, aporta o de forma indirecta otros nutrientes como el azufre, calcio, magnesio, etc. y mejora la estructura del suelo. Al igual que el nitrógeno, en exceso, es un agente potenciador del efecto de eutrofización de las aguas.
Cuando es aplicado un fertilizante, es necesario saber que no vamos a obtener mayores rendimientos agrícolas si aumentamos la dosis de éstos. Lo que ocurre en estos casos, es que estos excesos no son asimilados por la vegetación, y pueden ser arrastrados por la escorrentía superficial o penetrar en las aguas subterráneas. Otra situación que se puede dar, es la concentración de fertilizantes, como ocurre con los nitratos, lo cual supondra un peligro para la salud humana y animal. Los nitratos se reducen en el intestino y se convierten en nitritos o nitrosaminas, que son productos cancerígenos.
Entre el efecto ambiental más importante con relación al ciclo del nitrógeno y del fósforo, hay que añadir, que cuando los nitratos son arrastrados a las aguas subterráneas, actúan aumentando la salinidad de estas. En caso de ser arrastrados por aguas superficiales y acabar en ríos, lagos, etc., actuarán como fertilizantes de la vegetación acuática. Si llega el caso de darse una concentración alta, aparecerá el fenómeno de la eutrofización de las aguas. Cuando un agua está eutrofizada, se origina la aparición excesiva de algas y plantas que cubren la superficie del agua. Las consecuencias que esto tiene son un elevado consumo de oxígeno y su reducción en el medio acuático, con el respectivo daño al resto de especies animales y vegetales.
Plantacion de frutales
En resumen, el empleo de fertilizantes es necesario en la agricultura moderna, como aporte de nutrientes a la planta o enmendante de suelos, pero un uso abusivo y excesivo de los mismos puede provocar situaciones indeseadas en el medio ambiente como la salinización o la eutrofización de las aguas colindantes.
Redacción Ambientum
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