Posmodernidad: todo sustentable
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- El 19 julio, 2007
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En la últimas décadas se está viviendo una relevante preocupación por la cuestión ambiental, la contaminación y los problemas globales son motivo de atención de políticos, académicos y ciudadanos; extendiéndose al campo de la economía, ya que esta problemática ambiental desencadenará consecuencias negativas para el desarrollo.
Actualmente se invoca al desarrollo sustentable en el plano ambiental como para el económico, tanto en un barrio como en un documento gubernamental.
Esta problemática ambiental, genera una crisis ambiental, la cual es una crisis de la civilización y una crisis de un modelo económico, tecnológico y cultural.
En el 2004, la empresa Yorktown Technologías 1 comenzó a vender en los Estados Unidos, un pequeño pez modificado genéticamente, tropical , fluorescente. Este pez fue desarrollado originalmente en Singapur para detectar los contaminantes del agua, pues tiene la capacidad o cualidad de brillar ante la presencia de toxinas.
Me permito imaginarme, por ejemplo, el Riachuelo, iluminándose todo su curso sin otro medio que estos “simples pececitos”, producto de este capitalismo flexible posfordista y de sus avances tecnológicos científicos.
Se nos pretende mostrar que la ciencia y la tecnología está al servicio del capitalismo (en este caso los peces modificados genéticamente) permitirán “salvarnos” de la contaminación. Lo curioso, resulta, que las mismas empresas que durante años contaminaron, hoy se nos presentan como salvadoras, purificadoras del medio ambiente encargadas de mejorar la calidad de vida de los habitantes.
La relación hombre naturaleza 2 cambia continuamente de acuerdo con el nivel de crecimiento económico e innovaciones tecnológicas de la época. Esta categoría de naturaleza es una creación social, distinta en cada momento histórico, cambiante de acuerdo a cómo los hombres se relacionan con su entorno. También se determina socialmente qué se considerará Naturaleza, y que deja de serlo cuando es artificializado (Cronon, 1995).
El principal reto del comportamiento ambiental 3 consiste en saber hasta dónde llevar el hombre la transformación de la naturaleza. Este debe ser el principio rector de toda ética ambiental . Es fundamental construir culturas adaptativas, en función de una responsabilidad ambiental.
Es necesario repensar la ciencia, la filosofía y los modelos estéticos. Se debe pensar en crear una ética de comportamiento ciudadano que necesariamente tiene que ver con la manera como está entretejida la cultura tanto por la actividad económica como por la exigencias sociales y políticas.
Esta transformación exige una visión del mundo tanto filosófica como ética que se traslade al derecho normativo y que se difunda a través de los medios educativos y de comunicación social.
El concepto de ambiente implica más allá de un balance entre crecimiento económico y conservación de la naturaleza, la cultura y la participación social para construir estilos diversos de desarrollo sustentable, igualitario, descentralizado y autogestionario, capaz de satisfacer las necesidades básicas de las poblaciones, respetando su diversidad cultural y mejorando su calidad de vida (Leff, Enrique, 1999).
Todo ello implica, una transformación de los procesos productivos, los valores sociales y las relaciones de poder para construir una nueva racionalidad productiva con la gestión participativa de la ciudadanía. La racionalidad ambiental se funda así en una nueva ética que se manifiesta en comportamientos humanos en armonía con la naturaleza.
El concepto de calidad de vida está penetrando así a todas las clases sociales. Estas demandas ambientalistas trascienden a las aspiraciones por un “mejor nivel de vida”; replantean el derecho a la tierra y al trabajo, las demandas tradicionales de empleo y salario, así como la satisfacción de las necesidades básicas a través del consumo y la oferta de satisfactores de una economía de bienestar (Leff, 1998).
Por lo tanto, se debe repensar la globalidad desde la localidad del saber, arraigado en un territorio y una cultura, desde la riqueza de su heterogeneidad; desde allí reconstruir el mundo a través de un diálogo intercultural de saberes, así como de la hibridación de conocimientos científicos y saberes locales (Leff, Enrique,2002).
Esta preocupación por el medio ambiente no es más que un simple negocio que debe aprovecharse. En este tiempo, que algunos autores llaman Modernidad, me inclino hacia la Posmodernidad, es el capitalismo flexible con un modelo económico concreto –Neoliberal- disfrazado de ambientalista, sin tener en claro que se entiende por Ética ambiental, Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable.
- Según Enildo Iglesias, Siete sobre siete/ Rel-Uita. Uruguay, diciembre de 2003.
- La palabra Naturaleza ocupa un lugar central en las discusiones sobre ambiente y desarrollo en América Latin, según Gudynas Eduardo, en Ediciones Marina Vilte, Ctera.
- En La ética de la Tierra. Ética y medio ambiente, Augusto Ángel y Felipe Ángel, 2001.
Por: Lic. Miriam Giambuzzi
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