Imperialismo y pseudoecologismo
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- El 1 enero, 2000
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Noticias de Bariloche
Escribe el Ing. nuclear Jorge Magoia
He leído con interés el mesurado comentario que realizara el dr. Sancholuz en este mismo medio. En esa nota, relataba su visión de Greenpeace en sus orígenes y objetivos, y su conocimiento personal de Patrick Moore, uno de los fundadores de la organización ecologista. Esta mención es particularmente pertinente, ya que Moore ha señalado en los últimos años su profunda desilusión por la forma en la que los fanáticos y extremistas han “secuestrado” el movimiento ecologista. Moore constata que Greenpeace, hoy una poderosa organización internacional con ingresos por más de cien millones de dólares anuales, desorienta a la opinión pública con el sensacionalismo y la falta de información, perdiendo credibilidad: “Hoy el diálogo racional está siendo desalentado. El movimiento tiene muchas de las características de la juventud de Hitler”. Moore afirma que “ha llegado el momento de que la gente centrada que basa su opinión en la ciencia y la razón rescate el movimiento ecologista de los extremistas que lo han secuestrado, frecuentemente para avanzar agendas que no tienen nada que ver con la ecología. Sólo así se puede contribuir al bienestar ecológico durante el próximo siglo.” (New Scientist 25/12/99-1/1/00)
Lamentablemente la filial argentina de Greenpeace no es la excepción. En la última década hemos observado el paulatino endurecimiento de la campaña de energía de GP, llevada por sus nuevos responsables a posturas cada vez más extremas. Me refiero solamente a la parte nuclear, de la que tengo conocimiento directo. No me quiero extender abundando sobre la valiosa defensa de las ballenas, la certera pero llamativamente apocada y tímida concientización sobre riesgos petroleros, o sobre la campaña contra alimentos transgénicos sin fundamento científico (sería ingenuo ignorar las feroces batallas comerciales existente en estas áreas…). Existen valiosas iniciativas ecologistas que tienen todo nuestro apoyo y colaboracion. Pero se puede decir que algunas personas, en algunas de las áreas en las que trabaja Greenpeace, han traicionado tanto el espíritu original del movimiento, como a sus miles de socios. Se desprestigia así la labor seria y callada de la mayoría de los ecologistas.
Es cierto que un grupo importante pero minoritario de organizaciones han acompañado el reclamo de Greenpeace y la Funam (sin duda muchas engañadas en su buena fe). Las ausencias en esa lista son tanto o mas significativas que las presencias. Pero han sido Funam y Greenpeace (a través de sus filiales argentina, francesa y australiana) las que han intentado obstaculizar internacionalmente la adjudicación australiana, favoreciendo a nuestros competidores. Es llamativa la coincidencia de argumentos con la que nuestros competidores del primer mundo y nuestros antinucleares vernáculos atacan los éxitos comerciales argentinos.
El éxito en la transparente y prolija licitación australiana, fue un logro tanto de los cientos de trabajadores involucrados en el trabajo nuclear, como de una importante parte de la comunidad barilochense que participa con distintas provisiones en estos éxitos internacionales. Los responsables de esta campaña antinuclear difunden falsedades y tergiversaciones con total ligereza y desprecio no sólo por esas familias, sino también por los miles de desocupados y afectados por la crisis económica, que se benefician con esta venta (los estudios económicos muestran la fundamental importancia de la actividad nuclear en el PBI de Bariloche). Estos activistas parecen inmunes al sufrimiento de tanta gente, y nos duele particularmente a los trabajadores la agresividad con la que se nos ataca y se desinforma.
Así, es necesario hoy reafirmar lo obvio: nadie intenta violar la Constitucion. Una breve investigación de la información públicamente disponible, demuestra lo falaz de toda la lista de acusaciones, desde la FALSA aseveración de que el Acuerdo con Australia obliga a nuestro país a procesar combustible nuclear, hasta los disparatados fantasmas de supuestos riesgos, sin ningún asidero médico.
Ha señalado un opositor al acuerdo con Australia, que no se debe dar por sentado que el conocimiento y difusión de la verdad sobre este tema, necesariamente llevará a defender la posición de INVAP. Es así; pero si los opositores tienen confianza en sus argumentos, ¿por qué colaboran en la difusión de verdaderos disparates, como el vergonzoso montaje puesto en pantalla por PundoDoc el pasado domingo 9 de junio? ¿Por qué no dejan que la población conozca la verdad y opine por sí misma?
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