Energía nuclear y seguridad regional
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- El 11 septiembre, 2009
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¿Cuál es la situación actual del sector nucleoeléctrico a nivel mundial y en qué estado se encuentran los proyectos encarados por los países sudamericanos en esta materia?
En los últimos años, los problemas energéticos han adquirido un papel preponderante en el escenario mundial y regional, incorporándose en las agendas política, diplomática, económica, comercial y militar de los Estados. La denominada “crisis energética” y sus consecuencias en la seguridad y la defensa han convertido a la energía en un producto estratégico, en tanto constituye un recurso cuya escasez puede comprometer el logro de los intereses de cada nación, su posibilidad de desarrollo, la consolidación de sus instituciones y la oportunidad de crear y preservar sus condiciones de autonomía. Sin energía, no hay desarrollo.
Hoy en día son muchos los países que están estableciendo planes muy dinámicos para sus programas de energía nuclear, en respuesta a la explosión de la demanda y al agravamiento de las preocupaciones ambientales, que han dado lugar a un resurgimiento del interés por la producción de esta fuente energética a nivel mundial. En 2006 el Ministerio de Economía, Comercio e Industria de Japón presentó una Nueva Estrategia Energética Nacional y, paralelamente, un Plan Básico sobre Energía que constaba de tres estrategias, una de las cuales era el llamamiento a la aceptación de la energía nuclear. Por su parte, China prevé quintuplicarla para 2020 e India multiplicarla por ocho hacia 2022.
Durante el mes de febrero de este año, Italia y Suecia han anunciado el desarrollo de nuevos programas nucleares. Italia considera de nuevo esta alternativa en su planificación energética para garantizar su suministro e incrementar la competitividad de su industria. En Suecia, el gobierno ha confirmado su intención de eliminar la prohibición de construir centrales nucleares, para permitir que se pongan en marcha nuevos reactores. En el mundo hay 439 reactores que producen el 17% de la electricidad y existen otros 44 en construcción.
En Sudamérica la situación no es diferente. Luego de varios años en que los proyectos nucleares estuvieron estancados, los gobiernos de Argentina y Brasil los han reactivado y avanzan rápidamente. Brasil ha inaugurado una planta para enriquecer uranio a escala industrial y próximamente exportará uranio enriquecido. Además, en su reciente estrategia de defensa, considera al nuclear como uno de sus tres sectores estratégicos, junto al espacial y al cibernético. Brasil apuesta al desarrollo de esta tecnología completando su programa del submarino con propulsión nuclear, la nacionalización completa de su ciclo de combustible a escala industrial (con los tramos de gasificación y enriquecimiento) y la promoción de su tecnología de construcción de reactores.
Por su parte, la reactivación del plan nuclear argentino contempla la extensión de vida de la central Embalse, la construcción de una cuarta central nuclear, la reactivación de su proyecto de enriquecimiento de uranio en Pilcaniyeu, la construcción del prototipo de reactor de diseño argentino CAREM y la consolidación de su minería de uranio. Argentina y Brasil han iniciado una alianza en términos nucleares a través de la Agencia Argentino-Brasileña de Aplicaciones de Energía Nuclear (AABAEN), un organismo binacional que diseña programas de trabajo para los próximos 10 años en energía nuclear, estudios y aplicaciones médicas, industriales y de medio ambiente. La ABAEN pretende, principalmente, culminar con la construcción de la tercera central energética argentina, Atucha II, y comenzar con la edificación de Angra III, en Brasil.
La cooperación interestatal
Décadas atrás, Perú firmó un convenio marco de cooperación científica y tecnológica de las aplicaciones pacíficas de la energía nuclear con Argentina, bajo el cual este país transfirió tecnología nuclear a Perú. Así fue como se logró construir e implementar el Centro Nuclear de Huarangal, el más grande centro científico-tecnológico que tiene Perú a la fecha y que alberga al Reactor Nuclear de Potencia 10, de fabricación argentina. La Comisión de Energía y Minas del Congreso peruano ha aprobado el dictamen de la “Ley que establece las competencias de los órganos de los estados en las actividades mineras de minerales radiactivos”, y tiene en estudio el dictamen de una nueva norma que declarará de “necesidad e interés público” el desarrollo sostenible de la energía nuclear para la generación eléctrica.
Por otro lado, Brasil y Chile firmaron en 2002 un acuerdo que fue ratificado años después y que implicó la cooperación y los intercambios en diversos puntos. Los más importantes son sobre la nucleoelectricidad y sobre los criterios para licenciamientos de reactores nucleares. Además, se ha realizado un estudio de factibilidad para el desarrollo núcleo-eléctrico (informe Zanelli), en cuyo reporte final –presentado en 2007– menciona que luego de examinar la información disponible, la utilización de energía nuclear no puede descartarse.
Venezuela, pese a ser líder como productor de petróleo, ha mostrado interés en adquirir un reactor nuclear argentino, suscribiendo convenios de ayuda interinstitucional con la Comisión Nacional de Energía Atómica de Argentina (CNEA) y ha firmado acuerdos con Rusia destinados a promover la energía nuclear en diferentes áreas. Ecuador también ha firmado convenios con Rusia en el mismo sentido y Uruguay ha manifestado su interés en el tema nuclear e incluso piensa en una modificatoria de su Constitución para poder desarrollarla.
En el pasado, cada país abordaba sus asuntos energéticos de manera independiente, pero ahora es importante trabajar de manera conjunta para adoptar un conjunto global de estrategias que busquen un equilibrio entre los combustibles fósiles, la energía nuclear, las energías renovables y el ahorro energético.
La integración nuclear
La historia de la energía nuclear en la región ha demostrado que puede ser eje de proyectos de integración. Para ello, es preciso dejar atrás los prejuicios nucleares y adoptar una perspectiva estratégica amplia. No podemos evitar ya el uso de la energía nuclear como uno de los elementos de la estrategia energética regional. En 1985, Argentina y Brasil firmaron una declaración conjunta que se constituyó en la primera medida de confianza trascendente que tomaron ambos países, representó el primer paso de un exitoso proceso de eliminación de las hipótesis de conflicto y el punto de partida de la construcción de un sólido proceso de integración. Fue la primera piedra de la integración nuclear en la región.
Un proyecto de integración energético nuclear debe descansar sobre sólidas decisiones políticas y contar con una planificación para varias décadas. Una de las grandes ventajas que evitará que se desvirtúe la naturaleza del desarrollo nuclear en la región es que todos los países involucrados han suscrito el Tratado de Tatlelolco.
Hay que hacer hincapié en que las actividades de investigación, desarrollo y uso de las aplicaciones pacíficas de la energía nuclear revisten un carácter estratégico, por lo que deben ser parte fundamental de las políticas públicas de nuestros países. Puede resultar paradójico, pero debe aumentarse la concentración de tecnología para el uso pacífico de la energía nuclear si se quiere mantener una oposición firme al armamento nuclear.
Finalmente, los países con avance tecnológico en energía nuclear –como son Argentina y Brasil– deberían promover un intercambio de transferencia tecnológica que permita en el futuro compartir el desarrollo de esta fuente de energía a nivel de toda la región, teniendo como visión futura un bloque regional cohesionado, fuerte y con perspectivas de desarrollos tecnológicos de primer nivel.
Por: Rolando Paucar Járegui
físico nuclear y presidente del Instituto de Investigación para la Energía y el Desarrollo (IEDES) del Perú
Fuente: Def Digital
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