Proyecto Carem
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- El 12 noviembre, 2007
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Desde hace veinte años venimos escuchando hablar del proyecto Carem. Un reactor nuclear de potencia, aunque pequeño en relación con los utilizados por las grandes centrales en el mundo, incluidas las dos que aportan energía a nuestro sistema interconectado nacional.
El proyecto fue desarrollado técnicamente por la empresa rionegrina Invap, contratada por la Comisión Nacional de Energía Atómica. Es la CNEA la propietaria y como tal lleva a cabo las gestiones para concretarlo a través de un prototipo.
El Carem ha sido definido como un reactor compacto, que contiene integrados todos los sistemas en un mismo recipiente, ideado inicialmente para producir energía eléctrica o potabilizar agua para abastecer poblaciones de unos 100.000 habitantes. Teniendo en cuenta el propósito de ofrecerlo como fuente energética destinada a localidades aisladas o temporalmente incomunicadas, el diseño prevé su autoprotección en forma natural. Posteriores estudios realizados por la CNEA para optimizar los costos y producción de energía determinaron que puede llegar a triplicar su capacidad. Es decir, llevar su potencia de 100 a 300 megavatios (potencia térmica), que equivale a aumentar de 30 a 100 megavatios eléctricos, producción apta para satisfacer la demanda de ciudades medianas más importantes.
Utiliza un combustible de óxido de uranio, muy similar al que usan los reactores de las centrales de Atucha y Embalse sólo que, en el caso del Carem, enriquecido al uno o dos por ciento, y agua liviana como refrigerante.
Desestimado y hasta motivo de algún gesto burlón cuando en 1984 una misión argentina expuso el concepto en una reunión internacional de expertos realizada en Lima (Perú), la idea ha ido ganando adeptos en el mundo desarrollado en esta área.
Hace dos años, el Carem fue seleccionado entre una docena de proyectos del mayor interés a nivel mundial de reactores de esa franja de potencia, por una comisión de expertos convocada por el departamento de Energía de los EEUU.
Entre quienes han manifestado interés está el vecino Chile. Parece que necesitará de centrales nucleares en el plazo mediato. ¿Qué diremos de los peligros de la radiactividad? Nosotros tenemos un reactor (aunque experimental y de docencia) a menos de 40 km de la frontera.
Como en otros rubros, lamentablemente, nuestra propia ineficacia ha permitido que otros países que hace veinte años no manifestaban el menor interés ahora hayan pasado al frente en la investigación y diseño, y es probable que logren poner en marcha el prototipo y encabezar también la reducida nómina de proveedores mundiales antes que la CNEA e Invap.
Pero, “con suerte”, quizá todavía estemos a tiempo; aunque la construcción de un “modelo” tardaría unos seis años. Parece mucho tiempo pero no más que el que demandaría superar la crisis energética presente. Algunos expertos aseguran que el retraso en la prospección gasífera motivará que, aún teniendo éxito en el hallazgo de nuevas reservas, la entrada en producción tardará más o menos lo mismo.
El ingeniero nuclear Rubén Mazzi, coordinador del proyecto Carem en Invap, comentó algunos de sus aspectos para el Diario Digital.
– “Su diseño es completamente argentino, un concepto que desarrolló Invap y cuyas primeras líneas vienen de 1984. En esa época la mayoría de los reactores eran de gran potencia, del orden de los mil megavatios, de gran escala, para bajar los costos y demás”.
– “El proyecto es de la CNEA. Invap tiene el conocimiento para diseñarlo y construirlo; ha trabajado en la ingeniería básica del proyecto, etapa previa al de la ingeniería de detalle –a cargo de la CNEA- que es donde se especifica la construcción del reactor.
“En ingeniería básica se resuelven todos los problemas técnicos que puedan existir; se establece cómo va a ser el reactor, qué capacidad va a tener, cómo funciona, cómo son las distintas partes. A su vez, la ingeniería de detalle especifica sus componentes, conexiones, montajes, etc. El proyecto está a nivel de ingeniería básica”.
— ¿A qué tipo de mercado o regiones podría dirigirse la oferta de reactores de esta capacidad?
Mazzi: Por ser un reactor pequeño, justamente, abarca una franja de mercado que prácticamente no era tenida en cuenta por los principales países proveedores de grandes centrales nucleares, como Francia, Alemania, Estados Unidos, Inglaterra, Canadá. Nosotros siempre estamos tratando de hallar nichos de mercado donde no tengamos que competir abiertamente con aquellos que ya están instalados y, además, son países más poderosos.
En aquel momento no se había vislumbrado este mercado y nosotros nos propusimos desarrollar el Carem, que es un reactor pequeño y, por serlo, puede ser usado en lugares donde hay poco acceso por rutas, caminos, ciudades aisladas, que pueden ser industriales o donde vivan del orden de las cien mil personas…
— ¿Qué países han comenzado desarrollos parecidos?
Mazzi: Entre otros, Japón, Rusia, China y Sudáfrica, que han puesto su atención en reactores pequeños del tipo del Carem, a raíz de estudios realizados a nivel mundial del mercado que han detectado la necesidad de 30 ó 40 reactores en la franja de mediana y baja potencia.
Por supuesto que ya nadie más se ríe de esta idea, como ocurría hace veinte años.
— En realidad, podemos decir nosotros, se ríen de nuestra incapacidad para resolvernos a actuar. De vez en cuando alguna información da cuenta de este tipo de cuestiones en la prensa nacional. Por ejemplo sobre el interés manifestado por gobiernos o empresas de diversos países. ¿qué puede decirnos al respecto?
Mazzi: Así es. Incluso (en 1992) llegó a formarse una empresa binacional con Turquía para hacer varios reactores de este tipo y comercializarlos en distintas zonas del mundo. Una parte de los reactores iba a hacerse en Turquía y otra en la Argentina. Después fracasó por cuestiones de nuestros saltos económico/ políticos. Luego, también ellos tuvieron cambios de políticas y el proyecto no cuajó.
— También ¿hubo interés de Chile?
Mazzi: Chile tiene un plan, digamos una proyección energética a diez, veinte, treinta años, en el que prevén que van a necesitar centrales nucleares. Porque tienen centrales hidroeléctricas básicamente y ya les quedan pocos recursos hidroeléctricos sin explotar. Prevén, sobre la base de su crecimiento, que tienen que incorporar otras fuentes; de hecho importan gas argentino (importación expuesta a problemas en estos días). Ellos tienen reservas energéticas limitadas y la energía nuclear es una posibilidad de independizarse de la importación. (Argentina le vende también electricidad).
Hubo algunos contactos hace unos dos años, creo que con gente de la CNEA, y también vinieron acá, estuvieron viendo el proyecto, y bueno, no se consolidó ningún convenio sino un acuerdo de cooperación. Es decir que en el futuro podríamos llegar a trabajar juntos. Mostraron interés, pero la buena voluntad de las partes termina cuando el cliente o el eventual cliente quiere ver un reactor funcionando, como cualquiera que va a comprar un auto…
— ¿Ha habido otros interesados?
Mazzi: En realidad contactos ha habido muchos a lo largo de la historia del proyecto. Incluso han venido misiones de empresarios japoneses, de Mitsubishi en particular, que es un proveedor de reactores de potencia más grandes, que estaban muy interesados en el desarrollo. Pero, si bien nosotros tenemos vasta experiencia en el diseño y construcción de reactores de investigación, como el RA6 (Centro Atómico Bariloche), Egipto, Argelia, Australia, no estamos consolidados aún como diseñadores de reactores de potencia.
El principal obstáculo que encontramos cuando ofrecemos este diseño siempre pasa por la carencia de una planta de demostración; que permita corroborar que todo lo que decimos es verificable.
— El obstáculo para la CNEA ¿es la falta de fondos o alguna otra restricción?
Mazzi: En 1999 estaba en el proyecto de presupuesto nacional la asignación de fondos en un plan a cinco años para fabricar el reactor. Fue muy discutido, por supuesto; cada vez que hay un proyecto surgen oposiciones. Una cosa que tendremos que ir resolviendo como sociedad, porque ocurre siempre cuando hay un proyecto de desarrollo que puede darnos la oportunidad de ganar un mercado, mejorar nuestro nivel de vida…
— Parece que pesa más sobre los políticos la tenaz oposición de quienes defienden los intereses de las grandes empresas de los grandes países…
Mazzi: En Australia, en ocasión de que Greenpeace le hizo una demanda a la empresa que nos contrataba a nosotros por el reactor y a la autoridad regulatoria también, hubo una serie de audiencias en las que tuvieron que declarar cómo era su estructura, estatuto y demás, que las filiales tienen que mandar un porcentaje de los ingresos a la central, que está en Holanda, y tienen que seguir las políticas que le dictaminan desde la organización central.
Es decir: ninguna política local puede estar en oposición a lo que establece la central Holanda de Greenpeace. (Uno puede preguntarse) ¿a qué intereses responde, quién es el cerebro de la organización?.
Me parece sana la preocupación por el medio ambiente. Soy parte de esa preocupación. Por la actividad que uno desarrolla a veces recibe críticas, las evalúa… Muchas veces son infundadas y otras mal intencionadas. A veces por desconocimiento, otras con conocimiento pero con un objetivo: porque estas cosas, cuando no las hacemos nosotros las hace otro.
Es un conflicto de intereses, nadie cree que sea casual (…) Rara vez escucho que las organizaciones ecologistas se opongan a actividades que tengan que ver con el petróleo. Es sugestivo. Barcos petroleros que se hunden hay una vez por año y provocan desastres ecológicos. No he visto campañas en contra del transporte marítimo de petróleo.
Sí hay campañas en contra del transporte de residuos radiactivos, del procesamiento de residuos radiactivos, cuando no ha habido nunca un accidente radiactivo en barcos que transportaran residuos.
Otra gente que quiere hacer emprendimientos, desarrollos que no tienen nada que ver con la actividad nuclear o tecnológica también es afectada. Hubo una campaña en contra de la soja en la Argentina. Greenpeace hacía campaña en los supermercados, en la televisión, para que la gente no consumiera, porque ocasionaba vaya a saber qué cosa… que nunca se demostró.
— En general los cuestionamientos del ecologismo apuntan a la peligrosidad y efectos contaminantes de la energía nuclear…
Mazzi: Paradójicamente a pesar de que en las últimas décadas se puso a la energía nuclear como el cuco de todos los problemas de la ecología, -efecto invernadero, calentamiento global, capa de ozono, lluvias ácidas- ninguno de esos problemas serios que tiene el planeta en este momento puede ser, ni remotamente, atribuible a la energía nuclear. Si bien los grupos ecologistas fueron denunciando a la energía nuclear como el grave problema que tenía la humanidad, después resulta que los más graves problemas no tienen nada que ver, ni siquiera puede sospecharse que tenga que ver la energía nuclear.
— El tema de la carencia de agua en el futuro cercano es motivo de campañas internacionales. Algunos dicen que la Patagonia es un reservorio y que las potencias dominantes que un día fueron por el gas de Afganistán y luego por el petróleo de Irak un día vendrán por el agua. Podría suponerse que, de paso, se llevarán el oro de Esquel que supimos reservarles. Avisos en la tv advierten que del agua que existente en el planeta apenas el 3% es potable y del resto “sólo un porcentaje” (indeterminado) es potabilizable. ¿Serviría el Carem para paliar esta situación?
Mazzi: Se puede potabilizar toda el agua: Lo que pasa es que requiere del uso intensivo de energía. Uno puede tomar el agua salada y separar las sales; esto se puede hacer con un sistema convencional o con un sistema como éste, nuclear. La ventaja que puede tener en el caso nuclear es que es más económico; que al estar en lugares de población aislada, el volumen de combustible que requiere por año para mantener el reactor funcionando es muchísimo menor que el de una central térmica, por ejemplo. Uno podría llevar el combustible una vez por año a ese lugar y olvidarse…
Parte del calor generado por el reactor puede utilizarse para potabilizar agua ya que, precisamente, si hablamos de lugares aislados o distantes de centros de producción energética, puede existir la necesidad simultánea de electricidad y de agua potable. El Carem puede desalinizar y potabilizar agua, para uso humano o industrial.
— ¿Podría utilizarse para propulsar un barco?
Mazzi: Justamente el concepto original, histórico, vino del diseño de un reactor que se llama Otto Han y que era para aplicaciones de propulsión marina. Creo que alguna vez se construyó alguno, por lo menos a nivel prototipo. La idea de un recipiente único que contenga todo el sistema primario, los generadores de vapor, las barras de control y demás provino de ahí; pero después hubo que adaptarlo a las necesidades y usos que nosotros le dábamos. De hecho los japoneses también tienen reactores compactos, integrados, que usan en barcos transatlánticos. Ellos tienen desarrollados varios diseños de este tipo. No para la generación de energía eléctrica como es el caso del Carem. Nunca las ideas son totalmente novedosas…
— Ante la crisis energética presente suele hablarse de fuentes alternativas como el viento, el sol…
Mazzi: Está bien desarrollar energías alternativas, pero no cerrar ninguna otra. La realidad es que ningún país del mundo tiene más del 2 ó 3 por ciento de su producción en energías eólica o solar. Aun países como Dinamarca o Suecia que invierten seriamente en el desarrollo de fuentes alternativas, y eso es porque la tecnología no da por ahora como para disponer de esa energía en forma masiva. Además, comparando la energía nuclear, de combustibles e hidráulica, la energía eólica y la solar es cara.
No hay que cerrar opciones sino abrirlas todo lo que se pueda para que después nosotros o las generaciones que vengan tengan la chance de evaluar cuál es la mejor opción. La nuclear es una de las fuentes alternativas más masivas disponibles y en el país está bien desarrollada.
— Se supone que la exportación de enormes cantidades de gas natural agotará más rápido el recurso. Si no hay otro tipo de energía suficiente ¿llegará el momento de importarlo tal vez a precio mucho mayor?
Mazzi: Hay que diversificar: En el ínterin, mientras uno tiene el recurso, le produce ingreso de divisas y hay que usarlas para diversificar las opciones de energía sustitutivas a futuro. Si uno gasta todo ese ingreso, y simultáneamente el recurso, que en este caso no es renovable, cuando se extingue el gas tenemos que comprarlo afuera y sale más caro, la ecuación final es contraria a nuestros intereses.
— La comercialización de desarrollos nucleares ¿ha abierto al país otros caminos?
Mazzi: Ha permitido ingresar a otros mercados con otros productos; por ejemplo en Egipto el hecho de que hayamos vendido un reactor ha mejorado la cantidad de exportaciones tradicionales. Lo mismo pasa ahora con Australia; tenemos muy buenos contactos y vínculos a alto nivel de gobierno. Esto va ampliando la base de posibilidades económicas de la Argentina.
— ¿Cómo va ahora esta carrera que parece ser de obstáculos para el Carem?
Mazzi: De hecho los sudafricanos están desarrollando un prototipo. Está en construcción en este momento. Están más adelantados, aunque empezaron mucho después (1997/98) Tratan de ingresar el producto comercialmente en EEUU, trabajando muy seriamente. Han hecho lobby para que sea aprobado por la autoridad regulatoria de EEUU y entonces poder venderlo. Pero todavía es el único proyecto que está, si se quiere, claramente a la vanguardia de todo este sector. Japón también está bastante avanzado. No tienen prototipo pero sí avances a nivel de desarrollo y de ingeniería. También China, Rusia y Estados Unidos.
En 1999/2000 hubo un acercamiento entre la compañía Mitsubishi, la CNEA e Invap para hacer una especie de asociación para el desarrollo del Carem. Porque en ese momento ellos consideraban que estaban todavía retrasados en el conocimiento del desarrollo de estos reactores. Entonces, una forma de acortar la brecha y pasar al frente en este tipo de desarrollos era asociarse con la Argentina que podía facilitarle el acceso a esta tecnología que ya había estudiado desde hacía muchos años. Hubo conversaciones durante casi un año, después el tema se enfrió porque Argentina estaba esperando que saliera la ley de financiamiento del proyecto Carem, finalmente la partida no se aprobó y los japoneses dijeron: si la Argentina no apuesta a su desarrollo… Cuatro años después ellos siguieron avanzando y nosotros (…)
El hecho de tener prototipos funcionando a uno lo pone en un nivel de vanguardia, para el momento en que llegue la demanda. Para eso tiene que haber empezado mucho antes a desarrollarlo y a ponerlo en práctica. Esta fue un poco la historia del proyecto. El problema de los desarrollos tecnológicos es que uno tiene que anticiparse muchos años a la demanda. Porque cuando la demanda existe ya es tarde.
Una nota de Pastor Méndez
Fuente: www.invap.net
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